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Fantástica etapa la de hoy para quedarme con buen sabor de boca de todos estos días en bici. El GR 175, la ruta del Císter, ha sido una estupenda manera de terminar este itinerario de trece días por tierras catalanas, aragonesas y valencianas. Mejor terminar así.
Montblanc está en el mapa sobre todo porque cuenta con el mayor recinto amurallado de toda Catalunya. Allá por el siglo XIV les dio por construir la muralla y ya, de paso, dotarla de más de treinta torres defensivas de las que en la actualidad se conservan veinticinco.
Además, puede presumir de la que llaman Catedral de la Montaña, inacabada a causa de la peste negra. En realidad, es la Iglesia de Santa María. Con la entrada se puede acceder a la zona del campanario. Allí subimos a ver las campanas y la muralla.
El pueblo estaba revolucionado porque desde este viernes 22 y hasta el 1 de mayo celebran la edición número 35 de la Semana Medieval de Sant Jordi y eso aquí son palabras mayores. El programa de festejos es extenso. Tienes todo lo que puedas imaginar en la industria medieval: halcones, combate, catapulta, muestra de oficios, misa gregoriana, mercado de vinos y cavas. Pero lo que verdad manda es la representación de la leyenda de Sant Jordi, que se define como el espectáculo más emblemático de la semana. Por lo que deduzco del cartel anunciador, este año las mujeres son protagonistas.
Por aquí pasa la Ruta del Císter. Su recorrido circular transcurre por las comarcas del Alt Camp, la Conca de Barberà y el Urgell, y enlaza entre sí tres importantes monasterios cistercienses: Santes Creus, Poblet y Vallbona. Nosotros comenzamos esta ruta #BajoEbroMTB desde L’Espluga de Francolí, muy cerca del Monasterio de Poblet. Pues bien, ahora retomamos la ruta del Císter aquí en Montblanc, muy cerca de L’Espluga, para pedalearla. Eso sí, no en su integridad y con algunas licencias.
Ayer llegué a Montblanc y hoy, como decía, es día de GR 175 en su versión BTT. La que va a pie presenta unos pocos tramos que, por lo visto, no son ciclables. De ahí que en algunos puntos presente variantes para quienes pedaleamos. Ya lo avisan: «No se recomienda llevar alforjas, hay tramos complicados.» A ver qué tal están los caminos tras las lluvias. Mi idea es hacer la ruta hasta Rocafort de Queralt y desde allí bajar hacia el sur hasta L’Espluga de Francolí, donde dejé el coche hace casi dos semanas. Es decir, acorto un día el final previsto de la ruta.
Quise cenar en una pizzería que tenía buenas críticas, pero estaba cerrada. Aproveché que había un kebab cerca y comí un plato de arroz con pollo, alimento de ciclista. Mientras lo comía, aluciné con una película de Bollywood en la que un caballo perseguía y mataba al malo a base de coces y certeros golpes con sus patas delanteras. Real como la vida misma.
Amanece y no llueve. Es más, el día se presenta soleado. Qué bien, por fin. Enseguida me doy cuenta de que me lo voy a pasar bien por el GR. Ni sé las veces que habré pasado charcos de esos que dices: que sea lo que Dios quiera, espero que no me hunda. He llevado los pies empapados todo el día. Charco va, charco viene.
La ruta es bastante dura. En la parte que he pedaleado, de Montblanc a Rocafort de Queralt, he encarado dos buenas subidas, con muchos tramos al límite y algún que otro pequeño trecho empujando. La primera sorpresa se produce al coronar la primera cima. A un lado el Mediterráneo y al otro, a lo lejos, las cumbres nevadas de los Pirineos.
Bajo hasta Figuerola del Camp. La pista se retuerce en un montón de curvas de herradura. En general se ve mucha piedra suelta y torrenteras de todo lo que ha llovido. Hay que llevar atención para no meter la rueda en alguna de las profundas escorrentías que adornan el camino. En Figuerola disfrutan de música ambiental: suenan las sardanas a buen volumen.
Seguimos hacia El Pla de Santa María, un pueblo muy coqueto que transmite a esta hora de la mañana total tranquilidad.
Estamos pedaleando ahora por una zona llana que nos mete entre caminos junto a cultivos de vid y olivos. Pasamos junto a una típica barraca de piedra seca que ha sido restaurada.
El siguiente hito de la ruta es el segundo de los monasterios cistercienses, tras el de Poblet. Se trata de Santes Creus. Se ve desde la pista que baja al pequeño pueblo que hay a su alrededor.
Me doy una vuelta por los alrededores del monasterio, al que se accede tras dos portales de entrada. Mi tranquilidad se ve alterada por una excursión de jubilados de Zaragoza. En fin, todo el mundo tiene derecho, ¿no? Decido tomar algo en la terraza al sol del Café Bar Esport, punto evidente de reunión de ciclistas. Hasta tres pequeños grupos han parado allí mientras me tomaba mi café con leche.
Vamos en busca de otro de los puntos que tenía marcados en el mapa. Me estoy refiriendo a la estatua de Mazinger Z que se encuentra en Mas del Plata y de la que ya hablé en el post de presentación de esta ruta. Ahí es nada: sus más de 10 metros de altura lucen que no veas. Bueno, no sé si creerme del todo eso de que es la más alta del mundo mundial. Te copio/pego lo que dicen en este artículo que acabo de enlazar:
En 1978, en el pueblo de Cabra del Camp, en la comarca del Alt Camp a unos 40 km de Tarragona, se iba a construir la urbanización Mas del Plata. En ese momento la serie Mazinger Z se había estrenado en España con unas audiencias inauditas y con idea de atraer a familias con niños pequeños a la zona, “cerca” de la costa dorada y con zonas lúdicas donde recrear las escenas más violentas de Mazinger Z, se les ocurrió la brillante idea de construir semejante estatua de 4 pisos de alto, en la entrada de lo que se supone sería dicha urbanización.
La impresionante figura, construida en acero y fibra de vidrio sobre peanas de hormigón armado, fue erigida a principios de 1979 en medio de un claro dentro de un pinar y costó un 1 millón de pesetas de la época que hoy día sería unos 6.000 euros. ¡Casi na!
La figura estaba hueca en su interior, con lo que la idea era ir subiendo desde los pies, donde hay una puerta, hasta la cabeza por el interior de la estatua para llegar a la rejilla de la boca desde donde contemplar las vistas, es decir, haciendo las veces de mirador.
¿Adivinas lo que pasó? Nada de mirador. Se ha quedado en una frikada que, por lo que he leído, es lugar de concentración de moteros de vez en cuando. De todas maneras, el entorno está muy bien cuidado. Por la placa que hay a la entrada, a finales del mes de marzo pasado se inauguró este nuevo acondicionamiento de la estatua.
Encaramos los últimos 17 kilómetros, que incluyen un buen subidón hasta los 900 metros de altitud. El terreno está muy roto, con mucha piedra suelta y los charcos se suceden. O sea: diversión en bici de monte. Arriba de nuevo disfrutamos de estupendas vistas. El verde intenso del cereal es un regalo para los ojos.
Nos toca otra bajada fuerte por terreno muy descarnado hasta Rocafort de Queralt. Justo al salir al pueblo, tras un hermoso paredón encementado que me saca hasta los ojos, aparece un restaurante. Solo hay un hombre que lo atiende. Le pregunto si tiene abierta la cocina (es la una y media) y me doy un pequeño homenaje a base de butifarra con mongetes.
Solo quedan veinte kilómetros, casi todo en bajada, hasta L’Espluga de Francolí. Los hago por carretera para recoger el coche y acercarme a Belltall, donde había reservado un hostal.
Hasta aquí ha llegado la ruta #BajoEbroMTB. Mañana por la mañana me acercaré con el coche a visitar el Monasterio de Valbona de les Monges (ojo, monjas, no confundáis el género) en vez de hacerlo en bici, como había sido mi primera idea. Están anunciadas tormentas a primera hora del día. Prefiero quedarme con este buen recuerdo de la etapa de hoy que no acabar de nuevo empapado.
Hasta la próxima. Gracias por estar ahí. Mañana o el domingo publicaré un primer post de balance la ruta.
Kilómetros totales: 963,62.
Metros totales de desnivel acumulado: 12.736.
📷 Fotografías de la ruta cargadas en el álbum de Flickr.
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