05 Vistabella del Maestrazgo – Fuentes de Ayódar #BajoEbroMTB

by Julen

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Continuamos la crónica de ayer. Recordad: nos quedamos esperando al dueño de la casa rural. Al principio me dijo por teléfono que estaría para las cuatro. Al llegar le llamamos y nos dijo que hasta las cinco no podría estar. Finalmente apareció pasadas las cinco y media. Disculpas varias, pero las cosas como son: falta de seriedad. Menos mal que estábamos esperando en un bar agradable, muy cercano a la casa, y con una estufa al lado.

Luego de ducharnos y lavar la ropa, hicimos un intento de dar un paseo, pero no hubo forma. La lluvia no cesaba. Así que hubo tiempo para seguir con la lectura de la primera novela que Jon Arretxe dedicó a Touré, su curioso detective africano del barrio de San Francisco (Bilbao) , que ejerce también de falso vidente. Porque ya sabéis que el profesor Touré te cura todo: desde el mal de ojo hasta conseguir que tu amado te haga el caso que mereces o que tengas éxito en los negocios.

Por comentar también lo bueno de la casa rural, hay que decir que lucía bien hermosa. En el interior piedra a la vista, una columna tremenda en la planta baja y unos techos con unas vigas que habrán visto pasar más de un siglo. También disfrutamos de una cena y un desayuno bien ricos.

Vistabella del Maestrazgo es un pueblo que también aparece referenciado en el libro de Jason Webster a cuenta de un detalle curioso.

Nos sentamos a la tosca mesa de madera en un bar a las afueras del pueblo, cerca de una amplia extensión de terreno llano. Era curioso ver algo tan despejado y horizontal a novecientos metros de altitud, rodeados de montañas casi por los cuatro costados.

—Durante la Guerra Civil, este sitio sirvió de aeródromo para la Legión Cóndor, las tropas que Hitler envió para ayudar a Franco —nos explicó el Clossa mientras esperábamos a que nos trajeran el cordero con tombet (estofado de caracoles)—. Todavía puede verse una esvástica donde tenían el cuartel general.

De todas formas, Vistabella ha saltado a los titulares últimamente por otro episodio bastante peculiar. El pasado 22 de marzo se detuvo a una serie de personas relacionadas con una secta, acusados de diversos abusos sexuales. Según parece, llevaban 20 años y en una masía de la zona, La Chaparra, a ocho kilómetros del pueblo en dirección hacia Castellón. Cosas que pasan 😳

El día amaneció ¡¡sin lluvia!! Bueno, con un frío considerable, pero eso es lo de menos. No diluviaba y punto. Alegría en el cuerpo.

Tras un par de kilómetros de descenso para salir del pueblo, cogemos el acceso al santuario de Sant Joan. Es un tramo de ocho kilómetros que viene de perlas para entrar un poco en calor. Se trata de una subida muy tendida. A la derecha el pla del Amunt. Las encinas en línea delatan las plantaciones de trufas, el oro negro. Poco a poco nos adentramos en los pinares. Nos topamos con la pista que, a la izquierda, viene de Xodos. Es la que habríamos cogido en caso de dormir allí.

El Santuario de San Juan Bautista de Peñagolosa y Santa Bárbara en origen se concibió como un cenobio. No te preocupes, te lo explicamos Wikipedia mediante:

El movimiento cenobítico es una tradición monástica iniciada desde los tiempos más remotos del cristianismo, que enfatiza la vida en común. Se caracterizaba por el comunitarismo monacal, que preservaba el aislamiento de los monjes del común de la sociedad. En Occidente, cada comunidad pertenecía a alguna orden religiosa, y la vida del monje cenobítico estaba regulada por una regla (una colección de preceptos).

El caso es que, al margen del valor patrimonial de los edificios del santuario, el lugar está directamente relacionado con la Peregrinación de Les Useres, ya que aquí pernoctan los 13 peregrinos que cada año (supongo que la pandemia habrá provocado un pequeño inciso) conforman una muy particular procesión, declarada Bien de Interés Cultural Inmaterial. Webster, en su investigación, la conecta con los cátaros, que se escondieron en Morella a principios del siglo XIV, con estos peregrinos

Por resumirte el asunto:

El último viernes de Abril el pueblo de Les Useres, en la Comarca de l’Alcalatén, rememora una antigua tradición que nos sumerge de lleno en la Edad Media. Son trece hombres, el guía y doce peregrinos (en representación de Jesucristo y los doce Apóstoles), acompañados por tres cantores, el cura, el representante del Ayuntamiento, los clavarios, el depositario, las promesas y el grupo de las càrregues, los que renovarán un año más el voto de todo el pueblo al marchar en peregrinación penitencial hacia el santuario de San Juan de Peñagolosa.

Los peregrinos son personas voluntarias elegidas siguiendo el turno de las calles que recorre las cinco barriadas en las que se divide el pueblo de Les Useres. Este sábado santo (pasado mañana) pernoctarán en el santuario y allí culminará todo con la ceremonia del Perdón.

En cuanto acabe la misa, dentro de una media hora, llevarán a los peregrinos a una salita adosada a la capilla que se conoce como La Cova, la cueva. Pasarán allí casi toda la noche enfrascados en secretos ejercicios espirituales. Quemarán ramas de pino verde, además de otras plantas y hierbas de la montaña, para producir un humo denso que pueda inducir en ellos estados de conciencia especiales mientras pasan la noche en vela, rezando. […]

Después de oír misa al despuntar el día, les dan el desayuno (pan de higo y un licor fuerte) y vuelven a ponerse en camino para regresar a Les Useres. Pero entonces ya no son peregrinos, sino els sants, los santos. La gente adorna las calles con flores y cubre el suelo con hojas para que caminen por encima mientras van repartiendo trozos de pa beneït. Por fin llegarán a su pueblo mañana por la noche, pero no se les permite entrar, según las normas, hasta que es imposible distinguir un hilo blanco de un hilo negro. En otras palabras, hasta que es noche cerrada.

En fin, es una de esas tradiciones que, colocada en pleno siglo XXI, adquiere una dimensión casi irreal. Una pena que al no dormir en Xodos no hayamos pedaleado por el Camí dels Pelegrins.

Arriba en el santuario (está en obras) ya hay gente que ha subido con los coches para hacer senderismo y trail de montaña. Nosotros tenemos que coger una pista que lleva a una de las zonas de acceso a la cumbre del Penyagolosa. Una señal dice: «Camino cortado por obras». Preguntamos a un lugareño, pero no sabe del asunto. ¿Qué hacemos? Bah, en bici casi todo se pasa. Spoiler: casi 25 kilómetros de pista sin el menor amago de que pudiera estar cortada. Sí, hay una obras, pero son menores. En fin, el caso es que ya nos habían dicho que nos encontraríamos con carteles de prohibido el paso. Han comprado, por lo que se ve, una buena parte del monte y se han dedicado a instalar este tipo de señales. Una cosa es la propiedad privada y otra el derecho de paso. La misma vieja historia de siempre.

Estos 25 kilómetros de pista están perfectos. A pesar de lo que ha llovido son ciclables sin ningún problema. Se comienza con una subida hasta los 1.500 metros de altura. Alberto aprieta tanto que rompe un radio de su rueda trasera. Por lo que comenta, no es la primera vez. A ver cómo le aguanta porque hasta el sábado no podremos repararlo.

Tras hacer cumbre comienza un descenso que será de 1.200 metros porque llegaremos a la cota 300. Como decía, toda la primera parte es por una pista que rodea el Penyagolosa. Se intuye a la izquierda, pero la cumbre está cubierta por las nubes. Solo al final de la etapa llegaremos a verlo despejado, aunque ya muy lejos. Ah, y al fondo se ve ya el Mediterráneo.

La pista, después de obsequiarnos con vistas espectaculares, un rebaño de cabras montesas y algún que otro tramo de los que amenazan con barro pegajoso, nos dejaba en la carretera que iba hacia Castillo de Villemalefa y Ludiente. En este último paramos a tomar algo. Rebosa de gente en las terrazas. Jueves Santo es Jueves Santo.

Continuamos bajando pegados a la profunda garganta que conforma el río Villahermosa. Finalmente lo dejamos al llegar a Argelita. Solo nos quedan un par de kilómetros hasta Torrechiva (avituallamiento sólido) y luego una pista encementada que nos hará subir casi 400 metros en poco más de cinco kilómetros para bajar hasta nuestro final de etapa en Fuentes de Ayódar.

Decir Fuentes de Ayódar es mencionar su Pozo Negro. Nos hemos acercado hasta allí por la pista que sale del pueblo. Para nuestra sorpresa, no había nadie y, desde luego, el lugar merece la visita. Espectacular. Mañana os contamos algún detalle más de este paraje. Ciao.

Kilómetros totales hasta esta etapa: 303,64.

Metros de desnivel acumulado hasta esta etapa: 4.503.

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📷 Fotografías de la ruta cargadas en el álbum de Flickr.

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