12 L’Argentera – Montblanc #BajoEbroMTB

by Julen

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Hoy ha sido una etapa para olvidar. Al final he optado por buscar la forma más corta de llegar a Montblanc. Y sí, tenía su precio.

L’Argentera no puede formar parte de la ruta 99 de la que hablábamos hace unos días. Pasa de largo de los cien habitantes. Según parece, alcanza la cifra de 135. Toda una metrópolis. Que no, que no, que aunque la Wikipedia contabilice esos vecinos, me enteré de que, como mucho, son solo unos setenta. O sea, que sin problema para que añadirse a la ruta 99.

Estamos en la comarca del Bajo Campo, muy cerca, dicho sea de paso, de Porrera, por donde pasamos Alberto y yo hace unos días. Entonces pedaleábamos en dirección sur y con buen tiempo; esta vez vamos hacia el norte y padeciendo inclemencias meteorológicas varias.

Lo prometido es deuda. Os pongo al día con el Castell Monestir de Sant Miquel d’Escornalbou, al que subí ayer antes de aterrizar en L’Argentera. La broma del asunto es que allá por 1911 un tal Eduard Toda se compró este edificio histórico y lo dejó a su gusto como residencia propia. Según parece este tipo de compras fue bastante habitual por la zona a principios del siglo XX. Cosas de la burguesía. Ya puestos a comprar pisito en la sierra, mejor un castillo-monasterio.

Conste que el tal Eduard también restauró otros edificios de L’Argentera y también el cementerio. Así que en 1950 le dedicaron un monumento en el pueblo. Cuando subí ayer vi que estaba con obras y temporalmente cerrado. Hay una inversión de ocho millones de euros de por medio, según mis fuentes en el pueblo.

Aquí en L’Argentera tienen un club ciclista que organizaba «el Mundialet», una marcha BTT que llevaba 21 ediciones en 2016. Pero ahí quedó la cosa. No han organizado más. Una lástima. El club, no obstante, sigue funcionando.

Me bajé al único bar del pueblo. Todo un señor bar, dicho sea de paso, con su escenario tras el telón y todo. Y fuera, además, una terraza inmensa para proyectar cine al aire libre. Eso sí, no será hoy.

La tarde se puso tremenda, con lluvias torrenciales que cada cierto tiempo descargaban como si fuera el fin del mundo. Joder, mañana es una locura meterse con la bici por el monte. Miro cada dos por tres las previsiones, pero casi a cada consulta el panorama es peor. He replanificado la etapa para hacerla íntegra por carretera. Pero no veo la forma en que evitar las lluvias. Vaya panorama. Bastante ha sido encontrar un hueco entre chaparrón y chaparrón para hacer los 50 metros que me separan del bar sin poner mis huesos a remojo.

Estoy alojado en un lugar especial, Espai Abadia, muy agradable. El nombre viene de que estamos, efectivamente, en una antigua abadía anexa a la iglesia. Jordi, el hombre que lo lleva, atiende también en la única botiga del pueblo. He pasado por allí para comprar algo de fruta y un par de yogures por si mañana puedo marchar a primera hora… cosa que dudo. Por cierto, en el pueblo solo hay cobertura de Vodafone. Menos mal que hay wifi tanto en el alojamiento como en el bar (hasta que se ha ido con la tormenta, claro está). Bueno, que se fuera la wifi no ha sido mayor problema. Peor es que nos hemos quedado sin electricidad y, por tanto, a oscuras un buen cuarto de hora. La avería ha afectado a todo el pueblo . A mí me ha pillado cenando y he tenido que terminar como he podido mi plato combinado. Menos mal que unos lugareños trajeron, por fin, un foco para salir del paso.

El día ha amanecido, como ya estaba previsto, bastante desapacible, lloviendo y con las nubes pegadas a los montes. Día cerrado. He empaquetado las cosas en la mochila, he desayunado algo de fruta, he abierto la puerta y… vuelta para atrás. Diossss, qué pereza salir con lluvia (de esa que pinta que no va a parar en un buen rato) y con frío. Así que me he preparado un café, he hecho unos estiramientos y he dejado pasar el tiempo. Así, sin más. Y he dejado pasar el tiempo. Y me he preparado un segundo café. Y he dejado pasar el tiempo…

Mientras continuaba esperando ha aparecido Jordi, el que gestiona el alojamiento. Me ha contado que estábamos en un local que usaba el Arzobispado de Tarragona para colonias con chavales. Él lo lleva desde 2019 y, claro, con COVID de por medio, aún no ha podido pillar el punto al viajero que se mueve por aquí. Algunos, eso sí, vienen recorriendo el GR7, con una buena representación extranjera, por lo que me ha comentado. Un sitio muy recomendable este Espai Abadia.

Por fin, pasadas las 9:30 salgo. Llueve. Afloja un poco. Llueve. Llueve más. Sigue lloviendo. Al mal tiempo, buena cara. Ya, claro. La carretera ofrece mil curvas antes de llegar a Riudecanyes. Es un tramo agradable junto al pantano. Arriba se ve que pasa el tren.

Cogemos una subida a la izquierda hacia Les Borges del Camp. Se agradece subir. La lluvia se lleva mejor. ¿Lluvia? Aprieta algo más. El día no levanta.

Paro en una gasolinera. La zona de montes en la que voy a entrar pinta fatal. Tengo que buscar alternativas. Habilito el plan C. Si el B eran carreteras de montaña en vez de pistas y caminos, el C es buscar la vía más directa para llegar a Montblanc. No tiene sentido mojarse por mojarse y chupar frío en bajadas que no voy a disfrutar. Traducido: tomaré carreteras con más tráfico y paisajes más sosos. Qué le vamos a hacer. En particular, un tramo de la C14 es de lo más ingrato que he pedaleado últimamente.

En la gasolinera de Les Borges del Camp aparece de repente un tipo. Se dirige a un señor mayor que estaba pagando y le increpa: ¿qué eres, catalán o español? ¡Viva Franco! ¡Vaya carreteras que nos dejó Franco! Las dos chicas que atienden y yo mismo nos quedamos pasmados. El caso es que el tipo sale y se dirige al coche del señor que estaba pagando. Allí está su mujer. Sale deprisa y se encara con el facha. Tras unos momentos de tensión termina por marcharse quemando rueda. Nos hemos quedado alucinados. El señor mayor estaba temblando. Vaya mal rato que hemos pasado todos. No sé si pensar que estaba zumbado sin más o que venía buscando bronca en plan facha. En fin, seguimos ruta. Sí, antes de que lo preguntéis, sigue lloviendo.

Me acerco a Reus y salgo hacia Castelvell del Camp por una segunda subida que se vuelve a agradecer. Camino de La Selva del Camp aprovechamos un carril bici. Se ve que ha llovido bien porque hay bastantes desprendimientos y pequeños corrimientos de tierra.

En Vilaverd, un poco antes de terminar la etapa y tras un tramo asqueroso por la C14, pregunto por un sitio donde comer. Me envían a la Tertúlia 2.0, donde los jueves hay fideuá. Qué ricaaaaaa. Un sitio muy agradable en el que volver a entrar un poco en calor.

Solo me quedan unos seis kilómetros hasta llegar al hotel en Montblanc. Por supuesto, el fin de fiesta es otra vez unos pocos kilómetros infernales por la C14. Vendrán mejores tiempos. Hoy, entre tú y yo, ha sido una etapa de mierda.

Kilómetros totales hasta esta etapa: 886,42.

Metros de desnivel acumulado hasta esta etapa: 11.149.

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📷 Fotografías de la ruta cargadas en el álbum de Flickr.

📚 Lee todos los artículos relacionados con esta ruta.

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4 comentarios

Juanjo Brizuela 21/04/2022 - 16:35

ánimo compa!!!!!
Vaya historietas nos cuentas, 😉

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Julen 21/04/2022 - 19:22

De todo hay por ahí, Juanjo. Mañana viene el día con mejoría en lo climatológico, pero creo que el sábado se pone feo otra vez. Quizá cambiemos planes

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Jordi 21/04/2022 - 23:03

Me ha gustado mucho el relato de tu travesía. Agradecidos de que hayas elegido l’Argentera y nuestro albergue para hospedarte en el final de una etapa. Lástima que no hayas disfrutado de nuestras tierras con buen tiempo. Buen viaje, y hasta pronto si quieres !!

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Julen 22/04/2022 - 07:14

Fue un placer, a ver si repetimos con mejor tiempo. Que vaya todo bien por ahí

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