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09 Helechosa de los Montes – Saceruela #Transtoledana #MTB – Consultoría artesana en red

09 Helechosa de los Montes – Saceruela #Transtoledana #MTB

by Julen

Strava: https://strava.app.link/4Csr6l4srIb

La tarde se quedó… ¡preciosa! Al menos a partir de las seis. Hasta entonces seguimos jugando con pequeños chaparrones de vez en cuando. Terminé de escribir la crónica de la octava etapa y salí a dar una vuelta por la zona que da al embalse. Está acondicionada con un sencillo paseo embaldosado que, a esas horas, permite disfrutar de estampas idílicas con los últimos rayos del sol proporcionando una espectacular intensidad cromática al entorno. En esta época eso significa verdes intensos.

Por segundo día consecutivo cenamos en el bar de la plaza. No habría más de 15 o 20 personas, pero es evidente que se bastaban y sobraban para mantener con dignidad el impresionante estándar decibélico. Yo grito y tú más.

Si ayer fue caldereta de venado hoy han tocado unas carrilleras al tomillo. Muy ricas, la verdad. Precio fijo: 14 euros. Como la caldereta. Tras un cafelito, me vuelvo para nuestros aposentos y Alberto se queda a sufrir con el Athletic Club de Bilbao jugando contra el Real Madrid. No ha ido bien la cosa.

En esta novena jornada pasamos de Extremadura a Castilla-La Mancha, de la provincia de Badajoz a la de Ciudad Real. Acostumbrados a las distancias cortas allá en Euskadi, aquí sorprenden los 242 kilómetros que Google Maps muestra como mejor ruta para irse desde Helechosa hasta la capital de la provincia, Badajoz. Bueno, nosotros a lo nuestro, pedaleando bajo la lluvia, con Gene Kelly, Donald O’Connor y Debbie Reynolds… perdón, perdón, con Alberto y Julen como protagonistas estelares.

De nuevo nos desviamos del track original de Alfredo Bravo y su Transtoledana. Cuestión de disponibilidad de alojamiento, como quizá puedas intuir. Pero si en su día busqué esta alternativa de Saceruela como final de etapa es porque tiene su vínculo con Guadalupe: en este pueblo comienza el Camino del Sácer, uno de los doce caminos históricos a Guadalupe, con una longitud de 114 kilómetros, si bien en la actualidad formaría parte del Camino de Guadalupe de Levante.

A eso de las siete y media fichamos de nuevo en el bar de la plaza para desayunar. Aún es de noche. Allí está reunida una buena colección de lugareños antes de irse a trabajar (supongo). La típica ingesta matutina de reconstituyente etílico y a por la faena. Nos metemos unas tostadas de pan con aceite entretenidas con unas lonchas de jamón serrano. ¿Fuera? Llueve, ¡qué pregunta a estas alturas de ruta!

Decidimos rodar por la carretera que va a Villarta de los Montes y que pinta muy agradable. El asfalto está perfecto. Enseguida cogemos vistas al pantano. Como en días anteriores, de la ladera de los montes baja mucha agua que, a veces, forma bonitas cascadas.

Cruzamos el pantano y comienzan un par de subidas muy llevaderas. Apenas llueve. Aunque el cielo está amenazante, se pedalea muy a gusto. Eso sí, hace fresco. Dejamos el desvío a Bohonal y continuamos ascendiendo. Desde la cima enseguida se divisa el puente por el que cruzaremos el pantano y detrás, ya metida en el monte, Villarta.

Venir por carretera a Villarta me permitía comprobar si se veía el puente medieval de la Mesta, que quedó oculto, anegado por las aguas del pantano. Pues va a ser que no. Las lluvias recientes han elevado el nivel y ahí yace, sumergido por el supuesto progreso. Hola. En otra ocasión en que te vea, te saludo de nuevo.

Tras 31 kilómetros de ruta llegamos a Villarta de los Montes, una urbe que hoy acoge a unos 400 habitantes. Sí, lo has adivinado: antes fueron muchos más. Hasta pasar de los 2.000, pero eran otros tiempos. El pueblo estaba muy vinculado a la Mesta.

Sobre el puente medieval de la Mesta, construido a mediados del siglo XIV, circulaba el mayor número de ganados de toda España, al constituir la puerta principal de entrada a los pastos de invierno de Extremadura para las ovejas de Castilla y León, procedentes de la cañada segoviana. Se trata de una construcción de mampostería y ladrillo, de factura gótico-mudéjar, con más de 225 metros de longitud, compuesto por 16 arcos principales de diferentes proporciones y modelos, la mayoría apuntados, de gran luz y con estribos cilíndricos.

Como decía antes, para verlo necesitas que la sequía vacíe el embalse de Cijara, porque allí quedó sumergida la historia.

Puente de la Mesta. Fuente: https://caminosdecultura.blogspot.com/

Desde el actual puente sobre el pantano comienza una subida que hacemos en dos tramos, primero hasta Villarta, donde paramos para beber y comer algo, y luego el resto hasta dar con una carretera nacional. Al poco de salir de Villarta el tiempo se pone feo y comienza, cómo no, a llover. Luego de coronar el puerto se pone no ya feo, sino peor aún. Diluvia. Durante un tramo hasta nos graniza. No pasa nada. Estamos aquí porque queremos.

Pedaleamos entre pinares hasta conectar con una carretera más ancha que viene de Puebla de Don Rodrigo, el que hubiera sido final «natural» de esta etapa, pero donde no hemos encontrado alojamiento para dos velocipedistas. Los pinares han visto pasar a dos almas en pena.

Nos espera otro buen trecho hasta llegar a Agudo, a 18 kilómetros. Pedaleamos por una carretera nacional, pero como si no lo fuera porque el tráfico es muy escaso. Un cartel nos dice que Badajoz ya solo queda a 204 kilómetros. ¿Qué? ¿Nos animamos a tomar algo y volvemos? Nada más pasar el cartel indicador entramos, efectivamente, en la provincia de Badajoz de nuevo. Mira que es grande la condenada, como decía antes.

Un coche con una pareja bastante mayor se para y nos preguntan. Van con su mapa de papel y parece que se han perdido. Google Maps no llega a todos los rincones, ya veis. Al final, se dan la vuelta.

Venga, tira millas para Agudo, nuestro siguiente pueblo de la ruta. Genial, el tiempo mejora y hace sol. ¿Genial? Ventarrón en contra. Así por lo menos se seca algo la ropa.

Entramos en Agudo y subimos hasta la Plaza España. Nuevo avituallamiento, sólido y líquido. Departimos con la gente del bar en el que estamos. El camarero nos dice que mejor no vayamos por el Camino del Sácer, ya que está muy perjudicado con las últimas lluvias, sino que cojamos una carretera más adelante, a la altura de Valdemanco del Esteras. Vale, tomamos nota.

O sea, que nos vamos por el Camino del Sácer. Nada de hacer caso a la sabiduría local. No llevamos ni dos kilómetros y ¡media vuelta! Tras algunos tramos previos donde ya se veía mucha agua, nos enfrentamos a un vadeo que… queda para otra ocasión.

Vamos a hacer caso al colega del bar. Solo hay un problema. Compruébalo con la foto siguiente. Sí, carretera cortada.

¿Qué hacemos? Llamo a la casa rural de Saceruela y me dicen que mejor no nos arriesguemos, que vayamos a Almadén y luego de allí a Saceruela. La broma nos llevaría la etapa a unos 140 kilómetros. Quizá excesivo, ¿no? Finalmente decidimos obviar la señal de carretera cortada y esperar que, ya que el día ha mejorado y hace sol, el nivel de los arroyos y riachuelos, haya descendido.

Al de poco de pedalear por la carretera «cortada» vemos un coche que viene de frente. Le paramos y le preguntamos si viene de Saceruela. Nos dice que sí, que no hay problema, que el río Esteras ya ha bajado de caudal y que se puede cruzar el puente. Fantástico, subidón de energía. Entre la buena noticia, el sol, el viento a favor y un terreno entretenido entre la dehesa, este tramo final lo disfrutamos de verdad.

Enlazamos con la vía del Sácer, que está señalizada como Camino de Guadalupe (es el que viene de Levante). Por ahí deberíamos de haber venido, por el Camino del Sácer, si bien, eso sí, en sentido contrario al de la peregrinación a Guadalupe. Sin embargo, las circunstancias mandan. Conste que el camino tiene historia detrás.

La primera peregrinación a Guadalupe conocida a través de este camino fue realizada por el rey Enrique IV de Castilla en 1463. Se sabe que partió de Saceruela aunque no hay forma de conocer a ciencia cierta si el recorrido fue exactamente el mismo que sigue la ruta actual. El rey fue acompañado por Pedro Girón. A su paso concedió a la localidad de Saceruela la independencia respecto a la vecina Piedrabuena.

Ya muy cerca del pueblo nos desviamos un momento hasta un puente romano de los siglos XII-XIV que fue construido por el Real Concejo de la Mesta para el paso de ganado. Aprovechaba la antigua vía romana de Toledo a Sevilla. El puente, según parece, era un lugar en el que las corcheras (gentilicio coloquial de la gente de Saceruela) lavaban las ropas de los difuntos. En vez de hacerlo en el lavadero del pueblo, se venían hasta aquí. Por eso al puente se le conoce como «Puente de los Muertos».

En fin, etapa larga, de nuevo íntegra por carretera debido a las lluvias. Mañana nos toca la décima, desde aquí hasta El Robledo. Otra vez a mirar por dónde ir por aquello del diluvio. Hoy hemos disfrutado, de nuevo, de una versión mejorada de Pedaleando en la lluvia.

Kilómetros totales hasta esta etapa: 529,97.

Metros de desnivel acumulado hasta esta etapa: 9.465.

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Fotografías de la ruta.

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