24 Pinofranqueado – Riomalo de Abajo #PortugalMTB

by Julen

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Lo siento, hoy no hay Relive.

Ayer llegué al hotel (como ya suponía) en un momento álgido porque es restaurante y está junto al río en una zona de baño muy popular. Traducido: me pasé casi veinte minutos sin que nadie me hiciera caso. Casualidad, me encontré una habitación con una buena cosecha de moscas. Pues pido un insecticida y luego ventilamos. No tienen fli, que diría mi madre. En fin, a eso unimos que tampoco fueron referencia en amabilidad. Supongo que de vez en cuando la estadística está para descubrir estos sitios a los que uno no querrá volver.

Pinofranqueado es, junto a Caminomorisco, uno de esos lugares que uno enseguida asocia a la comarca de Las Hurdes, aquella que conocimos en gran parte por Tierra sin pan, el documental de Buñuel. Ya se sabe que se no todo era realidad en aquel documental. Desde luego que hoy nada tiene que ver con aquella imagen de lugar donde ni siquiera conocían el pan.

El día estaba animado. Había carrera popular con la consiguiente megafonía. Un apunte. Que digo yo que no hace falta poner al Nuevo Mester de Juglaría a todo volumen, pero, joder, el puto chundachunda cansa lo suyo. Asistimos a la salida tras un modesto bocinazo que quiso ser algo más vibrante pero no fue.

Como me había puesto de mala hostia el hotel en el que estaba les hice el vacío para comer y cenar. Tremenda venganza, ¿verdad? Justo al lado la competencia me dio tan bien de comer que decidí repetir con la cena (la zona del centro estaba a reventar) porque había visto en la carta unos medallones de solomillo de cerdo ibérico al chocolate a los que no me pude resistir. Así que hubo que pasear junto al río antes de ir a la cama para facilitar un poco la digestión.

Aquí en Pinofranqueado terminamos Jesucristo bebía cerveza, de Afonso Cruz. Como ya comenté, es una novela ambientada en un pueblo del Alentejo que convierten en Tierra Santa para que una anciana pueda disfrutar de su deseo. La novela va, no obstante, mucho más allá y plantea ciertas cuestiones casi diría que existenciales. Os la recomiendo. Comento esto porque me vuelvo al género negro para leer una obra de un autor novel para mí y del que hay muy buenas críticas: Justicia, de Javier Díaz Carmona. Ah, y que sepáis que del 2 al 8 de agosto se ha celebrado aquí en Sierra de Gata el I Festival Gata Negra. Sí, género negro en La Raya. Vale, vale, volvemos a la ruta. Cómo sois, que no tenéis paciencia.

Que sepáis que ha vuelto el dolor al pie izquierdo en la zona del tobillo. Jesús, qué cruz (nótese la fina alusión al libro de Afonso Cruz que terminé ayer). Bueno, que se sale de Pinofranqueado por una cuestecilla camino de Azabal y Casar de Palomero. Pinofranqueado queda atrás despertando poco a poco tras los festejos de ayer.

Rodamos por carreteras de cuarto orden sin tráfico. Todo paz y tranquilidad. Si no es porque el freno de disco trasero sigue empeñado en darme guerra. ¡¡¡Lo matooooo!!! Será desgraciado. Habrá que parar en algún lado para celebrar el día internacional del puto ruido en el disco trasero. Llegamos a La Pesga, donde hice noche con Alberto en la anterior Cicloextremeña. Cafelito en un bar del downtown para ver pasar el intenso tráfico de tractores que van al curro.

Hoy es una etapa corta. Solo me queda llegar hasta Vegas de Coria y luego a Arralobos, desde donde se coge la pista que nos llevará hasta el punto emblemático de hoy: el meandro del Melero en el río Alagón.

En Vegas de Coria estoy a punto de sucumbir desquiciado por el ruido del disco de la rueda trasera. Bueno, quizá también me afectaban los canutos que se estaban fumando los chavales de al lado. En mi enésimo intento aflojando y apretando los tornillos de sujeción finalmente he conseguido eliminar el ruido… por lo que queda de jornada.

A partir de Arrolobos entramos en una pista fantástica y muy sombreada que entre pinos de buen porte nos hace avanzar a gusto a pesar del calor. Vaya delicia de pedaleo.

Finalmente llegamos al mirador del meandro. Me van a faltar palabras para describir esta maravilla. Vaya regalo para los ojos. Curiosamente separa Extremadura de Castilla y León.

Un tipo que me ve con la bici me dice que acaba de hacer el Camino del Norte hasta Santiago desde Luarca. Le cuento por encima el periplo de 24 días que llevo encima y a partir de entonces soy su héroe. Eso ha dicho.

Solo quedan cuatro kilómetros, todo en bajada, hasta Riomalo de… Abajo, por supuesto. Volamos por una pista encementada, aunque hay que tener cuidado porque me cruzo con bastantes senderistas que suben al mirador.

Abajo me encuentro con la enésima piscina natural abarrotáaaaa. Esta vez es gracias al río Ladrillar. Al lado hay un par de restaurantes (uno de ellos con hostal, que es donde me hospedo) que, como la piscina, cuelgan el cartel de no hay billetes. Me entero de que hay avería de Movistar en la zona y de que, por tanto, no hay Internet. Finalmente, aunque a una velocidad paupérrima, salimos del aprieto y conseguimos publicar lo que estáis leyendo. Mañana será la última etapa, jóvenes.

Kilómetros totales hasta esta etapa: 1.755,53.

Metros de desnivel acumulado hasta esta etapa: 30.683.

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📷 Fotografías de la ruta cargadas en el álbum de Flickr.

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