Los nombres prestados, de Alexis Ravelo #NovelaNegra 42

by Julen

No es la primera vez que traemos aquí una reseña de una novela de Alexis Ravelo, el escritor canarión que, entre otras cosas, es el creador de Eladio Monroy (en este mismo blog tenéis la reseña de Si no hubiera mañana, por ejemplo), ese jubilado de la marina mercante que ejerce de investigador privado en ocasiones puntuales allá en Gran Canaria. Esta vez, sin embargo, no traemos una novela de Monroy, sino que se trata de Los nombres prestados, que ha recibido, por cierto, el Premio Novela Café Gijón de 2021 y que servidora se ha leído prácticamente de un tirón. Y muy a gusto, por cierto. Así se presenta:

Situada a mediados de los años ochenta del siglo XX, Los nombres prestados es una historia de acción y suspense, un wéstern moderno, una novela negra que funciona también como una alegoría que indaga en las causas y las consecuencias de la violencia política, en la vinculación entre víctimas y verdugos, en las obligadas paradas que habrá de hacer quien recorra el tortuoso camino hacia la redención.

Es curioso que, aunque Ravelo no sitúa la escena en las islas, el lenguaje conduce inexorablemente a imaginarla allí. Todo gira en torno a dos personajes centrales, cada cual con su pasado repleto de asuntos turbios, que se encuentran casualmente en el típico pueblecito en el que todos se conocen. Nidocuervo, que es como se llama el pueblo en cuestión, es el lugar en el que se van sucediendo pequeños acontecimientos que nos ayudan a entender el pasado y el presente de los personajes.

Por detrás, años de terrorismo —bien podemos decir que de un lado y del otro— explican el momento en que nos encontramos. Emergen buenas intenciones que conviven con esa huella del pasado que es demasiado alargada como para no condicionar el presente. Ahí, en un presente en el que se busca cierta redención, la trama nos ayuda a escarbar en las contradicciones del alma humana.

Como decía, la novela, relativamente corta, me la he fundido en un abrir y cerrar de ojos. Me suele pasar con los libros de Alexis Ravelo. No sé, me atrapan enseguida. En este caso, a veces me parecía estar leyendo un cuento en el que se crea un cierto ambiente íntimo y familiar, con cierta ternura, a pesar de que, si la novela pertenece al género negro, ya sabemos que habrá algún muerto de por medio.

En fin, vale, soy forofo de Alexis Ravelo, del que me he leído casi toda su obra. Eladio Monroy es casi como de la familia aquí en casa, así que a lo mejor no soy muy imparcial. De todas formas, la novela es un caramelo que se degusta de maravilla. Bien merecido el premio Café Gijón.

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