Reseña del documental «Arizmendiarrieta, el hombre cooperativo»

by Julen

Tenía pendiente ver el documental que Gaizka Urresti ha montado y dirigido sobre José María Arizmendiarrieta, el sacerdote responsable de que exista lo que hoy se conoce como Corporación MONDRAGON. Por fin lo vi el pasado sábado a través de Amazon Prime. No sé por qué me había hecho una idea algo diferente de lo que iba a ver. Esperaba un documental más centrado en la vida de la persona, José María Arizmendiarrieta, y no tanto en los resultados de su obra. Claro que esta fue siempre una de las claves para entenderlo: el movimiento se demuestra andando. Así que, por los hechos conocemos su propuesta. Pero, ya digo, esperaba una obra que en los 90 minuots que dura hurgara más en la persona.

Creo que siempre es bueno documentar casos como el de Arizmendiarrieta. El movimiento que surgió a mediados del siglo pasado en Mondragón y que se ha convertido en referente mundial de la economía social necesita análisis. Hay mucho que aprender de lo que lo hizo posible y de su evolución. Supongo que hurgar en la vida de quien lo fundó es situarse en un contexto determinado: una economía de oferta, una situación socieconómica marcada por la postguerra, una política aplastada bajo la dictadura franquista, un nacionalismo vasco en formato latente y unas creencias religiosas mucho más arraigadas que en la actualidad.

Un movimiento como el de las cooperativas de MONDRAGON pudo nacer, por tanto, primero por la voluntad concreta de determinadas personas y luego porque el contexto lo favoreció. Cuando en el documental comienzan los testimonios aparece esa visión monocorde de los fundadores: hombres de avanzada edad que mantuvieron contacto con el sacerdote. Forman parte de la historia –lamentablemente más de uno de los que aparece en pantalla ha fallecido no hace mucho– y merecen un respeto. Sin embargo…

La manera en que se traslada el mensaje acerca del cooperativismo de MONDRAGON creo que es una en concreto. Creo que hay más diversidad bajo el manto de los fundadores. Recurrir a las voces de siempre para contar la historia, insisto, tiene su valor. Así, el cooperativismo de MONDRAGON nace de hombres y no de mujeres (las fábricas eran –¿siguen siendo?– cosa de hombres), nace con una fuerte conexión con el ideario católico y con una cosmovisión muy particular. Su desarrollo posterior ha provocado las lógicas tensiones del crecimiento, pero en general, como suele ser la norma, creo que se presente siempre de una forma excesivamente homogénea.

Me hubiera gustado escuchar más voces jóvenes, más mujeres, más opiniones que apuntaran a una evolución lógica porque la sociedad de esta primera parte del siglo XXI es bien distinta de aquella de la postguerra. Hoy el laicismo ha ganado mucho terreno. Estoy convencido de que iniciativas como la de la canonización del sacerdote provocan una duda razonable en lo que representan hoy las cooperativas de MONDRAGON. Hoy y en el futuro. Si lees los requerimientos de un proceso de canonización quizá me entiendas mejor, milagros a demostrar mediante.

Llevo vinculado a las cooperativas desde el año 1991. Enseguida serán 30 años de mi vida. Han sido 12 directamente como trabajador en dos de ellas (curiosamente 4 por cuenta ajena y 8 como socio, algo que creo me marcó y de lo que quizá escriba otro día) y luego, desde 2003, llevando a cabo proyectos de consultoría y a través de mi actividad docente e investigadora para Mondragon Unibertsitatea. En 2016 me animé y cursé el Master en Economía Social y Empresa Cooperativa, con el que ahora colaboro para actualizarlo a nueva versión. La experiencia de MONDRAGON me ha dado mucho, pero estamos en 2020 y siento que el futuro pasa por otra gente. Quizá gente cuya voz se incluye en el documental, como Ainara Udaondo, actual coordinadora de LANKI, el Instituto de Estudios Cooperativos, o quizá como la de cualquiera de las chicas o chicos que ponen sobre la mesa hoy su propuesta emprendedora desde los diferentes programas vinculados a nuestra universidad. Gente, en fin, capaz de proyectar una mirada crítica sobre lo que quiera que sea el cooperativismo.

Insisto, el documental sirve a su propósito. Me hubiera gustado más el personaje que las cooperativas en sí, pero es imposible diluir a la persona de su obra. Sin embargo, me parece también una oportunidad perdida para ir más allá de Joxe Azurmendi o de los fundadores, todos ellos con un perfil extraordinariamente homogéneo. Me hubiera gustado ver a las jóvenes generaciones, me hubiera gustado escuchar su excepticismo, sus dudas y sus principios (estén donde estén y se formulen como se formulen). Me hubiera gustado salir de una época pasada y entrar en la actual. Claro que el documental quizá no lo pretendía. Reflejaba lo que fue. ¿Lo que es? ¿Quizá no se puede revisitar a la persona si no se hace pegado a una fe católica y a un contexto social determinado?

Las cooperativas de MONDRAGON tienen su referente espiritual, no hay duda. Si quieres entenderlo tienes que ver este documental. Te proyectará hacia el pasado aunque debes saber que hay un presente. El documental fija su inicio en la crisis de Fagor Electrodomésticos pero pasa de puntillas por ese hecho. El peso del sacerdote es tal que ese detalle no podía eclipsar el fondo. La crisis mundial que arrancó en 2008 y la posterior de Fagor Electrodomésticos allá por 2013 han abierto una nueva época en el cooperativismo. Se habla del tránsito del cooperativismo del bienestar al de la corresponsabilidad, pero por medio queda un salto social de dimensiones gigantescas: una sociedad laica, una pérdida de confianza en las instituciones tradicionales, un capitalismo global con enormes tentáculos y transversal a nuestras vidas o una digitalización desbocada que cuestiona lo que somos como humanos. Sentarte a ver el documental es volver al pasado, es hacer historia y tratar de entender por qué entonces funcionó y por qué, ahora, tiene necesariamente que funcionar bajo otras premisas.

Si quieres, puedes leer más entradas en este blog sobre las cooperativas de MONDRAGON.

La imagen destacada del post está tomada del sitio web de presentación del documental.

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3 comentarios

Nuevo Máster Universitario en Cooperativismo y Gestión Socioempresarial – Consultoría artesana en red 27/05/2020 - 06:36

[…] universidad pueda ofrecer en el panorama global es la que tiene que ver con su modelo cooperativo. Si ayer reseñábamos el documental que Gaizka Urresti ha dirigido en torno a la figura de José Mar…, hoy es el momento de regresar desde aquellos tiempos de los fundadores hasta el momento […]

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Isabel 28/05/2020 - 19:53

Julen, tras leer tu reseña (en realidad es mucho más que eso) y ver el tráiler, me entró una curiosidad tremenda por la película.
Ya la he visto y debo decir que me ha gustado, pero no puede evitar que me rondaran las cuestiones que planteas en el post, y que agradezco, porque me han ayudado a pensar más en profundidad mientras lo veía. Cosa que seguramente no habría hecho de no haberte leído previamente ya que no conozco lo suficiente la historia de la cooperativa ni la de su fundador.
Al volver a leer ahora el post me han parecido tremendamente acertadas las cuestiones que planteas y las he sentido muy cercanas a lo que nosotros buscamos con el proyecto dMudanza, con el que intentamos buscar nuevas preguntas cara al futuro pero precisamente huyendo de las voces de siempre para intentar trazar algún puente entre experiencias pasadas y futuros posibles… y plausibles.
Es cierto que al final deja un cierto desconcierto respecto a cuál es la historia que se quiere contar, que podría estar relacionado con la intencionalidad, pero no necesariamente. Me da la impresión que tiene más que ver con la dificultad de comprender toda la inmensidad de la historia, con su diversidad de perspectivas y matices, en una estructura narrativa cinematográfica de 90 minutos. Quizá necesitara una mini serie.
Me apropio de una frase que, aunque en la película suena un poco a disculpa de cara al futuro, conceptualmente me gusta mucho: “No somos un modelo, somos una experiencia”.
Pero insisto, me ha gustado mucho 🙂

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Julen 05/06/2020 - 05:55

Supongo, Isabel, que yo estoy contaminado por tantos años de relación con las cooperativas. Siempre viene bien escuchar una opinión ajena. Gracias 🙂

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