Mañana comenzamos a pedalear #BajoEbroMTB

by Julen

Sí, ya estamos salivando. Mañana empieza lo bueno. Nos esperan 16.000 metros de desnivel y algo más de 1.000 kilómetros. La ruta juguetea entre Cataluña, Aragón y la Comunidad Valenciana. Comienza en el interior, se pega a la costa y luego vuelve a tomar distancia del Mediterráneo. Para allá nos vamos.

Durante los primeros días de la ruta tendremos libro de cabecera: La montaña sagrada, de Jason Webster. Qué mejor forma de entender lo que nos espera.

Hasta ahora, solo una parte relativamente pequeña del litoral castellonense ha sido urbanizado con vistas al turismo, pero muy pocas personas se aventuran en las montañas mágicas que hay detrás de las fábricas de cerámica que limitan las playas. Si ibas más allá, te encontrabas pueblecitos encaramados en las colinas, monasterios ocultos, densos pinares. Todo un mundo de mitos y leyendas, de caballeros medievales y estrafalarias sectas heréticas; el último refugio de los cátaros y corazón de misteriosas leyendas.

La región asemeja un laberinto de condados y feudos antiguos, cada cual con su propio carácter y dialecto, ambos reforzados por las malas comunicaciones y la escabrosidad del terreno. El eje central de la región es el Penyagolosa, la cumbre más alta de la provincia. […] Su mellada cumbre (tres picos, como una corona) está acuchillada lateralmente por un depósito de arcilla roja emparedado entre capas de caliza clara. Visto desde ciertos ángulos, el Penyagolosa puede recordar un halcón alzando el vuelo; confiriendo a la región su encant especial, su atractivo mágico.

Nosotros, como os decía, pedaleamos en parte por allí, por el Maestrazgo, cuyo nombre procede de la reconquista a los moros en el siglo XIII. El rey Jaime I entregó el territorio a dos órdenes de caballeros: los templarios y los hospitalarios. Y como quiera que a los jefes de esas órdenes se les denominaba «maestres», de ahí el nombre. Desde entonces la zona conoció mejores y peores tiempos. Ya en el siglo XX, el drama de la despoblación la asoló, sobre todo en los años 50 y 60. Despoblación, triste realidad.

Hoy ha sido un día bien aprovechado. A primera hora tenía que impartir una clase online en el Máster de Gestión del Deporte de la UPV/EHU. Han sido un par de horas para explicar lo que trabajé durante mi tesis doctoral alrededor de la comunidad de usuarios de la Orbea Oiz. Defendí la tesis hace ya casi cuatro años, pero esa comunidad sigue en pie. Es tremendo cómo, sin intervención alguna de la marca, los usuarios continúan sus conversaciones alrededor de la bici. Por supuesto, eso no es fácil de ver. Van ya más de 106.000 mensajes en un hilo de discusión albergado en ForoMTB. Materia prima desde luego que no faltaba para intentar comprender el rol de las personas usuarias en el caso concreto de la bicicleta de montaña. Pues así hemos empezado el día.

A las 11 terminábamos la clase y cogíamos el coche. Ayer había dejado la bici ya dentro y solo hemos tenido que meter la de Alberto para salir hacia L’Espluga de Francolí, desde donde mañana comenzamos la ruta #BajoEbroMTB. Han sido algo más de cuatro horas de viaje para ir charlando del bien y del mal, de a ver qué tal, de cómo se portará el tiempo, de seguro que lo pasamos bien y otros chutes de dopamina de garrafón. Ah, y de trabajo, también de trabajo.

Pernoctar en L’Espluga tenía una razón: visitar el Monasterio de Poblet, uno de los tres que componen la Ruta del Císter y prototipo de abadía cisterciense. Estamos en la comarca de la Cuenca de Barberá, en la Tarragona interior. Su auge tuvo lugar allá por el siglo XIV, mientras que las horas bajas le llegaron con la famosa desamortización de Mendizábal. Es Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, un mérito que comparte con los de Guadalupe, El Escorial, San Millán de Yuso y San Millán de Suso. Ojo, que lo mismo es pregunta de Trivial.

Decidimos dirigirnos directamente dirigirnos al monasterio, que quedaba a apenas kilómetro y medio. Detrás se veían las montañas de Prades, que nosotros pedalearemos en la primera parte de la etapa de mañana. Que eligieran este lugar para ubicar el monasterio tenía que ver con tres condiciones básicas: aislamiento, agua abundante y un extenso entorno para la agricultura. Por tanto, manos a la obra, que no te entre la pereza.

Me pones aquí una puertita de entrada con arco de medio punto y un poco más allá vamos a hacer un segundo recinto, que se note que hay nivel. No se te olviden un buen pozo, abrevadero y conducciones de agua en condiciones. Capillas, ya veremos, pero no quiero que me escatimes en retablos, ¿de acuerdo? De lo bueno, lo mejor, en piedra de primera calidad. Y ya puestos, una placita mayor no estaría mal. Así, cogemos perspectiva de la iglesia. Porque, claro, la iglesia es la iglesia. Y antes de que me lo preguntes: me pones también una hospedería, un par de palacios abaciales y un hospital de pobres. ¿Te va quedando claro? Aunque, no sé, no sé, mejor añades un poco de mortero, que seguro que te sobra, y me haces un tercer reciento con otra iglesia que reluzca entre un par de buenos murallones. Ay, qué cansancio. En fin, venga, que no tenemos tres siglos para terminar el monasterio.

Será por dependencias a visitar. Hace falta su tiempo. Solo con la iglesia principal te puedes pasar un buen rato: el retablo de Damián Forment en alabastro detrás del altar románico, la sacristía, el claustro principal y otros menores… En fin, que no falta dónde poner el ojo, sin olvidarnos del palacio del rey Martín I de Aragón el Humano, al que llamaban así por su gran pasión por las humanidades y los libros. Como el Emérito. Por lo que me toca, sello mi carnet 6T Ruta del Císter —»tarjeta de paso del itinerario de La Ruta del Císter GR®175 y un bonito recuerdo»— para dejar constancia de la visita y optar, con otros cinco más, al diploma oficial.

Una vez sellado, se puede enviar escaneado por ambas caras con los datos personales, el NIF y el número de teléfono móvil por correo electrónico a info@larutadelcister.info, y recibirá mediante notificación electrónica el DIPLOMA 6T que acredita que ha realizado La Ruta del Cister a pie o en BTT.

En fin, que tras visitar el Monasterio de Poblet, hemos hecho nuestras oraciones y nos hemos encomendado a Santa Biela, Santa Altimetría y San Desarrollo de los Carbonos para que nos protejan durante la ruta. Tras hacer la entrada en el hotel, un paseo por L’Espluga de Francolí y a velar armas para mañana.

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