El viernes pasado tuve ocasión de compartir un rato con alumnos/as de la Facultad de Empresariales de la ESTE en el campus de Donosti de la Universidad de Deusto. Conmigo estuvieron también otras dos personas, una de Ibermática y otra de Vicomtech. Supongo que les metimos a quienes asistieron a clase un buen rollo acerca de la gestión del conocimiento. Luego llegaron algunas preguntas y un debate con cosas interesantes.
Una de las pequeñas ponencias anunció que el mundo en que vivimos es de las empresas de gran tamaño. Inmediatamente pensé «Oh, Dios mío, la he cagado, yo que me voy por libre, consultor artesano donde los haya, que hui de un mastodonte de más de 2000 cabezas». Y empecé a pensar, a pensar, a pensar… y cai en la cuenta de ¡qué a gusto me encuentro!. Porque creo que podemos, las personas, una a una, cuando trabajamos por nosotras mismas:
- vencer la muy extendida estupidez empresarial en la que nos hacen vivir
- comunicarnos mucho más eficazmente, seas parte activa o no de la blogosfera
- hacer lo que nos gusta, disparando nuestra eficiencia a cotas inimaginables
- no hacer trabajos para nadie que se quiera llamar a sí mismo jefe u otro cosa peor
Creo que me repito con estas ideas, pero también tengo la sensación cada vez más intensa de que rompiendo ciertas empresas encontramos las personas. Y prefiero personas.
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