17- Santa Cruz da Guarda-Mangualde #TransIberiaMTB

by Julen

Manex

Al final me salió todo bien a la hora de elegir el lugar donde pernoctar. Cierto que el Alto de Santa Cruz da Guarda no tiene gran cosa: la ermita, que celebra su romería el primer domingo de mayo, el bar restaurante hotel con su correspondiente wifi (que estaba cerrado pero donde me dejaron dormir), una tasca y cuatro casas con sus respectivos habitantes y varios animales domésticos y no tanto. Comí en un local que me recomendaron los dos hombres con los que charlé al llegar al Alto. Un acierto porque fue comida casera, barata y en un sitio muy agradable. Eso sí, me tuve que hacer la cuesta arriba de vuelta al hotelito. Serviría supongo para quemar el pudin de postre.

Nada más volver fue llegar, subir a la habitación y entrar en un estado de somnolencia inmediato. Allá se fueron un par de horas tras leer página y media de La virgen de los sicarios, el libro de Fernando Vallejo que estoy disfrutando en pequeñas dosis a lo largo de este viaje. Empecé el sueño en Medellín y creo que lo terminé cerca de Oporto, para donde me quedan en principio ya solo cuatro etapas en este viaje.

Tras el coma profundo salí de la habitación para ver qué se cocía por el barrio. Qué tontería, nada. Bueno, me sirvió para que el dueño del hotelito me acompañara hasta la tasca cercana para que me dieran algo de cenar porque él tenía su bar cerrado. Luego me enteré de que su mujer es la que cocina y él, al no estar ella, había cerrado la parte bar/restaurante de su negocio. De esto me enteré en la tasca.

Resultó que Silvino, el encantador hombre que atendía la «tasquinha» se había vuelto de Zaragoza a su pueblo, Aldeia do Bispo (a un kilómetro de aquí),  hace tres años con su mujer, que es de Irún, donde también él estuvo trabajando. El caso es que allí en su tasca hice vida social con la gente del lugar. Entendía la mitad de la mitad de lo que decían y/o gritaban, pero de vez en cuando Silvino me traducía. Me puso una ensalada de bacalao desmigado con cebolla y tomate, aliñado todo ello con aceite y pimentón. Espectacular. Y después una ración de queso de cabra y de oveja. ¡Qué más se podía pedir del Alto de Santa Cruz da Guarda! Hablamos un poco de todo: la emigración, los incendios, su trabajo en hostelería en la parte vieja de Donosti, el nivel de vida, la economía sumergida… Ya veis lo que dio de sí el lugar. Ah, y después de una segunda visita para tomarme un pelotazo de Nestea Limón, salí con un bocata de jamón glorioso para el desayuno.

El día ha amanecido fresco fresco. ¡Manguitos fuera! Poco antes de las seis y media ya estaba dando pedales y cinco minutos después ya estaba empujando la bici por una cuesta imposible por la maleza. Y a los diez minutos tenía frente a mí una verja con candado que decía propiedad privada y perros sueltos peligrosos. Ale, a buscar alternativa. Miro el mapa y parece sencillo. Solo va a haber que saltar dos cancelas. Empieza entretenido el día.

En los primeros veinte kilómetros es un sube y baja continuo. Pero subidas al límite y bajadas bien empinadas, claro. Hay que exceptuar un tramo por un valle en el que,  para que no me aburra, los perros que cuidan sus rebaños se toman en serio defender a las ovejas. Joder, vaya bichos. ¿No los había más grandes? Pedazo canes, Dios mío. Ah, y los pastores a su bola. Supongo que riéndose. O no.

Solo cuando se deja atrás Videmonte el terreno se abre y las pistas mejoran para que los kilómetros cundan. Pero como todo no puede ser, resulta que una capa espectacular de polvo adorna el suelo consecuencia del paso de ganado. En menos de diez kilómetros he tenido que engrasar dos veces la cadena (y no os quiero contar el color del agua tras hacer la colada diaria). A lo lejos, por cierto, se veía un incendio. ¿Estará en la dirección que lleva la ruta? No, ha quedado a nuestra izquierda. Espero que no haya sido gran cosa. Después de la conversación de ayer, casualidad que vea uno en ruta.

Arriba a cota 1.000-1.200 metros de altitud el día esta limpio y luce el sol pero abajo se ve el típico mar de nubes canario. En él  entramos y baja la temperatura. Bajamos y bajamos. Claro, habrá que subir y subir. Luego de Folgosinho se hace un tramo por carretera para llegar a Gouveia. Más subida y luego bajada larga de verdad. Llevaba manguitos y me he puesto incluso el cortaviento. Ausente el sol y con una niebla de consideración no diría que hacía frío pero sí que se agradecía ir tapadito. Gouveia se movía a ritmo de domingo a mediodía. Mucha gente por la calle, terrazas, algunos puestos ambulantes; en fin, un pueblo con ambiente. Portugués, sin pasarse, ¿vale? Hemos realizado avituallamiento líquido y sólido en una padaria/confeitaria. Y a por los caminos entre muretes de piedra aunque…

Joder con los perros. Me he tenido que dar la vuelta en un camino que pasaba junto a una casa. Tres fieras babeantes ladrando y enseñando unos dientes afilados me han dicho: media vuelta.  Y no había argumentos que valieran. Uno de ellos sin ningún tipo de educación demasiado peligrosamente cerca y con aires violentos. Para qué arreglarlo hablando si te puedo meter una dentellada. Cosas del cicloturismo de montaña, que cuando baja a la civilización se encuentra con estas joyas.

Los muretes han continuado hasta Povoa da Rainha desde donde se coge una carretera que baja hasta dar con la nacional en el puente sobre el río Montego. Desde allí he decidido hacer el final de la ruta por carretera en vez de tomar el desvío a la izquierda para seguir por camino. Vamos, que me he saltado los últimos ocho kilómetros aunque con permiso del autor que daba la opción de evitar el lío de cruces.

A la entrada de Mangualde he mangueado la bici en una gasolinera porque la llevaba con polvo hasta en las entrañas del pedalier. Todavía había que subir un buen trecho por amplias avenidas de estilo ¿soviético? Algo así parecía, la verdad. He callejeando un poco para ver si buscaba algún sitio para comer y he encontrado el típico con prato do dia en un sitio muy majo y sencillo. Un enorme plato con ensalada, arroz, patatas fritas y carne de ternera estofada. A la saca. Que no me diga luego Ángel que no como.

Por fin me he conectado a Internet y ¡me he encontrado a Manex! Naiara ya ha dado a luz un bichín de algo más de 3,5 kgs de peso. Así que no podía ser menos dedicarle este post. En vez de una bici, un sendero o un deslumbrante paisaje, le sacamos a él. Quién sabe cómo se tomará el niño lo da la bici. Por delante va su hermana Maddi pero por si acaso ya le voy poniendo los dientes largos. ¿Qué, niños? ¿A qué mola irse con el tío Julen de rutas por el monte a hablar con las vacas y que te quieran comer los perros? No veáis qué divertido. En fin, si algún día de les da por dar pedales a saber cómo serán las bicis y qué haré yo con mi ancianidad. No pierdo la esperanza de seguirles con alguna MTB eléctrica. Las habrá que no se note nada nada. Zorionak, Naiara & Mikel!

Póvio

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4 comentarios

antonio maillo 31/07/2016 - 21:32

Hola de nuevo Julen. Veo que el camino sigue «entretenido» además de por el potente sol de julio, por los canes que parece que te persiguen. Yo creo que son ellos los que tienen que temer. No se dan cuenta de que están ladrando a todo un «Jabalí». Con todo el cariño, claro. Porque fuerza y tesón no te faltan.
Portugal, tal y como habrás leído y comprobado ya, es el reino del plato pequeño. Y cómo no, de bajadas también empinadas y algo técnicas. Sobre todo ahora tan seco. Mucho cuidado y mucha suerte.
Ya estás muy cerquita, así que seguro que terminas. Pero cuidado con el Canal de los Españoles. Es probable que esté hasta arriba de vegetación, o no. Infórmate antes. Si no puedes acordarte de mi con cierta rabia…
Ánimo, mucho humor y hasta el final.
Saludos.
Antonio Maíllo

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Julen 31/07/2016 - 21:59

Hola, Antonio. Aquí seguimos «disfrutando» y «sufriendo» la ruta, jeje. Sí, creo que la terminaré, ya solo quedan 3 etapas. Cuando la acabe ya compartiré algunas sugerencias contigo, pequeños detalles pero que pueden ayudar. Viendo la dimensión de la ruta, ¡vaya trabajo que te has hecho, compañero! No sé de dónde has sacado estas pistas y caminos olvidados. Algunos, desde luego, con riesgo de que desaparezcan presos del desuso. Acabo de oír en las noticias que el incendio que he visto tiene su miga. Quedaba a unos 10-15 kms de la Transiberia. Esta es otra: vaya tela con los incendios aquí en Portugal. Cuando puedas, por favor, me pasas tu correo y te escribo con más calma al terminar la ruta por si puede ayudar a otra gente que se ponga manos a la obra.
Ya preguntaré a ver qué tal el Canal de los Españoles. Lo que no se pueda montado, andando, y si no ya buscaremos alternativas.
Gracias por todo.

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18- Mangualde-San Pedro do Sul #TransIberiaMTB | Consultoría artesana en red 05/08/2016 - 16:57

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11 Trancoso – Manteigas #PortugalMTB – Consultoría artesana en red 28/07/2021 - 16:28

[…] las que todavía queda alguna construcción. Más arriba, en un paraje más abierto, me cruzo con la pista que me llevó a Folgosinho (queda a la derecha ahí abajo) cuando hice la TransIberia hace 5 años. ¡Qué recuerdos! En fin, […]

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