Jugando al impacto en ODS

by Julen

Es difícil que hoy en día no salga este asunto de los ODS cuando trabajas estrategia en las organizaciones. ¡Por favor! Cómo no, hay que mirar a los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (aquí, en nuestro caso, añadimos el 17+1) y decir de qué forma impactamos. La primera perversión llega cuando, sin rubor alguno, en la lista solo incluimos los impactos positivos. Es decir, nada de autocrítica. Tomamos la cesta de los ODS y vamos buscando hasta encontrar una relación causa-efecto que podamos argumentar. Cogida con alfileres, pero eso da igual: hay que impactar, pues se impacta. Pero solo en positivo.

Si estás trabajando con una empresa normal, de las de cuenta de resultados apretada, esto de los ODS es una manera de añadir ingredientes que provienen de la realidad social y medioambiental. Nos queda sí una salsa más o menos digestible, no solo construida con resultados económicos. A fin de cuentas, los ODS son un estándar. Para qué inventar ruedas cuando solo se trata de una matriz de impactos. Eso te lo hago yo en un abrir y cerrar de ojos.

Sí, no hay reflexión estratégica que no pida incluir los ODS. Pero es que tampoco hay modelo de negocio startupero inteligente que no incluya una referencia a lo buenos que somos, que nos preocupamos de asuntos tan trascendentales como los que propone la ONU. Decimos entonces que queremos erradicar la pobreza, crear una sociedad justa e igualitaria y no sé cuántas cosas más. Compro pulpo como animal de compañía.

Decía antes que nada de autocrítica: se esconde bajo la alfombra aquello en lo que impactamos negativamente. A ver si voy a ser yo el tonto que se eche piedras contra su propio tejado. Eso ya me lo dirá la competencia, el mercado o quien sea. Pero nada de levantar la liebre. A seguir escondidos bajo unas cuantas capas de burdo ethicswashing. Porque nadie nos gana en valores de equipo, orientación al cliente, conciliación, preocupación por el planeta y por un trabajo que sea capaz de recoger nuestras pasiones y traducirlas en algo que nos dé suficiente dinero como para no pasar penurias.

Además, los ODS, con tantos colores y tan manejables desde la perspectiva comunicativa, ¡cómo no quererlos! Espera, que voy a añadirle un poco más de creatividad aún para que se vea que nuestra apuesta es imaginativa, es disruptiva y busca un planeta mejor para la humanidad. Solo tienes que echar un vistazo a nuestra declaración al respecto. Por supuesto, imposible de comprobar en la práctica. Hasta ahí podíamos llegar. ¿Qué quieres? ¿Que, además de tener en cuenta los ODS, construyera unas métricas reales con resultados e impactos concretos? Eso cuesta mucho en consultoría. No tenemos tanto presupuesto como para encargárselo a los magos de la apariencia.

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