22 citas de Frágiles, de Remedios Zafra

by Julen

Leí en su día, diría que con mucho gusto, El entusiasmo, de Remedios Zafra. Tenía pendiente continuar con más lecturas de esta autora nacida en Zuheros, un pueblo al que uno tiene cierto cariño, y por fin nos hemos sacado el tiempo ahora en Navidades. Frágiles ha llegado con Ómicron en plena forma, viento en popa a toda vela: un buen momento para saborear de nuevo ese regusto amargo que parecen destilar las obras de Remedios Zafra. Al menos, las dos que he leído hasta ahora. Ya leeremos más. No hay prisa. Conste que el subtítulo del libro ya avisaba: Cartas sobre la ansiedad y la esperanza en la nueva cultura. Y, además, Sibila, quien ya nos acompañó en El entusiasmo, continúa presente.

Así pues, dejamos aquí un post más de esos que de vez en cuando publico con citas de libros que me hacen pensar.

Sobre el trabajo líquido intermediado por la tecnología.

El trabajo en una cultura-red capitalista se está convirtiendo en una práctica de prácticas indefinidas que trascienden aquella actividad central que buscaba disciplinarnos y describirnos socialmente («¿qué eres?»), para en su lugar derramarse y desbordarnos. Hoy el trabajo se hace de una lluvia de tareas mediadas por tecnología y tejidas con comunicación y números, actividades dispersas que van cambiando y que combinan gestiones que se describen con los lenguajes afectivos de la nueva cultura, ya sabe, ansiedad, contingencia y precariedad, expandiéndose líquidas de forma que el trabajo no siempre lo parece.

… y sobre el trabajo «que nos da la vida».

… a quienes nos dedicamos a la creación, cuando creamos pareciera que nos va la vida en ello. Y tal vez por esa sensación, cuando logramos disponer de un contexto para crear, notamos que la vida recupera un sentido que el resto del tiempo encontramos torpedeado e impedido.

Malos tiempos para la lírica.

En los últimos tiempos rara vez se presume de «hacer poco o despacio» o de «llegar adentro», de resultar transformador. Malos tiempos para las vidas introspectivas, el silencio o los proyectos lentos, a no ser que seas rico y, sin necesidad de trabajar, dispongas de ese gran valor que es el tiempo.

Pantallas y adicciones, dopamina a raudales. Potente la ingeniería social, ¿verdad?

… el trabajo creativo se refuerza en un hacer individual, autogestionado y adictivo frente a la pantalla.

24/24, 7/7: todo el tiempo disponible, como el feminizado de la atención y los cuidados.

Allí donde estén nuestros aparatos conectados, allí trabajamos. ¿Y se ha percatado de que esta disponibilidad guarda similitudes con el trabajo feminizado de atención y cuidados? […] De manera análoga, el trabajo en la cultura-red se deslocaliza y difícilmente se descansa. Aquí siempre es de día.

Pasión, pasión, ¡qué palabra tan poderosa y malvada!

… en la autoexplotación capitalista lo que moviliza es una idea de conciliación de la pasión con el trabajo azuzada por la idea de éxito. Es decir, la vuelta a lo social se produciría evidenciando la recompensa capitalista en forma de promoción, ascenso, reconocimiento o mayor ganancia bajo el acicate de triunfo individual.

La munición de los nuevos tiempos: lo que compartimos públicamente. ¿Todo?

No solo estamos normalizando compartir públicamente vivencias y emociones, intimidad, relación y reconocimiento, sino su conversión en una nueva forma de capital al usarlo como base de intercambio público.

Decir que no. No me canso de insistir: tenemos que practicarlo más a menudo. De buena fe.

Para conocer hay que saber prescindir. Solo en lo que integra sombras y vacío puede generarse pensamiento. Raramente puede surgir de lo abigarrado que no respira ni de la mera acumulación repetitiva. […] Porque los procesos de integración, a diferencia, de los aditivos, siempre requieren una apropiación subjetiva, una puesta entre signos de interrogación, la exclusión y la definición de sombras.

Como Internet, trabajo ubicuo rodeado de cifras de paro alarmantes. Mundo paradójico.

Puede que lo que agote sea esa sensación dificultada de celebrar un cierre que apenas dura, porque el trabajo fluye y se renueva, rara vez termina. No hay final, el trabajo, como el juego, es hoy una práctica que genera nuevas tareas y dependencias, requiere estar a la última, está excedido, se multiplica cuando se realiza, no se termina como una bolsa de arroz, brota como una fuente.

Datos al servicio de que ni nos demos cuenta. ¿De qué? Ni idea.

No cabe acostumbrarse a la presuposición de neutralidad o a una indiferencia desapasionada a cambio de las ventajas que la tecnología proporciona. También aquí, o quizá aquí más que en otros lugares, el «bio-poder» adquiere nuevos grados de complejidad en la influencia que el control algorítmico, estadístico y psicológico tiene como forma de autovigilancia.

Robotización, para hacérnoslo pensar.

… se equivocaban quienes advertían del riesgo de que los robots se convirtieran en humanos, cuando los humanos ya iban tan adelantados en esto de ser «como máquinas».

Somos lo que aparentamos. Lo demás parece en entredicho.

Había que cambiar el cuerpo para parecerse a la imagen. […] Es difícil resistir, porque cuando convertimos las cosas en marca y producto, «ser visto» aumenta la posibilidad de «ser elegido».

¿Enfermedad? Uno de los grandes motores económicos, ¿no? Creo que ya lo dije, ¿no? Mundo paradójico.

Pero casi todos los cuerpos ahora dañados están medicados y nos permiten no solo seguir viviendo, sino trabajar y seguir enfermando.

Y otros, en cambio, viven sin trabajo.

…vivimos con trabajos que nos dan la vida y trabajos que nos dan dinero.

Libroterapia, creo que lo llaman.

Cierto que una vacuna puede salvarme, pero ¿cuántos libros no me han salvado?

Prótesis, ese puente hacia la normalidad desbordada.

Es por ello por lo que me seduce la tecnología hecha artefacto o pastilla para activar y gestionar mi productividad cuando el cuerpo se me rebela.

Vulner(h)abilidad, ¿no te suena?

… a mí me parece que cuidarnos es el suelo sobre el que se asienta todo lo demás y que tanta cualificación y sueldo deben tener una cuidadora como un profesor o como un ingeniero.

Estar mal. Lo necesitamos para vivir. ¿Cómo, si no, disfrutar del simple hecho de estar bien?

Mi malestar es parte de mi conciencia y lo necesito para la esperanza por la que me pregunta. Aprendo a gestionarlo. No es fácil porque las tecnologías contemporáneas de la paciencia no te dicen «espera» sino «entretente».

Insistimos, lo poderoso del malestar.

Conforme crecemos, en el juego que esas distintas fuerzas de las que huimos y que buscamos provocan, nace el malestar como algo que, sintiéndose negativo, es necesario, pues nos permite estar alerta y mejorar.

Qué bonito símil. Aquí, en este blog, lo llamamos escapatoria.

Y todo indica que la autonarración gusta de luz baja y de tiempo. Es como cuando al anochecer y bajo determinadas condiciones de temperatura y humedad, algunos animales salen de sus escondites.

Cosas de la épica, esa forma testosterónica de entender el mundo.

Victoria es ese invento que sirve para los hombres que cuentan las historias pensando en su trascendencia como nombres

De fragilidad va el libro. Pero también de exceso y sobreproducción.

En la necesidad de vínculo solidario es la fragilidad la que cose nuestras manos, como cose su boca a mi oreja, mis piernas a su cuerpo, para ayudarnos. Solo juntos nos sostenemos. Pero ojo, en esa solidaridad está también la comprensión y la complicidad ante las lógicas hiperproductivas, la pausa ante la cadena de celeridad que precisamos parar.

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2 comentarios

Iván 12/01/2022 - 03:40

Muy interesantes las reflexiones. Me apunto la autora y el libro. Gracias Julen.

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Isabel 12/01/2022 - 21:04

«El entusiasmo» es uno de los libros que me quedó a las puertas de lectura a finales de 2019. Como estoy con la puesta al día, le tocará en breve. Y aunque espero leerlo también “con sumo gusto”, presiento ese regusto amargo que dices por la realidad que aborda. Éste, en cambio, no me llama tanto la atención, supongo que por el tema que aborda. Y no porque me moleste, sino porque siempre tuve claro que por más que nos empeñemos, somos frágiles.

Me gusta la selección de citas, pero me quedo con una frase tuya: “Somos lo que aparentamos. Lo demás parece en entredicho”. Que cansino, ¿verdad’ 😉

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