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Doctor en Empresariales, el título 3 años después – Consultoría artesana en red

Doctor en Empresariales, el título 3 años después

by Julen

Ayer pasé por la universidad a recoger mi título de doctor. Sí, eso que supuestamente conseguí delante de un tribunal en el verano de 2018. Nada nuevo bajo el sol, las cosas de palacio van despacio. No quiero ni pensar los oscuros trámites por los que habrán pasado mis méritos académicos hasta que, por fin, se obró el milagró: las aguas se abrieron y por allí apareció un papelote. Ni más ni menos que el título que dice que Felipe VI, rey de España, y en su nombre el rector de Mondragon Unibertsitatea, han tenido a bien nombrarme caballero de la santa sede del conocimiento. Vamos, lo que viene a ser un simple doctorado.

Yo de vez en cuando preguntaba en la universidad: ¿se sabe algo del título? Tampoco tenía prisa alguna, la verdad, pero ya que habíamos pagado las correspondientes tasas, qué menos que indagar por el papel de marras. A estas alturas de partido, uno piensa en la versión digital de este documento. Parece que ni se sabe nada ni se la espera. De momento, lo hemos escaneado a mayor gloria de los tiempos del pasado, pero digo yo que en 2021 algo habrá cómo certificación digital de que cruzamos las aguas del Rubicón y conseguimos plaza en la academia, ¿no? Lo siento, eso lo lleva el negociado de la planta 2.

Pues eso, se lo preguntaba yo a Lur ayer por la mañana en la uni. Qué cosas tienes. El siglo XIX es el siglo XIX. El documento indica un registro nacional de títulos, el 2019/007903, un código de centro, el 20006201, y un registro universitario de títulos, el 500001426. Y hasta aquí puedo leer. La fecha es del 24 de julio de 2018, pero humilde servidora lo ha recibido casi tres años después. Total, ya decía que las cosas de palacio llevan su tiempo.

Mientras volvía a casa con el papelón en la mano iba dándole vueltas a la digitalización de estas cosas de la academia. Me da que hay dos velocidades, una de la gente de a pie, la que da clase, investiga, prepara sus publicaciones y que, por supuesto, va montada a lomos, mejor o peor, de la digitalización. No hay otra, las cosas vienen así y no hay mucho más que hablar. Pero luego imagino una segunda clase de profesionales, mimetizados dentro del sistema, moviendo hilos en procesos administrativos de muy diverso tipo. Gente que tuvo buena intención y a lo mejor se la perdieron por el camino. Quién sabe, seguramente son prejuicios.

O sea, que tras tres años de intensas gestiones burocráticas, tengo el papel. Lleva las supuestas firmas de la jefa de negociado de títulos y del rector. Bueno, y la mía, que me han dicho que no se me olvide firmar porque si no lo mismo no cuenta para las gestiones oficiales. Ahora que tengo el escaneado quizá haya negocio en sustituir mi nombre por otro, la fecha por otra y el rey por un presidente de la república. Los tiempos de la burocracia son tiempos de esperas y recovecos, de vuelva usted mañana y eso es en la otra ventanilla. ¿De la que acabo de volver? Sí, de esa.

Aquí termina un ciclo. El documento, como os decía, ya escaneado, va a compartir sitio en una carpeta de Dropbox que se llama certificaciones y que está ubicada dentro de otra que dice CV. Ahí se dan la mano todos esos testigos de que hemos aceptado las leyes y que hemos transitado diligentes por el sistema educativo de turno. Licenciatura, másters, doctorado, idiomas, homologacionas varias como consultor de esto y de lo otro, todo lo que sirva para dar fe de que nos hemos portado bien. Hemos tenido suerte y, hasta donde hemos podido, hemos aprovechado los balones que nos han dado para jugar.

En fin, no podía dejar pasar la ocasión de mantener viva la llama de un doctorado que se extingue. Porque, digo yo que estos documentos y lo que acreditan, llevan fecha de caducidad, ¿no? En fin, hasta aquí la reflexión del día. Os dejo, que me toca conferenciar sobre transformación digital. Ya puedo contar que he escaneado el título. Es la hostia.

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2 comentarios

amalio rey 19/05/2021 - 16:24

Envidia cochina, compi, porque yo he terminado mi particular Tesis Doctoral, diez años de investigación, y no voy a tener título, ni nada, pero en fin. Oye, lo de cambiar el rey por un presidente de la república me ha gustado mucho. Deberías hacerlo 🙂
¡¡enhorabuena!! ya puedes colgar el papelón en un sitio bien visible de la casa…

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Julen 21/05/2021 - 05:27

¿Llegará el día en que haya certificaciones abiertas? De momento el monopolio lo tienen las instituciones universitarias…

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