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17 Lisboa – Coruche #KostaMTB – Consultoría artesana en red

17 Lisboa – Coruche #KostaMTB

by Julen

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Lisboa es mucha Lisboa. Si estás de paso, como yo, se te presenta el problema de qué hacer con unas pocas horas disponibles. La elección era bastante simple: acercarse poco a poco desde el hotel hasta la Praça do Comércio y dejarse llevar por un callejeo sin rumbo fijo. La ciudad de las siete colinas, asentada sobre terreno volcánico, es un destino turístico de primer orden. Así que me he mezclado con las hordas de turistas que han decidido que merecía la pena pasar por aquí un 31 de julio de dos mil veintidós, por más señas, San Exuperio de Bayeux, entre otros. Nada, a mezclarse con la marabunta y ojo con la cartera.

Quizá me esté volviendo demasiado intolerante con las ciudades turísticas. Creo que esto se nos ha ido de las manos. La transformación de una ciudad en turística es empobrecedora. ¿Quién quiere vivir en un sitio así, consagrado al peor de los gustos y asediado por gente a la que nos da por hacer las mismas cosas porque eso es lo que tenemos que hacer como turistas que somos? Venga, a la cola para el elevador de Santa Justa. Venga, una mesa en Rua Augusta. Venga, a coger el tranvía.

Ya comentaba ayer el despropósito con los patinetes eléctricos. Están literalmente tirados por todas partes. Lisboa está sucia, muy sucia. A lo mejor es parte del encanto. No sé. Los tranvías son bien coquetos, sus colinas dan mucho juego, el Tajo está inmenso ahí abajo y los empedrados aguantan como pueden el paso de los años. Pero eso no puede ocultar que este modelo turístico está haciendo mucho daño. Me callo y me voy a lo mío, a dar pedales.

La ruta de hoy comenzaba por acercarse a la terminal de ferry de Terreiro do Paço, al lado mismo de la Praça do Comércio, desde donde salen los barcos que cruzan el Tajo. El puente 25 de abril no es para medios de locomoción impulsados por la fuerza humana. Toca coger el ferry, ni tan mal. Hay dos líneas que parten de esta terminal, unos que van a Montijo y otros, más frecuentes, que se dirigen hasta Barreiro, mi destino (luego he caído en la cuenta de que hubiera sido mejor ir a Montijo). Es un trayecto agradable, de casi media hora. Desde el hotel me he venido pedaleando por el barrio de Alfama, ese que creo que todos conocemos si alguna vez hemos pisado Lisboa. Era primerísima hora de la mañana y el paseo por el barrio del fado ha sido realmente agradable. Parar un rato en el mirador de Portas de Sol y en el de Santa Lucía y que los tengas para ti solo no tiene precio.

Así pues, en el ferry de las 6:20 ya salíamos hacia Barreiro. Un pequeño lío para sacar el billete ha hecho que a punto estuviera de perder ese barco. Bueno, el siguiente era a las 6:40. Tampoco era un drama. El caso es que nada de sacar «un» billete. Tienes que sacar la típica tarjeta de transporte y cargarla con dinero para luego ir descontando según el uso. El lío es que había dos tipos de tarjeta, zapping y vía viagem (adivina tú qué quieren decir esos nombres). Menos mal que había humanos alrededor a quienes preguntar.

Llegado al otro lado del Tajo, me ha costado un poco desprenderme del tráfico intenso de esta primera hora del día. Tras unos cuantos kilómetros un tanto estresantes, por fin hemos dado con un cambio radical de paisaje y mucha más tranquilidad. Y es que enseguida ha aparecido la dehesa, con sus fincas de ganadería extensiva y, cómo no, con sus alcornoques. Ahí andaban de faena desnudando a los árboles de su coraza.

Aunque el día estaba también brumoso a primera hora, en cuanto se ha despejado he sido consciente del cambio en la escala de calor que me va a acompañar estos cuatro últimos días. En Coruche, mi fin de etapa, están previstos 41 graditos para hoy. Así pues, si no quiero sufrir lo mío, mejor aprieto y cuanto antes llegue, eso que gano. Por cierto, el propietario del alojamiento me ha mandado un mensaje a eso de las once de la mañana para decirme que la habitación estaba ya preparada. Tupendo.

Las carreteras que sigo alternan tramos de alcornoques, pinos y eucaliptus con campos de cultivo. Se ve también alguna explotación de cerdos. Nada que ver con la gran urbe de la desembocadura del Tajo. La ruralidad sobrevive a media hora en coche de los patinetes eléctricos.

Tras un par de paradas en Canha y en Biscainho para meter líquidos, llego por fin al valle del río Sorraia. Me separo de la carretera para entrar a Coruche por una pista que deja los arrozales a la derecha, ahora mismo de un verde rabioso.

La pista es arenosa y con suelo corrugado. Cómo molesta este tipo de firme. Ya en el pueblo me acerco hasta una terraza junto a una zona de baño en el río. El aire, aunque se agradece, es caliente. Nos apañamos con una tosta mista y ya para cenar miraremos algún arroz.

Bueno, mañana os explico algo más de este pueblo que vive pegado a sus alcornoques y sus arrozales.

Kilómetros totales hasta esta etapa: 1.569,43.

Metros de desnivel acumulado hasta esta etapa: 18.621.

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📷 Fotografías de la ruta cargadas en el álbum de Flickr.

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1 comentario

03 Sacecorbo – Armallones #EspañaVaciadaMTB – Consultoría artesana en red 04/04/2023 - 17:14

[…] si te acercas al mirador de Zaorejas sobre un Tajo que recorre por aquí sus primeros kilómetros. El verano pasado lo cruzamos con la bici a bordo de un barco junto a su desembocadura en Lisboa; hoy lo hacemos muy cerca de su […]

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