Una reflexión sobre competencias digitales: Ikanos (I)

Quienes pasáis por aquí de vez en cuando ya sabéis que estudié Psicología. Quizá también sepáis que hice el doctorado en Empresariales, con una tesis doctoral relacionada con la innovación que procede de las personas usuarias. Y un tercer dato: mi actividad profesional fluctúa entre la actividad universitaria y la de consultoría. Comento lo anterior para que entendáis que lo que pretendo escribir (en más de un artículo) sobre las competencias digitales viene de un tipo que no es «informático» ni mucho menos. Vamos, que tengo, lógicamente, mis grandes lagunas desde un punto de vista técnico.

Hoy en día aquí, en esta parte del sur de Islandia donde vivimos, existe un programa «oficial» con ayudas públicas de por medio, para facilitar el avance en la adquisición de competencias digitales. Se trata de Ikanos.

Ikanos es una iniciativa del Gobierno Vasco para dar a conocer las competencias digitales, lograr que sean tenidas en cuenta y facilitar su progreso y acreditación a toda la sociedad.

El modelo Ikanos dibuja un proceso de mejora con una hoja de ruta personalizada para dar pasos sobre objetivos pegados a la realidad y apoyados en herramientas muy prácticas, sobre la base del marco conceptual DigComp de la Comisión Europea.

El programa se canaliza a través de «16 empresas consultoras, que han sido adjudicatarias del Acuerdo Marco para la prestación de servicios de implantación de un sistema de «Competencias Digitales Profesionales» en las empresas de la CAPV» (lo copio de un correo que me ha llegado). En mi caso colaboro con una de ellas, Aiara Valley, de la mano de la relación que desde hace años mantengo con un compañero aprendiz donde los haya: Venan Llona. Hemos compartido muchos kilómetros juntos en diferentes batallas, incluidas las 5S digitales (5SD). Comento esto último porque es evidente que existe un puente entre Ikanos y las 5SD. Por supuesto, son enfoques diferentes, pero comparten, de alguna manera, un norte común.

En este primer artículo (como digo, espero que vengan más), quería, sin más, presentar el programa e incidir en un elemento que, para mí, es el principal que justifica todo este andamiaje. Enseguida lo explico.

En la convocatoria de 2022 ya ha habido un buen número de organizaciones de un amplio abanico de sectores que han realizado el diagnóstico de competencias digitales. La metodología del modelo Ikanos, desde mi punto de vista, está ya bastante consolidada. Por supuesto, siempre debe mantenerse en evolución, porque el suelo tecnológico se mueve todos los días. Así pues, o actualizas la metodología o date por muerto. Las organizaciones que llevan a cabo el diagnóstico quedan acreditadas con el sello Ikanos.

No voy a explicar mucho más desde la perspectiva teórica porque para eso esta la web y sus recursos. Lo que sí decía antes y es con lo quiero terminar este primer artículo es lo que, para mí, justifica esta iniciativa: necesitamos un aprendizaje crítico. Las competencias digitales no son «planas», no pueden adquirirse al margen de un modelo de persona y sociedad que traen consigo. Adquirir competencias digitales es, en sí, un acto político en el sentido más noble del término. Conlleva unas implicaciones éticas que cada vez tienen más peso. La tecnología es ideología.

Ser competente tecnológicamente obliga a desplegar elevadas dosis de asertividad. Sí, hay que saber, también, decir que no a ciertas propuestas. Vale, a otras hay que decir que sí. Pero no es un aprendizaje solo de herramientas. Hace ya tiempo que pasamos pantalla. Ahora estamos en otro momento del juego. Ser competente digitalmente nos posiciona frente al mundo de una determinada manera. Ikanos y cualquier otro modelo de competencias digitales tienen que tenerlo en cuenta.

Aprender. Sí, desde luego. Pero para qué y con qué implicaciones éticas. No podemos caer en una visión tecnologicista. Estamos ante una balanza en la que hay elementos positivos y negativos. Pensamiento crítico, por favor, pensamiento crítico.