La experiencia de viajar en bici: #PortugalMTB

by Julen

Este será el último de los posts que escriba dedicados a la reciente ruta por Portugal y Extremadura en bici de montaña. Lo título «experiencia» porque en él quiero reflejar algunos aspectos más personales acompañados con datos para que tengáis una aproximación a cómo he sentido este viaje. Como decía en el post anterior, quizá porque la pandemia nos condiciona los movimientos desde que llegó aquel primer confinamiento en marzo de 2020, este ha sido un viaje con cierto aire liberador, por decirlo de alguna manera.

Las circunstancias quisieron que hiciera la ruta en solitario. Me siento cómodo así, lo reconozco. Desde luego que me encanta compartir ruta, pero cuando vas solo es cuando más interactúas con la gente local y quizá cuando la experiencia de viajar adquiere una dimensión más plena. Las particulares manías que uno va atesorando con el tiempo no chocan con las costumbres de aquellos con quienes compartes pedaleo. Por ejemplo, puedo comenzar cada jornada cuando el sol aparece, algo que sé que no es tan habitual en otros ciclistas. En verano es una manera de sobrellevar el calor y, además, en mi caso, me encanta sentir esas primeras luces del día. Y no digamos la ventaja de llegar más o menos a la hora de comer al destino y tener la tarde al completo para las otras obligaciones. Siempre preparo bien las rutas. Voy solo pero sé por dónde voy. En estos viajes emerge, además, mi lado más precavido. Procuro evitar cualquier riesgo y opto por las alternativas más conservadoras en cuanto a dificultad de ruta.

La mochila que llevaba encima apenas pesaba cinco kilos. Esto hace que la forma en que pedaleo sea muy parecida a la de cualquier salida habitual. Soy de los que siempre llevo mochila a la espalda (excepto cuando salgo con la bici de carretera). Así que no hay problema por este lado. Estoy acostumbrado a ella. Ahí en una mochila de 20 litros (es extensible a 25) me cabe todo. Ya podéis imaginar que soy ejemplo de minimalismo. Llevar solo otra muda hace que haya que hacer colada diaria, pero eso forma parte de las rutinas del pedaleo en el cicloturismo de montaña. El verano y sus calores hacen que nunca haya problema para que la ropa se seque.

Desde que hace dos años me caí y tuve un fuerte golpe en la rótula, he arrastrado diversos problemas físicos. Me infiltraron dos veces, después parece que se pasó, volvió el dolor, hicimos diversos tratamientos de recuperación que no llegaron a funcionar del todo y finalmente me volvieron a infiltrar con ácido hialurónico. Poco a poco el problema volvió a desaparecer aunque con algunas secuelas en el tobillo del pie izquierdo. Así comencé la ruta, con algunos problemillas que no sabía hasta qué punto iban a condicionar el pedaleo. No os cuento con detalle mi botiquín, pero iba particularmente cargado de diversas pócimas mágicas. De hecho, ha habido días en los que pensaba que iba a ser complicado continuar por lo que bajé la intensidad a propósito. He llegado a hacer etapas con una frecuencia cardiaca media de 95 pulsaciones por minuto. De hecho, excepto la primera, en la que creo que por el calor o alguna circunstancia extraña, las pulsaciones medias llegaron a 127, el resto no ha pasado nunca de las 110. Debajo tenéis la tabla con los datos.

A veces también pienso que con la edad siento dolores que antes no existían. Es raro el día que no sientes que te duele algo. Puede ser la rodilla lastimada o el tobillo, pero de repente notas alguna contractura en la espalda o sientes cómo el piramidal da guerra o notas alguno de los dos gemelos cargado… Siempre hay algo. Pero esto hace que a lo largo de la ruta vaya regulando. Lo vamos aprendiendo a medida que hacemos más y más rutas de este estilo.

Algo que no he hecho esta vez pero que sí que debería haberme planteado es localizar algún servicio de fisioterapia en ruta. Estoy acostumbrado a pasar por masaje todos los meses y en una ruta de estas no hay duda de que se agradecería. Por otra parte, quizá debiera haber incluido un día de descanso más. La etapa 13, que me llevó de Manteigas a Belmonte pasando por Centum Cellas, y vuelta a Manteigas, la concebí de «descanso», pero al final fueron tres horas de pedaleo y un desnivel de más de 800 metros. Sí, fue, «suave» para el estándar que llevábamos, pero creo que no exactamente de descanso. Además, aquel día hacía bastante calor. Al final no la sentí exactamente de descanso, aunque sí de intensidad menor a las otras.

Lo que sí conseguí es un diseño de etapas en el que no hubo ninguna que se excediera en el esfuerzo que requería. Quizá por distancia, la que me llevó hasta Galveias, el pueblo de José Luis Peixoto, de 128 kilómetros, pudiera llevar a engaño. Sí que fue la más larga y la que más tiempo me llevó, pero también, curiosamente, en la que la velocidad media fue más alta (21,7 km/h). Fue una etapa vista y no vista hasta Ponte de Sor. De ahí quedaba solo ida y vuelta a Galveias. Fueron dos tramos que hice muy tranquilo, casi como de «regalo» tras llegar a Ponte de Sor. Si veis el tiempo de pedaleo que me han llevado las etapas, la media anda en torno a las cuatro horas y media y las cinco horas. Las ha habido más cortas y más largas, lógicamente, pero en ningún caso he sentido que llegaba al límite ni mucho menos. Es más, diría que el pedaleo ha sido bastante relajado (por no decir «muy» relajado). Ni siquiera la etapa que terminó en Manteigas (1.909 metros de desnivel acumulado) o esa otra en la que subí a Torre (1.500 metros de desnivel a salvar de una tacada) se me hicieron demasiado duras.

Quizá en la percepción de que no ha sido una ruta dura tenga que ver que he metido bastante carretera. El problema con el tobillo izquierdo me limitaba para ¡andar a pie, no en bici! Así que lo delicado podía llegar al tener que bajarse de la bici en tramos complicados o si había que hacer algún porteo (apenas si he tenido que hacer un par de ellos en toda la ruta). De ahí que haya habido más carretera de la habitual. A ello contribuía que en algunas etapas (recuerdo especialmente la de Piódão a Casegas) esas carreteras eran casi pistas asfaltadas sin apenas tráfico. La saudade portugesa también se extendía, según parece, a este tipo de carreteras por las que dejar pasar el tiempo y en las que la soledad (y algún que otro parque eólico) era la única compañía.

Es la primera gran ruta que hago con la bici que Orbea me regaló tras el incidente con la bici anterior, una Oiz M-Ltd. No ha sido, para nada, una ruta exigente para la mecánica de la bici. Eso sí, quizá me confié en que el engrase que llevaba era el adecuado y en la segunda etapa empecé a oir un ruido bastante siniestro que me parecía que procedía del eje de pedalier. La suerte quiso que en Braganza me pudieran pegar un repaso general a la tornillería principal, con especial énfasis en los basculantes. Me la dejaron de perlas… y me avisaron: cuando termines, mejor cambias rodamientos. Eso haremos un poco más adelante.

Quizá por eso he sufrido un poco más de la cuenta los desajustes en el freno de disco trasero, un SRAM Level Ultimate. No me digáis por qué, pero cada cierto tiempo, el alineamiento del disco se va al palco, que diría Zugasti. Así que cuando siento que de nuevo el disco roza con las pastillas, hay que volver a centrar las pinzas. A veces aciertas pronto y a veces te pasas un buen rato hasta que crees que lo has conseguido. Digo crees porque más de una vez, tras pensar que lo había dejado perfecto, el ruido del rozamiento me devolvía a la realidad a la tercera frenada. Al margen de este problema, la bici va de diez, todo hay que decirlo. En carretera se maneja ágil (o yo al menos la siento así). Y cuando hay que meterse por pistas o senderos, sabes que llevas la máquina perfecta. Solo he tenido un pinchazo, que el líquido selló a la perfección, en la última etapa, a escasos veinte kilómetros de terminar la ruta. Ya fue casualidad, la verdad.

Aunque mirando los datos de temperatura hay algunos que pueden asustar (máximas de 42 grados los días 2 y 3 de agosto), en general, la climatología se ha portado muy bien. Fijaos que, por ejemplo, la temperatura media para empezar a pedalear era de 12,8 grados. Y excepto en la tercera etapa no me ha llovido nada de nada. La percepción que yo he tenido de calor calor se corresponde con la primera etapa (fue por la tarde, desde Zamora hasta Pino del Oro, algo que quizá no debiera haber hecho así) en la que sé que estuve pedaleando un buen rato a 40 grados; la de Cedillo, en la que la bajada al río Sever fue como tener un secador de pelo frente a la cara; y la última, en la que, llegando a Béjar, apretaba de lo lindo. En varias etapas usé a primera hora la chaqueta de Goretex que me traje. Por supuesto el día de Sabugueiro a Piódão, con esos siete grados mañaneros, la pedía a gritos.

Respecto a los desniveles, es cierto que la cifra de 34.046 metros acumulados da respeto, pero la media de cada día no llega a los 1.500 metros y, como decía antes, bastante pedaleo ha sido en asfalto. La etapa de mayor desnivel acumulado, la de Trancoso a Manteigas, sí que se corresponde con mi percepción de etapa más dura. La subida desde Linhares de Beira hasta Vale do Rossim, toda ella por pistas y en algún momento con bastante piedra suelta, fue quizá la más dura. Más aún que los 1.500 metros de desnivel que había que salvar desde Manteigas hasta Torre, la cima Coppi de la ruta a casi 2.000 metros de altura.

En fin, para quienes os gusten los datos, os dejo aquí una tabla con las 25 etapas. Los datos de desnivel acumulado están corregidos con la herramienta de Strava. A veces sumaban y a veces restaban a los que ofrecía el GPS de Garmin. He dejado aparte la etapa 20 porque fue solo un paseo por Cedillo a primera hora de la mañana. No he tenido en cuenta esta etapa para los datos de medias que veis en la tabla. Incluyo algunos acumulados y también otros datos promedio. Pues eso, ya dejo de daros el tostón con los posts de la ruta… hasta que llegue la siguiente, jeje.

 

Artículos relacionados

4 comentarios

Ismael 17/08/2021 - 09:35

Me ha podido el ansia y lo he leído. Genial!! Respecto al problema de los frenos, algo se había oído (bastante complicado en dejarlos ajustados). Tomo nota de los rodamientos, los tengo descuidados.

¿Crees que esta ruta se podría hacer con bici de gravel? Lo digo por los kms de carretera o buen piso que te ha tocado hacer.

Enhorabuena, Julen. El próximo viaje, me planteo también hacerlo en solitario y tal vez me falte ese pequeño empujón.

Responder
Julen 18/08/2021 - 18:41

Hola, Isma. Lo de hacerlo con la gravel, no me cabe duda de que sí… tal y como yo me la he planteado viendo mis problemillas con el pie izquierdo para andar. Pienso en un amigo andaluz, Antonio, que suele salir con nosotros con una de ciclocross, y desde luego que no creo que haya inconveniente. De vez en cuanto tocará bajarse en el GR22, pero las opciones que indican para «BTT» son muy practicables con gravel. Eso sí, ten en cuenta que Portugal es un país «empedrado». El centro de sus pueblos suele lucir un suelo que ni la mejor clásica de primavera en Bélgica jajajaja.
Eeeeenga, anímate, seguro que no te arrepientes 🙂

Responder
amalio rey 18/08/2021 - 12:57

Enhorabuena, campeón. Muy interesante lo que cuentas. Los detalles más, aunque haya temas técnicos que no entienda. Flipo con tus pulsaciones, y que puedas mantener esas medias con los desniveles y las horas que echabas de pedal. Yo, en mis humildes 6-8k de correr no bajo nunca de 140 ppm como media. Espero que hayas disfrutado mucho, como parece…

Responder
Julen 18/08/2021 - 18:46

Pues sí, Amalio, no sé por qué pero esta vez sentía que lo necesitaba. Lo he pasado genial, desde luego. En cuanto a lo de la forma física, simplemente creo que es una cuestión de hábito, me gusta pedalear y habrá mucha endorfina por ahí danzando cuando lo hago jeje. En cuanto a las pulsaciones, siempre las he tenido bajas y si andas en bici con cierta frecuencia, aún las sueles bajar más. Acabaré como los caballos, entre 30-40 en reposo 🙂
¿Te vas a animar a hacer otra ruta a pie? Fue buena experencia la anterior, ¿no? Pues hala, ya estás tardando. Disfruta. Un abrazo.

Responder

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.