Camino de los Montes de Toledo

by Julen

Día de traslado. Bilbao amanece con sirimiri. Hoy nos acercamos hasta Los Yébenes para mañana comenzar a pedalear por los Montes de Toledo. ¿Por qué comenzar aquí la ruta? Simplemente porque es el lugar que quedaba a menos distancia de Bilbao. Tras cumplir con las obligaciones familiares, esta mañana me he despedido de mi madre y de mi pareja y he pasado a recogerle a Alberto. La rutina de siempre: cargar su bici junto a la mía en el coche y tirar millas. La Transtoledana nos espera. Bueno, nuestra particular adaptación de la ruta original que Alfredo Bravo Santos plantea en su libro Transtoledana. Los Montes de Toledo en BTT. Porque algunas variaciones ya hemos incorporado, faltaría más.

El viaje, como siempre, se hace entretenido. De cháchara con Alberto, repasamos lo habido y por haber. Andamos ya muy cerca (más él que yo) de estrenar ciclo nuevo en nuestras vidas: la jubilación. Claro que esto admite muy diversas interpretaciones. En nuestro caso quizá no tenga demasiado sentido pasar «del negro al blanco» y pueden aparecer zonas intermedias en las que progresivamente dedicar menos tiempo al trabajo a medida que nos ocupamos más de otros menesteres. En mi caso es evidente que hay un espacio que ya ocupan las rutas en bici a las que me gustaría, por supuesto, dedicar más horas. Veremos cómo podemos avanzar en ese deseo. Por cierto, en mayo puede que vayamos cinco días a pedalear por Flandes, uno de esos territorios con el ciclismo a flor de piel. Os iremos informando.

La ruta hasta Los Yébenes nos ha traído por Madrid y Toledo. Hemos venido por autopista desde Bilbao hasta apenas 15 kilómetros antes de llegar al pueblo. Nos alojamos en un hotelito que queda a las afueras y que nos permite dejar el coche aquí aparcado con cierta seguridad hasta que lo recojamos dentro de dos semanas. Detrás quedan, por cierto, las instalaciones de los Artesanos Lácteos. En ellas se elaboran quesos con denominación de origen manchego a partir de leche de oveja, aunque también los hay con leche de cabra y de vaca. Así se expresan en su web:

Hablar de queso no es hablar solo de un alimento. El queso es algo más. El queso habla de la naturaleza, del territorio y de la tradición. Un queso puede encerrar una forma de vida. La de los pastores, la de los maestros queseros y las de tantas manos que trabajan en las muchas queserías con que cuenta hoy nuestro país.

Además de la mención debida, cómo no, al queso manchego, Los Yébenes vive, al igual que tantos otros pueblos de esta parte de Castilla-La Mancha, pegado a sus molinos de viento, que lucen hermosos allá a lo alto. De hecho, la zona en la que se ubican recibe la denominación de «crestería molinera«. Dos de los tres molinos han sido reconstruidos: El Molino del Tío Zacarías y El Torrecilla. Junto a este último, la antigua casa del molinero se ha reconvertido en centro de visitas y museo etnológico. Según parece, hay argumentos para pensar que estos molinos fueron los primeros que vio Cervantes como fuente de inspiración para su obra universal en la que enfrenta al famoso caballero con seres fantásticos y mitológicos. O sea, los molinos de viento. Por cierto, toma nota de los diferentes vientos que emplean estos molinos, según la dirección de la que soplan: ábrego, cierzo, solano, hondo, alto o fijo, toledano, villacañero, calderino, matacabras, mediodía o moriscote.

Otro elemento del que enseguida ves su importancia es la caza. Museo de la caza, taxidermia variada y alusiones en plazas y rincones.

Los olivos dibujan extensas líneas adaptadas a la orografía suave de las colinas mientras que las encinas se arremolinan en torno a las sierras para conformar un paisaje característico del bosque mediterráneo. Estamos en el municipio más extenso de la provincia de Toledo. Así pues, hay oportunidad de encontrar casi todo lo típico de estas latitudes en cuanto a flora y fauna. Por simplificar, diríamos que todo depende de si nos movemos por paisaje «monteño» o «manchego».

Hemos aprovechado la tarde para dar un paseo. El Monster Truck Show del que había publicidad por todas partes debía de haber concitado interés porque las calles estaban casi desiertas. Poco a poco hemos terminado por subir hasta el cerro de la ermita de San Blas, desde donde se disfruta de una panorámica completa del entorno, con la crestería molinera detrás y el pueblo abajo junto a una extensa llanura.

Bueno, pues mañana empieza la fiesta. De nuevo con la intención de pedalear suave suave tras las dos últimas experiencias de ruta por el Pirineo y por buena parte de la España Vaciada en las que padecimos nuestros particulares achaques. Esta travesía nos va a ofrecer etapas bastante variadas. Lo que decía en el párrafo anterior: la orografía, según sea monteña o manchega, condiciona el pedaleo. Bueno, además, hay otro factor que considerar: las previsiones del tiempo son malas, por no decir pésimas. Valga el ejemplo de San Pablo de los Montes, donde dormimos mañana.

Ya sabéis: cada día crónica por la tarde-noche y fotos que iremos subiendo a este álbum de Flickr. A ver si me pongo las pilas también con Instagram y Twitter. Emplearé las etiquetas #transtoledana, #mtb y #rssuave. Nos vemos y nos leemos. Hasta mañana. Vamos a ver si cenamos algo.

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