American Psycho, de Bret Easton Ellis #NovelaNegra 02

Segundo post de los que irán componiendo la sección de reseñas de novela negra. Si en el primer artículo os presentaba una novela directa, paranoica, de estilo periodístico y que nos acercaba a las catacumbas de la humanidad, qué decir de este otro clásico donde los haya: American Psycho, de Bret Easton Ellis. No sé por qué pero lo tenía entre mis lecturas pendientes y no será porque no le hubiera echado el ojo. American Psycho es todo un clásico de la literatura con adaptaciones al cine, al teatro e incluso al género del musical.

La novela está narrada desde la perspectiva de su protagonista, un Patrick Bateman que se explica como un libro abierto para compartir su delirio y su realidad, pura degeneración del espíritu yuppie de los 80 allá en Manhattan. Entre reservas en restaurantes, descripciones minuciosas de ropa o de equipos de música de la época y andanadas al género femenino, se van sucediendo las bestialidades de Bateman. Aficionado a matar –la palabra se queda muy corta– vagabundos y putas, va narrándonos con cierto detalle las tropelias que es capaz de cometer. Si lo avisaba con Plata quemada, ojo con American Psycho porque el volumen de la degeneración humana sube todavía unos cuantos decibelios más.

Leída la novela a comienzos de 2021 no deja de tener su aquel las constantes alusiones a Donald Trump y su familia. Aquel personaje de la vida de lujo y ostentación de los 80 resulta que se convirtió en presidente de los Estados Unidos. Estaría bien conversar con el autor para preguntarle por si en algún momento fue capaz de imaginar el lugar en el que iba a acabar el personaje durante estos últimos cuatro años (esperemos que se quede en esos cuatro). Bateman lo dibuja como referente de aquel estilo de vida alineado al mismo tiempo con el éxito social y la degradación moral.

Ya se han escrito páginas y páginas sobre esta novela y también sobre su autor. La obra es salvaje. Contiene descripciones detalladas de las orgías que terminaban en miembros amputados, vísceras extraídas y todo tipo de torturas a partir de actos sexuales extremos. Extractos a los que sucede, sin casi solución de discontinuidad, un vuelta a la normalidad yuppie para decidir cuál puede ser la mejor combinación de color entre el chaleco, el traje y los calcetines. Los textos que describen los crímenes pueden herir la sensibilidad de cualquiera que no sea capaz de poner la suficiente distancia.

La novela termina de forma ambigua: ¿cometió realmente Bateman los crímenes que describe? No queda claro que uno de los que ocupan unas cuantas páginas del libro, el que sufrió Paul Owen, realmente sucediera. El delirio del protagonista puede haber provocado la narración en primera persona de algo que solo sucedía en su mente enferma. Puedes decidir de qué lado te colocas. A medida que el libro avanza se instaura un ambiente de confusión en torno a quién es quién, con un constante consumo de drogas del que a veces, como lector, pareciera que formas parte. En cierta forma uno se siente narcotizado por lo que va leyendo.

Estamos, desde luego, ante una novela que hace una crítica feroz de un estilo de vida propio del consumismo desbocado y, en general, del capitalismo global. Wall Street aparece como telón de fondo de todo lo que sucede y el guion se retuerce hacia su lado más oscuro. Se diría que no hay brutalidad que no sea capaz de encontrar su hueco en esta perversión que se sucede página a página. Las mujeres son cosificadas hasta decir basta mientras los hombres sacan a pasear su lado más degradante.

En fin, es difícil leer American Psycho sin saber qué vas a encontrar. Pero no por ya conocerlo la lectura es menos brutal. Si te pones a ello, atente a las consecuencias.

Imagen de Ewa Urban en Pixabay.