Cómo evoluciona la participación en tu empresa

by Julen

He terminado de leer el estupendo artículo de Peter Kollock Social Dilemmas: The Anatomy of Cooperation. En buena parte, toma como referencia el clásico libro «La evolución de la cooperación», de Robert Axelrod, pero añade unas cuantas líneas de análisis muy interesantes en torno a la forma en que los humanos planteamos soluciones tendentes a incrementar los niveles de cooperación.

A mí particularmente me interesa todo esto en tanto que referido al mundo de la empresa. Ahí es, a fin de cuentas, donde desarrollo buena parte de mi actividad profesional. Porque cooperar es una palabra de esas con mayúsculas. No sólo en el ámbito empresarial, sino en nuestra vida como humanos. Ya he recomendado aquí en más de una ocasión sitios como P2P Foundation o Cooperation Commons… y creo que lo segurié haciendo.

Cuando analizamos la cooperación entre las personas se suelen tomar dos referencias básicas para distinguir el análisis. La primera es la circunstancia de la cooperación entre dos personas y la segunda alude a la cooperación entre más de dos personas. Claro está que con la mayor presencia progresiva de las tecnologías de información y comunicación en este planeta, el enfoque «multitudinario» tiene cada vez más relevancia. Si no, basta considerar la repercusión de The Wisdom of Crowds, el libro de James Suroweicki, las toneladas de debate que está produciendo el fenómeno de la wikipedia, o los análisis de contribuciones en comunidades virtuales.

Sin embargo, en la empresa, un universo más reducido, muchos son los intentos por generar dinámicas de participación y escasa la proporción de éxitos. Pero, ¿participación y cooperación pueden ser términos que usemos como sinónimos? Y, además, ¿qué decir de la colaboración? El post anterior traía una conferencia sobre «tecnologías colaborativas». ¿Podríamos decir de igual forma «tecnologías cooperativas»? Matices puede haberlos y el diccionario de la RAE está para eso, pero, desde un punto de vista empresarial -aunque algún purista me meta el dedo en el ojo- voy a tratar los tres términos en forma similar. Participación, cooperación y colaboración son tres conceptos que dibujan un tipo de persona con la que tod@s queremos contar en nuestras empresas y para ello debemos trabajar.

Ahora que mi tesis doctoral -por fin- empieza a dibujar bien el embudo que tanto necesitaba prometo dedicar algunos posts a esta cuestión de la participación, cooperación, colaboración… o como queráis matizar. Y para empezar, planteo una cuestión que me ha resultado muy sugerente del artículo de Peter Kollock: ¿cómo consideráis que evoluciona la cooperación dentro de las empresas? Para no dejar un mar inmenso de posibles respuestas, considerad estas cuatro opciones:

  1. Mediante una curva ascendente: la participación entra en una dinámica que se potencia a sí misma. Más participación llama a más participación, el sistema se va dotando de las condiciones y la participación surge cada vez más «porque sí», alimentada por procesos anteriores de participación. ¿Donde fueres haz lo que vieres?
  2. Mediante una curva lineal: la participación es una consecuencia directa de los esfuerzos para que suceda. Si dejas de incorporar energía, el sistema decae. La participación es directamente proporcional a las recompensas que seas capaz de proporcionar. «Dame y te doy».
  3. Mediante una curva descendente: la participación con el paso del tiempo se va empobreciendo en calidad y cantidad. No es que tengas que incorporar energía, es que tienes que introducir toneladas de ánimo para conseguir resultados mínimos. El sistema por algún extraño fenómeno de entropía negativa (hagas lo que hagas) tiende a un crepúsculo final. «No importa lo que hagas, el sistema tiende a cero». La moraleja conduce necesariamente a la cuarta forma.
  4. Mediante saltos progresivos: en parte reconociendo el hecho anterior, la participación sólo crece si consigues introducir cada cierto tiempo auténticas novedades en el sistema. En esos momentos se produce una sacudida tal, que despierta de nuevo el proceso y se mantiene más o menos estable hasta que no llega un nuevo terremoto. Avanzamos a base de sacudidas.

Por cierto, aunque quizá un tanto fuera de lugar, según lo escribía me venía un símil a la cabeza para explicar estas cuatro formas en que puede evolucionar la participación. El símil es la forma en que subes un puerto cuando vas en bici. Y es que puedes subirlo: de menos a más, con un ritmo constante, de más a menos, o mediante «estirones». ¿Cómo subís el Col de la Participation en vuestra empresa? Ah… y no vale abandonar en plena subida.

 

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4 comentarios

Joquin 19/06/2006 - 15:49

Yo creo que no es ninguna de las curvas descritas. Se producen picos, ascendentes y descendentes, producidos por el «ruido ambiental», por cuando se consigue implicar a alguien que se compromete de verdad, por cuando alguien que estaba comprometido deja de estarlo. También es cierto que normalmente hay que estar inyectando energía, conscientemente o no. El tema es demasiado amplio y con demasiadas variables. Cada empresa queramos o no tiene su idiosincracia propia, o como se llame.

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Jaizki 19/06/2006 - 16:46

¿Y si son todas?

Empieza siendo una curva descendente, no importa cuanto te esfuerces parece que no hay resultados.

Sin embargo, en algún punto hay un salto, un cambio en el enfoque o en la percepción que hace que se pase a un nuevo escalón.

En este nuevo escalón aparece una curva lineal, a más aportación, más resultados.

Y de repente, se alcanza una masa crítica de personas implicadas que retroalimentan el sistema y empieza una curva ascendente.

¿Cómo fue la curva de la wikipedia?

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Mentxu 19/06/2006 - 20:21

Creo que la curva «exacta» se encuentra entre la costa vasca, la costa brava y los acantilados australianos.

En esos «ambientes» maravillosos todo el mundo se «transforma» y ve la vida, el trabajo, el ocio, etc… con otra perspectiva diferente (eso sí, si no tiene miedo a las alturas y quiere experimentar nuevas sensaciones).

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Iñaki Pérez 20/06/2006 - 14:21

Bueno, yo os puedo contar mi experiencia.
Cuando me hice cargo de un Departamento variado y no muy numeroso, una de las premisas de partida fué precisamente esa, la de la participación y la asunción de responsabilidades como equipo.
Fué en todo caso una recta ascendente, fundamentalmente porque las personas que participábamos de la idea estábamos convencidos de ella y el liderazgo del grupo era natural y no impuesto.
Tal fué la participación y el compromiso que llegó un momento que la organización no permitió evolucionar al grupo hacia donde naturalmente iba y se cerraron algunas puertas (V.gr.de participación societaria) … que hizo que el grupo evolucionaria hacia una nueva sociedad mercantil (para intentar sobrevivir como tal y llevando la evolución en que se encontraba a su consecuencia lógica), igualitariamente repartida tanto en su accionariado como en su responsabilidad, con los conocimientos y aportaciones que cada uno de nosotros era capaz de dar en su parcela de conocimiento y que intentábamos compartir.
Tal vez, las sociedades actuales y nosotros como profesionales, debemos prepararnos para asumir hasta sus últimas consecuencias lo que una participación real supone si la dejamos evolucionar de modo natural y la potenciamos.
Yo creo firmemente que la implicación y la participación crece de manera exponencial, siempre y cuando la organización no ponga las típicas resistencias de las antiguedades, el machismo, la tradición, las parcelas de poder, los títulos y otras, a mi entender perjudiciales para motivar a las personas.

Un saludo a todos.

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