Universidad conflictiva

by Julen


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No cabe duda de que la tensión y el conflicto se sobrellevan bastante mal en nuestra sociedad. Quizá porque ahora los métodos de diagnóstico son más afinados, lo que antes era desasosiego hoy tiene múltiples definiciones, patológicamente hablando. Ahora tenemos muchas más enfermedades. En cuanto nos pasa algo, ¡zas! diagnóstico inmediato: tienes tal o cual mal. Pero tienes un mal y se llama blablablá.

Estuve ayer releyendo un artículo nonato (1) que escribimos hace tiempo entre Loretahur, M. Luz Congosto et moi sobre la universidad. Como consecuencia de ello, M.Luz nos dibujó el mapa mental que veis en la imagen adjunta. Pues dándole un par de vueltas a lo que allí escribíamos, me ha venido a la cabeza la importancia de los conflictos en nuestras vidas.

Quizá suceda que en la universidad no generamos conflictos porque cliente-alumno-rey es poderoso. Sea con su matrícula, sea como sociedad inmisericorde que canta lo mal que salimos comparados con los finlandeses, a ver quién es el gracioso que se pone a sembrar discordia interna. No, el objetivo es reducir tensión, mitigar los males del cuerpo y el alma, sean individuales o de la organización. Los apuntes, el contenido, la razón, el estudio, aquí están las llaves del modelo actual. Nada que tenga que ver con generar conflictos.

Cuando introduces discordia es muy complicado conocer el resultado final. ¿Quién quiere descontrol y algarabia en las aulas? Anda que no tenemos bastantes problemas como para generar tensiones ¿innecesarias? Luego, eso sí, dinero y más dinero para cursos sobre tratamiento y resolución de conflictos, coaching directivo y de cualquier otro tipo, negociación, cómo tratar a jefes o empleados tóxicos: las mil y una fórmulas del éxito. Claro, todo lo que no trabajamos en las aulas. Porque nosotros generamos condiciones de laboratorio, experimentamos con la idea de controlar todas las variables para que todo sea predecible, fiable, aburrido.

Si en las empresas hablamos de desestructuración, de autogestión, de tratar de conectar emocionalmente con la gente que las habita, ¿qué podemos hacer en la universidad? Supongo que ahuecar el ala y esperar que no nos toque, que los alumnos sean amables ciudadanos preocupados por sus denostados profesores, estudiosos y callados ratones de biblioteca. Ahí tenemos la generación que queremos ver. Pero pocas veces sucede que el impetú de los 20 años case bien con el silencio, el estudio, el análisis concienzudo y el orden. Chocan las generaciones, como tiene que ser, como seguirá siendo.

Así que, ¿por qué no generar conflictos en las aulas? Al menos para darnos cuenta de que es lo que va a tocar vivir luego allá fuera, en el mundo real. Esta idea de aprender a manejarse con los conflictos me parece fundamental para trabajarla en la empresa y en la universidad. Porque los conflictos van a ser una variable constante en nuestras vidas. Eliminarlos será difícil. Así que no nos queda sino aprender a gestionarlos: argumentar, usar una y mil veces la palabra, contenerse, respirar hondo, usar la emoción, usar la razón, usar la intuición. ¿Por qué no impulsar una universidad conflictiva? Ah… saldríamos mal en las evaluaciones. Claro. Dime cómo me mides y te diré cómo me comporto.

____________

(1) Muy bien aclarado por Loretahur: «nonato» para medios de papel porque sí que fue «nato» (que no OTAN) en el blog Educación y Cultura de Creamos el futuro, la plataforma de blogs que impulsa Telefónica con la colaboración de varias universidades estatales.

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11 comentarios

iosu 31/03/2008 - 07:17

La forma tradicional de enseñar, especialmente en la universidad, sacrifica la libertad por los estándares académicos. Todo profesor tiene «su libro» que los alumnos deben leer, su «autor fetiche» que deben conocer. Muchos, basan todo el año académico en ese limitado conjunto de ideas.

Lo cierto es que la educación es tan emocional como intelectual. Aprendemos confrontando problemas reales que nos importan personalmente. Como profesores, podemos ayudar a aprender la ciencia más «dura», de la manera más «blanda». Cuando las personas se involucran emocionalmente con un tema, se comprometen más activamente con él y lo tratan de forma más creativa.

Los estudiantes que tenemos frente a nosotros, tienen cientos de inquietudes que el plan de estudios no cubre. La mayor parte del tiempo, no las plantean porque saben que pensar diferente implica «arriesgarse» y prefieren no hacerlo. Hasta que no se sientan seguros con nosotros, no se atreverán a pensar por sí mismos. Demos clases más abiertas. Dejemos que las personas prueben nuevos caminos. Nuestro trabajo no es enseñar, sino ayudar a aprender. Recordemos: somos responsables de las personas, no de los contenidos…

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loretahur 31/03/2008 - 08:05

Al final fue medio-nonato, porque a la red sí que salió 😉

Universidad 2.0

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Julen 31/03/2008 - 08:53

iosu, está bien eso que somos responsables de las personas y no de contenidos, aunque no está de más recordar que los alumnos son quienes sobre todo deben responsabilizarse de sí mismos.
loretahur, disculpa, que se me va la olla. Voy a corregir el texto y coloco enlace, ¿vale?

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iosu 31/03/2008 - 09:24

Deacuerdo contigo Julen, pero esa responsabilidad tendría que ir unida a la libertad. Me explico:

Creo que la mayoría de los estudiantes se encuentran en condiciones óptimas para desarrollar su potencial de aprendizaje, siempre y cuando se les brinde un clima de libertad y responsabilidad. Libertad para participar o no, para aprender a su manera y para permitir que las emociones florezcan. Responsabilidad, para hacer uso y poner en práctica la capacidad de responder y participar de forma madura.

Esta idea de la «libertad responsable» resulta fundamental para el éxito del aprendizaje cooperativo. Los que aprenden con este sistema, necesitan ser libres para experimentar con el estilo y el contenido de su aprendizaje y para influir -con sus acciones- sobre él. Pero, al mismo tiempo, la relación de libertad que ofrece este sistema corre el peligro de ser mal utilizada (de manera deliberada o inconsciente). Para aprovechar al máximo el aprendizaje cooperativo, debe hacerse un uso responsable de la libertad que éste ofrece.
¿Estamos dispuestos a correr ese riesgo?

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am 31/03/2008 - 12:43

Muy interesante Julen.
Aunque desde mi óptica veo poco compromiso en los estudiantes de ahora, son muy capaces de reivindicar cosas siempre y cuando les afecten directamente, no en un plano social, pero sí con una mayor solidaridad. Si bien es verdad, que se sigue muy alejado del mundo real de la empresa.

Ten en cuenta, y supongo que es significativo, que más de la mitad de son chicas, con mayor empatía y asertividad a la hora de solucionar problemas, opino.

De todas maneras, el paisaje me recuerda que en 2010 entra el ESE (Espacio Superior Euroeo de Enseñanza) con asistencia obligatoria, trabajos en grupo, tutorías para cada cinco alumnos, etc…
Como comentaba un colega, parece que se va a volver a un tipo de enseñanza de ESO, sobre el papel muy dinámica y participativa, que en este país puede no sentar demasiado Bien. No estamos mentalizados de esta idea de Universidad, más abierta y profesional, que también le va a poenr las pilas al profesorado. Me informaré mejor.

Felicidades por el Blog, y toda la labor que produces y nos enriquece, constantemente..

Un abrazo

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M. Luz Congosto 31/03/2008 - 13:01

Qué buenos recuerdos de este artículo que vio su luz en un medio afín, lejos de los consejos editoriales.
Hay que trabajarse lo del conflicto, porque estas juventudes ventegenarias solo piensan en aprobar, habiendo tantas cosas interesantes que se les quedan por el camino.

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M@k, el Buscaimposibles 31/03/2008 - 13:21

¿Clases obligatorias a partir de 2010? Me han matado…

En cuanto a lo otro: ¿se pregunta a los alumnos qué quieren o qué creen que necesitan? Y: ¿es la situación igual en la uni privada que en la pública?

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Javier Vizcaíno 31/03/2008 - 14:37

Hablas de la uni, pero me parece que es aplicable a la vida en general. Hoy se lleva lo facilón, el «vamos a dejarnos de hostias» e ir a lo cómodo. Cuando tienes un amigo que te remueve por dentro, que te hace pensar, te cambias de acera y buscas al coleguita aguaplast, que te da la razón y unas palmaditas.
Y sí, la uni, antiguamente la casa del conflicto, es ahora un establo donde los «bichos» sólo se alteran si les faltan tales apuntes o el profe les pone en el examen una pregunta «que no se ha dado».

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Aitor Bediaga 01/04/2008 - 12:06

Crear conflictos puede movilizar a los estudiantes y tratar de hacer más que «ir a por el aprobado». Es verdad que existe esa tendencia que comenta Javier sobre «vamos a dejarnos de hostias» pero al final lo que cuenta al finalizar la carrera que es, ¿el título? ¿los contactos? ¿las experiencias? ¿los contenidos? ¿los hábitos? Creo que la introducción de conflictos podría ayudar a clarificar el objetivo de la universidad.

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Jaime Cuesta 01/04/2008 - 23:36

Estoy de acuerdo con el análisis aunque el mayor problema que yo veo es la distancia entre el mundo real y el mundo universitario .

Con profes como Alberto Ortiz de Zárate creo que el cerco se estrechará.

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Julen 02/04/2008 - 06:45

iosu, quizá el riesgo es no ponerse a ello, ¿no?
am, gracias por las flores al blog. Lo de 2010 es una incógnita. No lo tengo nada claro.
M.Luz, aprobar, la meta de todo alumno, ¿no? Así es el sistema. Así lo hemos parido.
M@k, la situación es similar, aunque supongo que en la privada con más manga ancha.
javier, anda que no hay cantidad de cosas «que no damos» y que entran para el examen diario de la vida.
aitor, pero el conflicto penaliza indicadores finales. Ahí le han dado.
Jaime Cuesta, gracias por el enlace. Esa distancia es real. Como la vida misma.

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