Entre los conceptos que monitorizo, hay varios que tienen que ver con el futuro del trabajo, la industria y la inteligencia artificial generativa. Así es como Feedly, la herramienta que empleo desde hace años para estas labores de monitorización, me ha puesto sobre la pista del Scottish AI Summit, un congreso que se celebra en Escocia cada año sobre inteligencia artificial. He localizado algunos contenidos de la edición de 2023 y en particular me ha interesado este artículo:
Briken, K., Moore, J., Scholarios, D., Rose, E., & Sherlock, A. (2023). Industry 5 and the Human in Human-Centric Manufacturing. Sensors, 23(14), 6416. https://doi.org/10.3390/s23146416
La cuestión de fondo es recurrente en los últimos tiempos: ¿qué rol desempeñarán las personas en una industria en la que la presencia de máquinas dotadas de inteligencia artificial es cada vez mayor? Claro, podemos ver el vaso medio lleno o medio vacío. Hay mucho de fe en el asunto, de convicciones, de «querer». Los datos nos dicen que el empleo industrial cae, incluso ante crecimientos de facturación. Eso sí, las estadísticas son complejas porque la frontera entre industria y servicios hace ya tiempo que ha dejado de existir. Quizá debiéramos hablar del «empleo fabril», del «empleo asociado al trabajo con máquinas que transforman determinadas materias primas (u otros materiales) en productos de valor añadido». No sé, me viene a la cabeza gente vestida de azul frente a otra vestida de blanco.
La capacidad mecánica de las máquinas nos sobrepasa. La capacidad de tratar información de la inteligencia artificial nos sobrepasa. La capacidad generativa de la inteligencia artificial ya está aquí. Y nosotras, personas limitadas por nuestra fisiología, seguimos con una dotación genética que es la que es. Sí, con mejores recursos para aprender vamos avanzando, vamos progresando. Pero las máquinas, ese invento humano que nos define en tanto tecnología, lo hacen más deprisa. Touché!
Lo lógico, a estas alturas de partido, es pensar que debemos abandonar la competencia con la máquina para dedicarnos a otra cosa. En cantidad los humanos que se requieren y se van a requerir para trabajar en la industria (y también en los servicios asociados, para qué vamos a engañarnos) van a ser cada vez menos. Insisto, las estadísticas, aunque complejas, están ahí para dictar sentencia. Eso sí, hablamos del (supuesto) primer mundo. Porque ya se sabe que parte de la inteligencia artificial y parte de la productividad industrial ha venido tradicionalmente de personas baratas. Cuanto más baratas, mejor. Aguas arriba todavía hay sectores en los que hablar casi de esclavitud laboral.
El artículo que referenciaba al principio de este artículo se tiñe de optimismo. No está mal leer este tipo de textos de vez en cuando. ChatPDF me dice (con algunas correcciones de este humilde humano) que este es el concepto que manejan de industria 5.0, un paso más allá del momento en que estamos:
La industria 5.0 se define como una nueva ola revolucionaria en la fabricación, también conocida como «Age of Augmentation», en la que los humanos y las máquinas se reconcilian y trabajan en perfecta simbiosis entre sí. Se basa en tres pilares: el ser humano en el centro, la resiliencia y la sostenibilidad, y tiene como objetivo fortalecer la innovación y la investigación en la industria para mantener la competitividad, al mismo tiempo que aborda los desafíos sociales y ambientales de la próxima generación.
El subrayado es mío. Curioso eso de que máquinas y humanos «se reconcilian», que «trabajan en perfecta simbiosis entre sí». Como si habláramos de tú a tú. Máquina y humano en el mismo plano. Una conversación entre adultos, donde nos decimos las verdades a la cara. Me estoy perdiendo algo.
Os dejo con una imagen que nos trae un buen resumen del follón en que andamos. Y en el que andaremos. Y una frase lapidaria que podría aplicarse también a nuestro entorno: Let’s make manufacturing sexy in the UK. Quizá va de esto, de ser sexy.
Imagen destacada generada con IA vía Bing.