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11 Viana do Castelo – Oporto #KostaMTB – Consultoría artesana en red

11 Viana do Castelo – Oporto #KostaMTB

by Julen

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Viana do Castelo se veía animada. Supongo que mucha gente se habría venido de Galicia a pasar el día aprovechando que era festivo. Estoy alojado en la pensión O Laranjeira. Otro sitio para recomendar, con la sencillez de lo auténtico, pero con una renovación en la que las alusiones a la tradición son evidentes. A la entrada puedes echar un vistazo a fotografías y textos para entender de dónde han venido. Muy bien traído, de verdad. Y además, está en el centro centro.

Al recorrer algunas de las calles del centro histórico siempre se llega a la Praça da República, el corazón de la ciudad. Allí se encuentran el edificio de la Misericordia y el chafariz, ambos del siglo XVI, así como la antigua Casa consistorial. No muy lejos se encuentra la Catedral o Iglesia principal, de estilo románico.

El pueblo queda en la desembocadura del río Lima y si hay una imagen emblemática de la ciudad es la del Santuario de Santa Luzia. Si vas a pasar una tarde, como hice yo, creo que merece la pena cogerse el funicular para subir hasta allí. Las vistas merecen la pena: la desembocadura del río y sus dos puentes, la costa hacia el norte, con más roca, y hacia el sur, con espectaculares playas de arena blanca. Además, la cúpula del santuario, de una dimensión considerable, tiene su aquel.

No obstante, hay otra referencia que hay que citar aquí en Viana: la pesca del bacalao. De ello da fe el Gil Eannes, un barco atracado en el puerto que surcó aguas de Terranova y Groenlandia con funciones de hospital para dar apoyo a quienes faenaban durante meses por aquellas latitudes. Como sería de dura esa vida.

La tarde me da para, además de subir a Santa Luzia, callejear por el centro. Frente a la pensión, veo cómo se hace una cola bien hermosa en la Pastelaria Cafetaria Natário. Hay que investigar. Parece que la razón tiene que ver, sobre todo, con sus bolas de Berlim. Según parece, esta pastelaria elabora las mejores berlinesas de todo Portugal. Reconozco que no tuve la paciencia de aguantar la cola, pero ahí queda el dato. Si andas por aquí y, como yo, te van los dulces, ya sabes que cuentas con esta opción.

Bueno, pasamos página y nos ponemos ya en modo crónica de la ruta. Madrugar nos obsequia con unas luces preciosas. Hay que cruzar el puente en dirección sur.

Hoy es la primera etapa al completo en Portugal. Una hora menos, como en Canarias. Si, en general, las etapas hasta ahora habían presentado unos desniveles acumulados considerables, la entrada en tierras lusitanas modifica la rutina. La costa es mucho más rectilínea, no hay que hacer kilómetros y kilómetros al capricho de entrantes y salientes de mar. Todo es más sencillo. Nada de perder la orientación: a la izquierda el interior, a la derecha el Atlántico.

¿Todo es más sencillo? A partir del kilómetro cuatro el track se mete por una zona de dunas. Son tres kilómetros en total en los que hago más rato a pie que en bici. Me voy entreteniendo con las trampas del camino. A veces se trata de un verdadero túnel vegetal que se abre paso entre el bosque pegado al mar.

Pensaba que era el Camino Portugués, pero me entra la duda. De hecho, más adelante a veces sé que estoy sobre el trazado oficial porque hay carteles indicadores de la «Ecovía Litoral Norte». Pero de la misma forma en que aparecen, luego me veo de nuevo en tramos arenosos que obligan otra vez a echar el pie a tierra en múltiples ocasiones y que me hacen dudar de si realmente estoy pedaleando por esa «ecovía».

En gran parte seguimos, se supone, el trazado de la Eurovelo 1, que en Portugal se pega a la costa desde Vila Real de Santo Antonio, frente a Ayamonte, (donde comenzamos hace unos años nuestra ruta por el Algarve) hasta la frontera con Galicia. En nuestra ruta hacia Lisboa nos quedan, por tanto, unos cuantos kilómetros de Eurovelo 1.

Luego de ese primer tramo por dunas y caminos arenosos, Esposende aparece como la primera gran población que nos echamos a los pedales. Claro que más aún lo es Póvoa de Varzim. En esta época ambos enclaves se ven saturados de turistas de sol y playa. Las marabuntas estivales no son lo mío. Así pues, tiro millas.

Ya casi donde termina Póvoa, junto a la Capela de Nossa Senhora da Guia, paro un rato para comer la típica tosta mista y una Coca-Cola. Es un chiringuito de playa en el que atiende una chica. Su hermano pequeño, que anda enganchado con un videojuego en el móvil, no calla. Él solo y su móvil: vaya cotorra el nene. Pues allí pasamos un buen rato, embargado por la pereza del calorcito estival, a la sombra y con una brisa agradable.

Seguimos pegados a las playas. Han construido kilómetros y kilómetros de pasos elevados de madera, algunos ya bastante deteriorados, la verdad. A veces los prohíben a las bicis, otras no. Y seguimos cruzándonos con peregrinos, ahora más esporádicamente, pero ahí están.

La entrada a Oporto la hago por Matosinhos. Érase una vez una playa y su central eléctrica al lado. Chimeneas, para qué os quiero. Playa con un particular skyline.

En Oporto terminé la TransIberia en 2016, hace ya seis años. Pedaleé desde Sagunto hasta Oporto siguiendo el trazado que Antonio Maíllo diseñó y que publicó en su libro editado por Desnivel. Esta vez no vengo del este sino del norte. Hago el mismo camino que entonces, pero en dirección contraria. Si en aquella ocasión acompañé al Duero hasta su desembocadura, esta vez me sale al paso precisamente donde vierte sus aguas al Océano Atlántico. La sensación en Oporto, la misma de entonces: una marabunta. Coches, gente, bullicio, obras. Un follón. Mañana os cuento más.

Kilómetros totales hasta esta etapa: 997,46.

Metros de desnivel acumulado hasta esta etapa: 14.310.

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📷 Fotografías de la ruta cargadas en el álbum de Flickr.

📚 Lee todos los artículos relacionados con esta ruta.

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2 comentarios

Isabel 05/08/2022 - 11:35

Qué bonita historia debe tener tras de sí el Gil Eannes…

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Julen 05/08/2022 - 16:20

Pues sí, tiempos duros aquellos de pasar temporadas largas en mares tan alejados y fríos.

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