Otra vez encuentro muy interesante una referencia recogida en Smart Mobs acerca de un documento sobre movilidad elaborado por Nokia. Movilidad es una palabra que me sugiere una cierta ambivalencia. Tengo una frase de mi abuelo (no sé por qué me acuerdo tanto últimamente de él, que murió hace ya 14 años) que entre otras estupendas cosas suyas, se ha quedado conmigo. Decía que él lo más lejos que había llegado era a Pamplona (vivió toda su vida en Urioste, un barrio de Ortuella, en la zona minera de Bizkaia)… y porque le llevaron preso. Su mundo móvil alcanzó una distancia de 150 kilómetros y no porque él lo deseara.
Ahora en mis clases sobre equipos y digitalización, siempre recurro al topico de la ruptura de las barreras de tiempo y espacio. La información soportada en la parafernalia digital rompe esas barreras (a no ser que la administración política se imponga, como cuando hablamos de mapas políticos en soporte digital) y deslocaliza rápidamente todo nuestro ser.
Hoy cuando estás trabajando en una empresa, sabes que no hay excusa para no mantener una relación fluida con quienes están lejos en tiempo y espacio. Y parece que tenemos que asumir que hay que vivir en un mundo más extenso, mucho más extenso que el conoció mi abuelo. Y parece que tenemos que asumir que esto es bueno. Y parece que tenemos que asumir que el humano en la empresa debe aceptar esta movilidad, esta relativización del lugar y el tiempo. Pero, a la vez, surge con fuerza la paradoja de reivindicar lo local, la referencia a lo cercano. Movilidad es una palabra cercana a la globalización. Internet salta en forma cuántica cuando permite movilidad para acceder a su red de redes. Y esta mañana cuando volvía de andar en bici por lugares donde tiempo y espacio son en sí mismos un placer, oía que el stress carcome al trabajador de occidente. Todavía las personas que fabricamos en el sistema educativo no incorporan de serie la ubicuidad. Estar en cualquier lado conectado por lazos invisibles de información. ¿Cómo es una empresa con este tipo de gente? O, dicho de otro modo, ¿cómo son las personas con este tipo de empresas? Tengo un lío. El documento de Nokia lleva un título que, de repente, me da un poco de miedo: «The Route to True Competitive Advantage». Y a pesar de ser el típico lenguaje publicitario, hay cosas inquietantes por ahí dentro.
