Más de uno sabe de mi enfermedad 5S, física y digital. Es una enfermedad por la cual ves el mundo en un constante caos que difícilmente puedes soportar. Necesitas que tu entorno contenga sólo aquello que te hace falta, que eso que te hace falta esté ubicado e identificado y que este tinglado se mantenga en el tiempo. Imagínate eso referido a la información. ¿Ciencia ficción? En buena parte, no os queda duda. No obstante, hay mucha gente persiguiendo esto. Podéis mirar en Euskalit, por ejemplo, con su potente grupo de facilitadores 5S.
Y fíjate que yo aquí estudiando francés me encuentro con un dilema. Me dicen que tengo que decidir si una frase muestra «oposición» o «concesión». La frase, del poeta francés Paul Caudel, dice así: «Si l’ordre est le plaisir de la raison, le désordre est la délice de l’imagination» (Si el orden es el placer de la razón, el desorden es la delicia de la imaginación).
Mira por donde poetas y gurús del managemente dicen lo mismo. Toma paradoja; me gusta el orden y el desorden. Y, cada vez lo tengo más claro, las organizaciones tienen que provocar orden y desorden. Si sólo hay orden somos adultos, pero ¿sólo debemos ser adultos? Eric Berne ya hace mucho tiempo habló del yo padre, yo adulto y yo niño. ¿Será que las paradojas se convierten en triángulos y hay que provocar tres formas en paralelo para liarlo todo más? Menudo lío.