Una de las características más potentes de una ¿empresa? abierta es la autenticidad de su propósito. No, no sirve cualquiera. No sirve cualquier ensalzamiento del mejor producto para satisfacer no sé qué necesidades del cliente-rey. No, no sirve y deberíamos huir de palabras huecas, porque las hay a tutiplén. Dan lástima si no fuera por lo que engañan.
Yo concibo la consultoría como una mezcla de lucro y no lucro. Creo que acabamos siendo consejeros, terapeutas, mentores, coaches (que dicen hoy), amigos, colegas. Todo un abanico de diferentes formas de acompañar y aconsejar. Pero no podemos entregar nuestro trabajo a cualquier fin. De nuevo tiene que ver con la necesidad de rechazar trabajos, pero es que muchas empresas no son sociales y no deberían ser nuestros clientes. Cuanto más marketing hagan de su responsabilidad social social, más tenemos que desconfiar: son las empresas que dan miedo.
Yo sé que tengo pendiente aportar más a la sociedad. Que pague religiosamente una mínima cantidad todos los meses a Amnistía Internacional no deja de ser sino algo dirigido a tranquilizar mi conciencia. Pero no, no puede ser sólo eso. Tenemos que ser empresas sociales, comprometidas con causas dignas, que mejoren la mierda de planeta que otras empresas van dejando. No todas, por supuesto. Y en esta cuestión muy importante parece nuestra capacidad de asociacionismo porque sí que a veces la consultoría artesana, por mucha red que impulse y utilice, no llega a provocar mejoras significativas.
No concibo un proyecto artesano que no esté pensando en que el reconocimiento principal sea el que le viene de la sociedad en la que inscribe su actividad. Ni cuenta de resultados ni facturación; la unidad de medida se diluye en otros indicadores de mucho más largo alcance.
Así que cada artesano debería explicitar cuál es su contribución a la sociedad. Y debe figurar en letras bien claras en su argumentario (creo que yo, por ejemplo, lo tengo pendiente). ¿Esto supone trabajar dentro del tercer sector? Pues sí y no. Sí, porque la aportación a la sociedad que explicite el artesano encajará perfectamente en lo que se espera de una empresa del tercer sector. Pero no. No, porque se concibe también dentro de un mercado movido por unas reglas de competitividad que son las que son.
Hechos son razones y la consultoría artesana tiene que buscar contribuciones concretas que la conecten con la realidad social. Y no sólo para «acompañarla» sino para transformarla. Esto -y es la gracia del asunto- puede hacerse de múltiples formas y con una variedad casi infinita de colores.
Como veis, seguimos tirando del hilo de las características de la consultoría artesana, sea lo que sea.
15 comentarios
Estamos 100% de acuerdo, especialmente con esto: «No concibo un proyecto artesano que no esté pensando en que el reconocimiento principal sea el que le viene de la sociedad en la que inscribe su actividad».
Completamente de acuerdo… te acercas cada vez más a la filé 😉
He seguido con interés la reflexión sobre la consultoria artesana y su red. Este me ha parecido el artículo más claro. Pero la contribución social expresa en qué consiste? En qué consiste ese canón de contribución a los público y social desde el interés personal, y sobre todo cómo se hace manifiesto para que los que contratamos sepamos que existe dicha contribución . Me he encontrado con casos sorprendentes por lo tetimonial pero poco real de dicha contribución. También es cierto que me encuentro lo contrario, Julen.
Gracias
Veo que has vuelto «caliente» de las travacaciones.
Bajo mi punto de vista aquí se mepiezan a mezclar dos cosas, que pueden darse mezcladas, pero no necesariamente. La manera artesanal de entender una actividad y los fines de la misma.
Me suelo encontrar en disyuntivas similares cuando en el mundo del arte contemporáneo surge el recurrente tema del asociacionismo, desde el punto de vista gremial -por ejemplo, una asociación de artistas-, pero claro, es que artistas hay much*s, cada un* con sus ideas, trabajos, estrategias, fines, igual que la idea de sindicato, todos agrupan a trabajador*s, pero se diferencian (cada vez menos, la verdad) en el sesgo ideológico.
Así, la consultoría artesana para mi es un gremio más, con sus propias especificidades (y valores que si le son intrínsecos como a toda práctica artesanal), como pueden serlo la alfarería, la orfebrería, etc, pero no lleva implicito per se un posicionamiento socio-político.
Ojala comiencen a proliferar l*s consultor*s artesan*s libertari*s o por lo menos, que aprendamos a valorar mejor nuestro tiempo (finito) a la hora de pensar-elegir para qué-quién quemos o no trabajar.
Comparto Julen, aunque a veces, mantener la autonomía y el compromiso social cuesta mucho. Más cuando el entorno parece no querer moverse e innovar, sino más bien perpetuarse para transformarse en una burguesía estática..
Saludines!
neocivis.es
@Amalio, ya sabía yo 😉
@David, además creo que puede haber un amplio abanico de formas en que configurar la filé. A ver si me saco un día un rato y profundizamos en ello.
@Idoia, es buena pregunta la que haces y creo que merece la pena avanzar en ello. Porque es cierto: ¿qué aporto a esa sociedad que me rodea de forma concreta? Porque, claro, hoy trabajamos con información y nuestro producto/servicio va dirigido muchas veces a seguir engordando al monstruo. Prometo desarrollarlo.
@Ricardo, yo creo que sí debería haber un signo distintivo: sólo por «pasar» del modelo imperante ya muestra un punto común. Un artesano no puede crecer, crecer y crecer, debe estar comprometido con su realidad social circundante… de acuerdo que todo esto con la diversidad de humanos que somos. Pero creo que puede haber «mínimos comunes».
@neocivis, pero siempre hay personas concretas que se mueven. Ahí es donde tenemos oportunidades.
«Dime de qué presumes y te diré de qué careces»
Creo que los proyectos, las consultoras y las empresas son como las personas: cada cual debemos tener tranquila nuestra conciencia y mantener a raya nuestros niveles de congruencia.
Partiendo de esta premisa creo que en el mercado de la vida tenemos de todo en todos los ámbitos: empresarial, tercer sector, dentro de casa, fuera de casa…
Por eso coincido en el comentario que haces, Julen: quien menos ruido hace suele ser quien mejor lo está haciendo y quiene tiene que venderse puede ser quien primero se deslegitima.
En una ocasión mi abuelo alabó a una mujer por su fuerza, su coraje y el gran cariño que todo el mundo le tenía, utilizando una expresión muy bonita: «ella pasó por esta vida en alpargatas, nadie le oyó»
…bueno…en resumen: ¿nos tienen que oir en nuestra contribución a la sociedad? yo creo que hay mucho tacón y poca alpargata…
Bueno, interesante debate el que suscita Julen en su vuelta, empresa social, proposito social…..al final, tengo la experiencia de que importan mucho las personas, porque me he encontrado a personas increibles en multinacionales, que han hecho más por emplear a gente con problemas que a profesionales que trabajan en ongs, pero que piensan más en ellos que en los usuarios. O sea, que yo que soy un convencido de que otra manera de hacer negocios es posible y además, trabajo en una empresa que ha sido capaz de demostrarlo, me alegro de que empecemos a trazar espacios comunes en los que se desdibuje lo social sin perder, eso sí, nunca la perspectiva, es decir el propósito.
Joder Txema.
Has vuelto al 2 de septiembre, pero de 2009!!
Pero bueno, da lo mismo, porque los temas en realidad siguen siendo los mismos.
Importante lo de la perspectiva, el propósito, el para qué.
jajaja La verdad es que había empezado a recibir comentarios y no sabía por qué. Pues ya de paso os dejo esto que vi en verano sobre el asuto http://www.elpais.com/articulo/carreras/capital/humano/Emprendedores/solidarios/elpepueconeg/20100815elpnegser_1/Tes
Ya me parecía a mí que era como un dejavu, pero bueno……ha servido para que Idoia reavive el tema con ese articulo, uno de esos que no se lee nadie en agosto, aunque sea de 2010…..
@Txema @Ricardo @Idoia …pues sí, somos un año más mayores, pero el tiempo parece que no pasa por nosotros jajajajaja
Idoia, gracias por el enlace. Me temo que vamos a tener que ir separando el grano de la paja en todo esto del emprendizaje social. Tiempo al tiempo.
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