Julen, sería interesante analizar con cierto rigor la relación entre discapacidad y «superación», y la supuesta influencia que tienen las personas con especiales obstáculos como modelos motivadores a seguir por el resto de ciudadanos que lo tienen en teoría «más fácil».
En este terreno es difícil escapar de cierta demagogia fácil en favor de las personas que tienen discapacidad y de lo emocional que conlleva el asunto, para intentar centrarse en el análisis de aspectos especificos como la verdadera efectividad las medidas de inserción social y laboral, y de fomento de mayor autonomía de estas personas. Uf, menudo tema¡ 🙂
Realmente es un tema complejo, como bien dices, y que puede estar sujeto a muchas interpretaciones, desde la más chabacana hasta aquellas otras que enlazarán con aspectos de motivación y estructura de la personalidad.
Pero, sin ir demasiado lejos, sí me parecen relevantes dos aspectos de este tipo de historias: 1- La capacidad de adaptación de las personas a sus circunstancias. No se trata muchas veces de cambiar las cosas sino de metabolizarlas adecuadamente. 2- Lo que ayudan a relativizar los problemas propios. Y no es que el tuerto sea el rey en el país de los ciegos, sino que conviene comprender que en gran medida una situación es mala de acuerdo con nuestros esquemas de percepción.
De todas formas, como comentas, es asunto complejo y delicado al mismo tiempo.
Personalmente, no me gusta el término integración. Quizás porque supone que el estándar establecido es el de la “normalidad”. Deberíamos reflexionar sobre hasta qué punto la capacidad de superación que demuestran (o que deben demostrar) se correlaciona directamente con la falta de estrategias y actuaciones para avanzar hacia la igualdad REAL de oportunidades. Además, no llegamos a entender aún que su plena inclusión es un factor enriquecedor para el resto de la sociedad: porque cuando su jornada escolar se desarrolla completamente en un ámbito específico y no de manera combinada, estamos mermando sus posibilidades de sociabilización y desarrollo personal en un entorno amplio, pero –no nos engañemos- también la de nuestros hijos.
Además de vuestros comentarios, añadir, la falta de complejos y prejuicios, hacen sin dudarlo de ésta persona, una persona superior y de ahí, la superación, personal, física, emotiva, … para mí el único deficiente es el deficiente emocional o ¿se dice … psicópata? ¡Salud!
Impresionante. Se me queda cara de ombligo cuando pienso en la desproporción entre los motivos de mis preocupaciones y la cara de no preocupación que pone Javi. Me viene a la mente el libro de Rojas Marcos, «La Fuerza del Optimismo».
Ya había visto el vídeo, pero al verlo ahora con una mano se me cae la cara de vergüenza por quejarme de una situación incapacidad temporal. Ese afán de superación debería ser un ejemplo de los que como yo vamos de quejicas por la vida.
nana, quizá debamos revisar la «normalidad», ¿no? mpiryko, una lástima encontrar tanto deficiente emocional. Enfermedades complicadas esas. Germán, a mí también me ha dejado flipado el video. Lula, cada cual lo vemos desde nuestro hábito. Lo habitual es manejar diez dedos, dos manos. Esa es nuestra referencia y contra la que comparamos. Si no tienes esa referencia, todo cambia.
8 comentarios
Julen, sería interesante analizar con cierto rigor la relación entre discapacidad y «superación», y la supuesta influencia que tienen las personas con especiales obstáculos como modelos motivadores a seguir por el resto de ciudadanos que lo tienen en teoría «más fácil».
En este terreno es difícil escapar de cierta demagogia fácil en favor de las personas que tienen discapacidad y de lo emocional que conlleva el asunto, para intentar centrarse en el análisis de aspectos especificos como la verdadera efectividad las medidas de inserción social y laboral, y de fomento de mayor autonomía de estas personas. Uf, menudo tema¡ 🙂
A ver si un dia le meto mano…
Realmente es un tema complejo, como bien dices, y que puede estar sujeto a muchas interpretaciones, desde la más chabacana hasta aquellas otras que enlazarán con aspectos de motivación y estructura de la personalidad.
Pero, sin ir demasiado lejos, sí me parecen relevantes dos aspectos de este tipo de historias:
1- La capacidad de adaptación de las personas a sus circunstancias. No se trata muchas veces de cambiar las cosas sino de metabolizarlas adecuadamente.
2- Lo que ayudan a relativizar los problemas propios. Y no es que el tuerto sea el rey en el país de los ciegos, sino que conviene comprender que en gran medida una situación es mala de acuerdo con nuestros esquemas de percepción.
De todas formas, como comentas, es asunto complejo y delicado al mismo tiempo.
Personalmente, no me gusta el término integración. Quizás porque supone que el estándar establecido es el de la “normalidad”. Deberíamos reflexionar sobre hasta qué punto la capacidad de superación que demuestran (o que deben demostrar) se correlaciona directamente con la falta de estrategias y actuaciones para avanzar hacia la igualdad REAL de oportunidades. Además, no llegamos a entender aún que su plena inclusión es un factor enriquecedor para el resto de la sociedad: porque cuando su jornada escolar se desarrolla completamente en un ámbito específico y no de manera combinada, estamos mermando sus posibilidades de sociabilización y desarrollo personal en un entorno amplio, pero –no nos engañemos- también la de nuestros hijos.
Además de vuestros comentarios, añadir, la falta de complejos y prejuicios, hacen sin dudarlo de ésta persona, una persona superior y de ahí, la superación, personal, física, emotiva, … para mí el único deficiente es el deficiente emocional o ¿se dice … psicópata?
¡Salud!
Impresionante.
Se me queda cara de ombligo cuando pienso en la desproporción entre los motivos de mis preocupaciones y la cara de no preocupación que pone Javi.
Me viene a la mente el libro de Rojas Marcos, «La Fuerza del Optimismo».
Ya había visto el vídeo, pero al verlo ahora con una mano se me cae la cara de vergüenza por quejarme de una situación incapacidad temporal.
Ese afán de superación debería ser un ejemplo de los que como yo vamos de quejicas por la vida.
nana, quizá debamos revisar la «normalidad», ¿no?
mpiryko, una lástima encontrar tanto deficiente emocional. Enfermedades complicadas esas.
Germán, a mí también me ha dejado flipado el video.
Lula, cada cual lo vemos desde nuestro hábito. Lo habitual es manejar diez dedos, dos manos. Esa es nuestra referencia y contra la que comparamos. Si no tienes esa referencia, todo cambia.
«En mi opinión tiene menos mérito del que igual parece desde fuera». Tócate los huevos.