Warning: Undefined variable $post_id in /home/consult2/public_html/wp-content/themes/soledad-child/header.php on line 50
La realidad es que odio mi trabajo – Consultoría artesana en red

La realidad es que odio mi trabajo

by Julen

Por mucho que queramos dulcificar la realidad, por mucho coaching y gestión del talento, una nueva encuesta, esta vez a nivel mundial, nos lo dice de nuevo bien a las claras: tres de cada cuatro personas odia su trabajo. ¿Para qué andarse con cosmética y rodear con falsos condimentos lo que en sí es una mierda de trabajo? ¿De verdad crees que, en general, el diseño del trabajo en los últimos diez o veinte años ha mejorado la persona que cada cual somos? Yo desde luego tengo mis dudas porque creo que en una inmensa mayoría de casos, se impone lo de dime de qué presumes y te diré de qué careces.

¿De qué carece el puesto de trabajo actual? Evidentemente es difícil generalizar, pero es una realidad que hay mucho trabajo de mierda. A este concepto tenemos que dedicarle algún post. La gig economy, la fragmentación y los mechanical turk se imponen. Cuando llega a la última milla la inteligencia artificial no da de sí y necesitamos que gente sin expectativa laboral alguna se ponga manos a la obra. Un salario de mierda, una responsabilidad de mierda. Todo ello edulcorado en un contexto laboral falso y corrosivo. Es lo peor de la taylorización digital en que vivimos.

Se dice que la transformación digital trae trabajo por arriba (ultracualificado y en permanente necesidad de renovar competencias) y por abajo (masificado, por horas o minutos, low cost en esencia). El problema, me temo, es la cantidad. La inteligencia artificial se construye sobre trabajos de mierda subcontratados en buena parte al continente africano o al sudeste asiático para que allí los humanos le digan a las máquinas qué es tal o cual cosa. Los patrones de reconocimiento comienzan con la miseria de la gente.

La publicación que empresas de Inteligencia Artificial de etiquetado de datos como Sama (antes Samasource), Mighty AI y Scale AI utilizan mano de obra del África subsahariana y el sudeste asiático. Pagan a sus empleados solo 8 dólares por día mientras que las corporaciones obtienen decenas de millones de dólares en ingresos al año.

Claro que luego tenemos a gigantes como Amazon que no hacen sino recibir loas por su modelo de negocio, por su agresividad, por su apuesta por ocupar todo el espacio de compra disponible en el mundo. Mientras, los seres humanos que trabajan allí intentan organizarse en sindicatos. Sí, esa institución que se ha conseguido arrinconar en el imaginario colectivo para que parezca un dinosario que no ha sabido adaptarse a los tiempos. Amazon triunfa, muchas de sus trabajadoras y trabajadores, en cambio, quieren defenderse del todopoderoso. Amazon no quiere sindicatos, no quiere gente organizada, quiere romper la colectividad y abrazar la asimetría de una relación gigante-enano, Amazon-empleado.

Entonces, ¿de verdad la gente odia su trabajo? Es bien simple. Si tienes un trabajo de mierda y tus jefes se comportan como si fueras un simple coste que hay que minimizar, ¿qué puedes hacer sino alejarte de cualquier expectativa de crecimiento personal a través del trabajo? Hablamos mucho del futuro del trabajo, pero ¿cuál es su presente?, ¿cómo hemos llegado hasta aquí? ¿Han cambiado las condiciones de la relación entre quien paga y quien a cambio le entrega su tiempo? ¿Hemos enmierdado el trabajo hasta el punto de que nos engañamos a nosotros mismos creyendo que diseñamos entornos laborales estimulantes cuando, en realidad, estamos destrozando la dignidad humana asociada a una profesión?

Hace poco leía un informe sobre liderazgo de una de las grandes consultoras globales. Si eres capaz de tomar distancia respecto a lo que lees, de repente encuentras una colección de mensajes repetitivos hasta la saciedad: toma las riendas, abraza la tecnología, es tu responsabilidad, inspira, crea un contexto favorable al logro, prepárate para el cambio permanente… Y así hasta el infinito. Encontrarás incluso alusiones a la ética, a la integridad, a un liderazgo basado en el ejemplo y los valores. Todo para luego poner en el mercado trabajos de mierda.

Imagen de Gino Crescoli en Pixabay.

Artículos relacionados

2 comentarios

aitor larrañaga 24/02/2021 - 09:45

Gracias Julen por compartir y valorar este interesante estudio. Pienso que en todo esto también hay que tener en cuenta que los lugares de trabajo se tratan de diseñar, coaching en mano, para ser sitios felices, alineados con la vida, la empresa, …, la felicidad en el puesto de trabajo redunda en la productividad de la empresa, y viceversa, no es gratuito. Pero, cual es el orden correcto? Hace 40 años, en plena era industrial, los trabajadores eran más felices?, y lo más importante, se cuestionaba sí debía ser así? Actualmente, es proporcional el nivel de confort, herramientas, medios, «psicologización» de la sociedad y del trabajo en el nivel de felicidad que estamos generando? No estará ocurriendo que las herramientas usadas en exceso y de forma no proporcionada estén generando los efectos contrarios?

Responder
Julen 03/03/2021 - 06:03

La psicologización, Aitor, es galopante. La industria farmacológica vive en gran parte de eso. Pero, hablando de trabajo, pudiera ser que cuanto más lo analizamos más «monstruo» lo hacemos. Además, la carrera por la eficiencia para no tener final y ahí el trabajo de los humanos es un medio para un fin. Y si te toca en el lado «trabajo de mierda» no es de extrañar que acabes odiando lo que te da de comer.

Responder

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.