Hacía tiempo que no veíamos llover tanto por esta parte del sur de Islandia en otoño. Los registros dicen que desde 1947 no se había visto cosa parecida. Eso se traduce en que la pereza me vence y no soy capaz de coger la bici para salir a pedalear tanto como me gustaría. Así que no queda otra que meter horas de spinning normalmente a primera hora de la mañana. Con una agenda que no da tregua, este viernes pasado, sin embargo, apareció una ventana de buen tiempo y sorprendentemente el día no presentaba ningún compromiso presencial ineludible. ¿Qué hacer con semejante regalo? Respuesta: pedalear por uno de mis sitios preferidos en otoño. Sí, hablo del Parque Natural Saja-Besaya.
Desde Bilbao en algo más de hora y media te plantas en el Valle de Cabuérniga. Con la bici dentro del coche, para allá que nos fuimos. El objetivo era comenzar a pedalear con las primeras luces del día, a eso de las 8:30. Dicho y hecho. Tras un viaje en el que todavía lloviznaba de vez en cuando, a la hora prevista comenzábamos la ruta desde Ruente.
No es ni mucho menos la primera vez que pedaleo por esta zona. En esta ocasión elegí una ruta que casi llega a los 90 kilómetros y que sube dos largos puertos por pista: primero el del Moral, con su coqueta ermita en lo alto, y luego el de la Cruz de Fuentes desde Bárcena Mayor, que termina por llevarnos hasta el puerto de La Palombera a 1.260 metros de altitud. La ruta es muy conocida porque forma parte de los 10.000 del Soplao, una de esas marchas emblemáticas del MTB nacional.
Hay que decir que no presenta dificultad técnica alguna. En todo momento se circula por pistas en muy buen estado con algunos tramos de carretera. Si acaso la dificultad estriba en el desnivel acumulado, que pasa un poco de los 2.000 metros. Sin embargo, las dos subidas son muy llevaderas y entretenidas. El paisaje otoñal aporta, además, un valor innegable a la ruta. Y si queréis hacer rutas a pie, hay un buen montón.
Se entra por Ucieda y enseguida se pedalea por una carreterita encantadora junto al río Bayones. Tras unos pocos kilómetros se deja el río a la izquierda para comenzar a subir por la pista que sin pérdida posible nos conducirá hasta el alto en el que se encuentra la ermita del Moral. Si al principio subimos entre bosques, llega un momento en que el horizonte se abre y podemos contemplar unas vistas estupendas de todo el entorno. Como decía, el otoño con sus colores ayuda a dejarse cautivar por semejante panorama. Desde la ermita una bajada muy rápida junto al arroyo Huzmeana nos deja en la carretera que se dirige a Bárcena Mayor.
Enseguida entramos en el pueblo. Como quiera que hay agua por todas partes y la bajada ha sido fulgurante, aterrizo hecho un Ecce Homo. Falta todavía la subida hasta la Cruz de Fuentes, así que metemos un té calentito al cuerpo y nos comemos un plátano que llevaba en la mochila. Pregunto si arriba el paso está abierto porque sé que ha estado nevando a partir de la cota 1.000 más o menos. Me dicen que no saben pero que van ya varios días de deshielo por lo que no creen que haya problemas. Lo pregunto porque ya me ocurrió en otra ocasión y tuvimos que darnos media vuelta, ¿verdad, Alberto?
Son algo más de las once la mañana y calculo que entre una cosa y otra (fotos, sobre todo) me llevará cerca de un par de horas llegar arriba. Nos movemos esta vez junto al río Argonza. Desde las laderas del monte caen infinidad de torrentes y cascadas. La pista es muy llevadera, con buen firme aunque repleta de agua. Justo tras dejar abajo a la izquierda la cascada del río Hormigas, unas hayas alfombradas de un musgo rabiosamente verde reclaman la atención. Es la típica escena de bosque mágico. Miro alrededor para intentar descubrir a los duendecillos pero parece que están bien escondidos.
Seguimos subiendo de la mano del Barranco de las Fuentes que por fin se abre a partir de la cota 1.000. Me pasan un par de chicos en bici que aprietan más que yo en la subida. Debo decir que iba muy a gusto, sin forzar, disfrutando del paisaje y a sabiendas de que todavía me quedaba un buen trecho, aunque enseguida iba a ser casi todo en llano o en bajada con la excepción del breve pedazo por carretera hasta el alto de La Palombera. Se ve aún nieve junto a la pista en zonas sombrías. Finalmente, al llegar arriba a la Cruz de Fuentes, se aborda un tramo llano y se desciende luego a la carretera que viene de Reinosa. Arriba en La Palombera son 1.260 metros. Recuerdo cuando pasé por aquí desde los altos de Sejos en la TransCantábrica.
Bajo por la carretera hacia el Valle de Cabuérniga hasta Ozcaba, lugar en el que tomo un desvío a la derecha para coger una pista que evita un buen tramo de carretera. Me dejará poco antes del centro de interpretación del parque, tras cruzar el río Saja. Esta pista, también en muy bien estado a pesar de las lluvias, permite adentrarse de nuevo en un precioso bosque de hayas.
Una vez que tomamos la carretera ya no la dejaremos hasta Ruente, el lugar en el que habíamos dejado el coche. El viento entra un poco de frente y, aunque el pedaleo es ágil en bajada, la velocidad no es excesiva. Poco más tarde de las 14:30 dábamos por terminada la ruta. Por supuesto había que adecentar tanto la bici como al ciudadano que pedaleaba encima. Llevábamos arenilla y barro para regalar aunque bastante seco debido al tramo final por carretera. Solo quedaba darnos un pequeño obsequio con una comida como Dios manda. El día se había portado en cuanto al tiempo y la ruta, como siempre, fantástica para gozar de este Parque Natural Saja-Besaya en otoño. Hoy sábado, mientras escribo esto, no veáis la que sigue cayendo ahí fuera. En fin, mejor así para que el monte siga tan verde como se merece, ¿no?
4 comentarios
¡¡eres un crack, jovenzuelo!! mi ídolo total. A esas horas yo estaba sentado en mi sillón currando en plan sedentario. Mucho que aprender de usted, caballero. Las fotos, preciosas 🙂
Con toda la lluvia que lleva cayendo últimamente lo del viernes pasado fue una especie de éxtasis jajajaja. Si alguna vez tienes oportunidad, apúntatelo: reserva de Saja-Besaya (Cantabria) en otoño. Un placer para los sentidos. Y sí, se puede ir a pie, que hay mucho sendero también 🙂
Preciosa ruta. Me alegro de que la hayas podido disfrutar de nuevo y que con tus palabras y fotos la hayas compartido
Y con pies de foto, como a ti te gusta 🙂
La verdad es que después de un montón de días de llover y llover ya hacía falta un día para disfrutar. Eso sí, impresionante cómo estaba de agua por todas partes.