Warning: Undefined variable $post_id in /home/consult2/public_html/wp-content/themes/soledad-child/header.php on line 50
El dopaje, un negocio necesario – Consultoría artesana en red

El dopaje, un negocio necesario

by Julen

¿Estás dispuesto a tomar una droga que te garantiza una medalla de oro sabiendo que te va a matar dentro de cinco años? Hecha la pregunta a deportistas de élite en lo que se conoce como «el dilema de Goldman», más de la mitad contestaron que sí. La victoria, la gloria, subir al cajón más alto: el gen está activado en cierto tipo de gente. Podemos hablar del deporte de élite, ese que supuestamente genera modelos para la sociedad en que vivimos por su esfuerzo y su dedicación. ¿El dopaje —en su más amplia acepción— es inherente a la naturaleza de quienes compiten por la victoria? 

He terminado de leer un libro muy especial: Jimbo, algo más que la historia del doping, publicado por la editorial Seleer. Han pasado unos cuantos años desde que su autor, Víctor Salazar Benítez, se viera envuelto en 2014 en una operación contra el dopaje: Jimbo. A partir de ahí, el autor ha ido compilando un amplísimo reportorio de casos que tienen que ver con un enorme abanico de deportes. Además, incorpora su reflexión personal. Es un libro que en su edición impresa llega casi a las 800 páginas. Yo lo he leído en su versión digital. Por cierto, una lástima que no haya habido una labor de edición mínimamente digna por detrás. El libro contiene cientos de errores tipográficos y de ortografía. Una lástima.

¿Qué es más saludable para un deportista, correr un Tour de Francia durante 21 días seguidos subiendo y bajando puertos, haciendo 200 km diarios, con frío o con calor… a base pasta y pollo o hacer lo mismo pero ayudado de determinados medicamentos con el control de un facultativo? Se lo pregunta el autor y nos lo preguntamos quienes somos aficionados al ciclismo. Y me temo que la respuesta no admite dudas. El espectáculo y la cuota de pantalla manda. Los esforzados de la ruta, los héroes sobre la bicicleta, los nuevos gladiadores del circo romano divierten a las multitudes. De vez en cuando, la tragedia. Dopado. Dopado. Una trama. Otra. Dopado.

Al principio fue la cafeína, el éter, las bolas de estrictina o hasta la sangre de toro en ampollas. Llegaron luego las anfetaminas y más tarde los corticoides, los anabolizantes, la hormona del crecimiento y la Epo. Y todo progresa adecuadamente. El delito se alimenta del mercado negro. La industria farmacéutica de por medio. Échate a temblar. Porque todo va envuelto en el mantra de la espectacularización. Hombres y mujeres que compiten a mayor gloria de sí mismos, de sus países y de sus marcas comerciales. Porque, por supuesto, va de eso: de ventas. Salazar lo tiene claro.

Y yo de acuerdo con él al cien por cien. Business is business. Cada vez más. Hasta que reviente: dopado. O muerto. Los dos últimos casos, muy recientes. Este 14 de enero pasado moría el exciclista neerlandés Lieuwe Westra. Se dopó, lo reconoció. Luego, la vida se fue extinguiendo. Por su parte, Gianluca Vialli moría el 4 de enero a los 58 años por un cáncer de páncreas y su compañero, el exfutbolista Dino Bagio, decía tener miedo por las repercusiones para la salud, pasado el tiempo, de lo que se metían en su época. El ciclismo, manchado. ¿El fútbol? No se puede mirar a otro lado: es transversal a todos los deportes. Otra cosa es la dimensión pública del problema. Triste, pero no puedo evitar casi soltar una carcajada: según datos que aporta Salazar en el libro, el deporte con más casos en función del número de practicantes, es el curling. Sí, el curling, has leído bien.

La presión por ser competitivos exige dopaje. Sea mediante sustancias dopantes, genético, tecnológico o lo que se invente de por medio. El dopaje como síntoma. Con una mínima visión de sentido común, habría que mirar en otras partes del sistema. Las causas son diversas. Siempre ha habido dopaje. En el circo romano y el circo mediático actual. «En el ciclismo todos saben la verdad, pero la verdad es inaceptable. […] La verdad es que todos se dopan y que todos volverían a hacerlo. Somos animales, somos bestias. No somos héroes, somos locos desencadenados”. Armstrong es solo un ejemplo.

Tenemos dopaje para falsear los datos de Strava, dopaje para aguantar una jornada de trabajo extenuante o para aprobar un examen o unas oposiciones, dopaje para incluir un motor oculto en una bici. Aunque, eso es evidente, el dopaje que más fuerza mediática posee es el que nace de una sociedad medicalizada con las farmacéuticas como juez y parte. Ventas legales y ventas ilegales. Las multinacionales farmacéuticas necesitan enfermos y drogadictos. El deporte de élite es un lugar ideal en el que pescar. Medicina deportiva, un gran negocio. Y con una línea en constante movimiento: la que separa lo prohibido de lo legal. Hoy no, mañana sí.

Los héroes son villanos. Vidas dedicadas al deporte. Único foco. A su alrededor, nada más. Superación personal, egoísmo puro. Vida al límite. Referentes sociales. A un ciclista, obligado a decir en todo momento dónde se encuentra, le interrumpen en plena gala ciclista. Acompáñenos. Es la ley. ¿Imagináis eso mismo en la gala de entrega del Balón de Oro? Señor Cristiano Ronaldo, acompáñenos, que le vamos a hacer un control antidopaje. Las varas de medir, distintas. Ayer, hoy y mañana. Se investiga y afloran datos. Así sabemos que:

El 97,4% de los futbolistas españoles no conocía la lista de sustancias prohibidas, que el 95% no sabía lo que significan las siglas AMA (Agencia Mundial Antidopaje), que casi la mitad usaba suplementos energéticos y un 5% consumía, sin saberlo aparentemente, sustancias dopantes.

Dopaje, medicamentos para preservar la salud, alimentos energéticos, suplementación: un negocio inmenso. Pero da igual, porque si no es de ese tipo, lo será tecnológico o mental. Víctor Salazar explica en en libro que no es solo el deporte de élite. De hecho, insiste en que el campo amateur es más de lo mismo. O qué decir de los gimnasios. Sin embargo, en mi caso particular tengo que reconocer que las grandes estrellas deportivas, por esa aura de «referencia social» con las que se las quiere impregnar, me resultan especialmente perversas. Perfecto: grandes logros. Pero cada uno de ellos apoyado en el límite de lo insano. Y aquí, cada cual que decida dónde pone el límite.

Como decía al principio, una pena la edición del libro. Estaría bien que alguien se trabajara una segunda edición más digna que no desmerezca el contenido.

Imagen de Ri Butov en Pixabay.

Artículos relacionados

1 comentario

Iván 19/01/2023 - 02:40

Tremendo este tema en el deporte de élite. Por cierto, estoy leyendo el libro Do no harm de Harry Wiland, es sobre el dramático tema de los opiáceos en Estados Unidos. Es un tema que me interesa bastante y del que llevo tiempo leyendo en prensa, además de que sale bastante en algunas novelas como La Frontera de Don Winslow y en alguno de Harry Bosch. Ahora está con un capítulo bastante complejo, es sobre el dolor y cómo la gente lo gestiona, algo que también puede trasladarse al mundo del deporte.

Responder

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.