02 Pino del Oro – Braganza #PortugalMTB

by Julen

https://strava.app.link/QVwd0ind1hb

https://www.relive.cc/view/vYvr4d1ALL6

Aunque el calor apretaba lo suyo y estuve por no hacer nada de provecho a la tarde, finalmente me di un paseo por el downtown de Pino del Oro antes de cenar. La gente conversaba a las puertas de sus casas aprovechando ¿la fresca? Por aquí el granito manda, así que las casas y los cercados son todo un ejemplo de aprovechamiento de lo que la naturaleza cercana ofrece. Un pueblo, por cierto, con mucha emigración a Euskadi.

Me han atendido de maravilla en la casa de turismo rural en la que me he alojado. Apañamos un plato combinado para cenar porque no hay otra opción en el pueblo y, como es domingo, el centro comercial estaba cerrado. O sea, que lo que aquí me dieran y punto final.

Por lo demás, Pino del Oro es un pueblo que tiene dos referencias relativamente conocidas: el puente de Requejo sobre el río Duero, del que ya supisteis ayer, y las antiguas minas de oro que ya se explotaban en época de los romanos allá por el siglos I y II de nuestra era. Bicis entonces, me temo, no existían. Porque los romanos eran más de cuádrigas y cosas así, ¿verdad, Ben-Hur? Y luego, eso sí, venga de hacer calzadas y calzadas. Algunas de ellas todavía sobreviven casi 2.000 años después. El caso es que de piedra granítica van sobrados en esta parte de la península ibérica: hay berruecos por doquier. Así que los romanos no lo tuvieron tan difícil para construir la calzada romana que llega hasta Bracara Augusta (Braga). Bueno, esa era la autopista, porque luego tenemos por aquí cerca la Mirandesa (hace dos años pedaleamos por ella), que era la comarcal que unía Zamora con Miranda do Douro.

Pero, a lo que vamos, que en Pino del Oro en su día hubo… ¡oro! No os lo esperabáis, ¿verdad? Como en Las Médulas, no tan lejos de donde nos encontramos. El asunto es que parece que en época de Augusto esto de las minas de oro era un no parar. Mantener a flote el sistema monetario exigía conseguir materia prima de donde se pudiera. Así que, manos a la obra, que los indígenas me trabajen en la mina, que luego ya vendremos también con impuestos y lo que haga falta. Fue hace 2.000 años, pero a lo mejor la historia de la explotación de las minas en ciertos lugares del mundo sigue las mismas pautas, ¿no? Si buscas «explotación laboral minas» en Google, tienes cerca de diez millones de resultados. Ponte a gusto y disfruta del progreso. En fin:

La «Zona Minera de Pino del Oro» es un conjunto minero clasificado en la época altoimperial romana. En su entorno se han detectado los asentamientos de «El Picón», «La Ciguadeña» y «Los Castros». Los dos primeros pertenecen al municipio de Pino del Oro y el tercero en Castro de Alcañices (Fonfría).

La mañana estaba preciosa. Al de poco de comenzar a pedalear tenía visita obligada a unos restos de las minas de oro de los romanos. La pista, por terreno adehesado estaba preciosa. Resulta que los muy bestias de los romanos usaban el mismo granito a modo de cazoletas para decantarlo. Por cierto, si queréis lucir cultura sobre las zona minera de Pino del Oro, os paso un trabajo muy concienzudo de 2010. De nada.

Dejamos atrás las minas y enseguida entramos en Portugal. Lo hacemos por una carreterita que, después de dejar atrás Castro de Alcañices, se estrecha y nos da la bienvenida. Echo mano de mi certificado europeo de vacunación COVID, me lo enseño a mí mismo y me digo, sin rubor alguno: Adelante, adelante, puede seguir. Puede continuar. Muito obrigado. Pues ya estamos en Portugal. ¿Dónde encontraremos el primer tramo empedrado? Porque… ¡por pedreiras será en este país!

No hay que esperar mucho. Enseguida atravesamos Paradela, el primer pueblecito tras la frontera, que nos enseña algunas de sus calles empedradas. Y de ahí a Ifanes, que ya es más pueblo y presume de capela de São Bartolomeu. Luego por Póvoa y Malhadas nos encontramos por fin en territorio conocido. La lectura de Llamazares comienza a hacerse presente. Estamos en Trás-os-Montes. Y entre otras peculiaridades, por aquí la gobernanza tenía señas de identidad propias.

En Genisio, por ejemplo, que está pasado Malhadas, se conserva todavía la costumbre del concejo como forma de gobierno vecinal.

Esto decía LLamazares allá en los años 90. ¿Habrá cambiado algo? Es una pregunta que me acompaña. En la primera mitad de la década de los 90, cuando escribió el libro, yo no tenía ni bici de monte. Recuerdo que la primera que compré fue en 1995. Bueno, en realidad fueron tres a la vez, una para cada miembro de la familia. Decisión salomónica. Y fue a partir de entonces cuando empecé a descubrir que la bici de montaña había llegado para quedarse a vivir conmigo. Qué cosas.

Seguimos camino hacia Vimioso por una carretera nacional con tráfico prácticamente nulo. El pueblo está en un alto, con atalaya incluida. La pena es que las obras tienen desecha una de las calles principales. Quería haber parado a tomar algo en la típica terraza para poner la oreja, pero al final he cogido un poco de fruta y he descansado un rato en un parque. Todavía quedaban más de 50 kilómetros, todos ellos por carretera, y el calor ya comenzaba a apretar. Así que pies a los pedales y tira millas.

Ejem ejem, un ruido que empezó ayer en la zona del eje de pedalier va claramente a más. Empieza a ser un compañero de viaje insoportable en cada subida. Puede ser engrase o quizá rodamientos. Habrá que buscar algún taller en Braganza. Así no quiero seguir.

Voy pasando por los pueblos que Llamazares citaba en su libro, aunque el calor me hace verlos de otra forma. No sé por qué me parece que esta zona es mejor visitarla en otoño o primavera. Ahora la solana puede con todo.

En Outeiro nos hacemos una foto con el pelourinho al lado de la basílica del Santo Cristo… de Outeiro, cómo no. Venía bien para descansar un rato. Más adelante, a la salida de Milhao, ha tocado otra paradita junto a una fuente en un parque de merendas. Finalmente, poco antes de llegar a Braganza queda Gimonde, un pueblecito bien coqueto junto al río de Onor.

Ya en Braganza, luego de satisfacer al estómago con ingesta sólida, en el hotel se han portado de maravilla. La señora de recepción me ha localizado un taller de bicis de un amigo suyo, ha llamado y les ha dicho que me atendieran. Dicho y hecho. Ha sido acercarme hasta allí y un chico me ha engrasado todo lo engrasable: bieletas varias, bujes y eje de pedalier. Et voilà! De momento parece que vuelve a no protestar, aunque ya me han dicho que los rodamientos del pedalier están para cambiarlos.

En fin, que da gusto cuando te echan un cable así: Hotel Tulipa, por si andáis alguna vez por aquí. Hasta mañana.

Unas piedritas de entrenamiento para los harrijasotzailes

El complejo aduanero de entrada a Portugal

Con el pelourinho de Outeiro

En Paradela

Puente sobre el río de Onor en Gimonde

Kilómetros totales hasta esta etapa: 156,78.
Metros de desnivel acumulado hasta esta etapa: 2.201.

⏪ Etapa anterior | Etapa siguiente ⏩

📷 Fotografías de la ruta cargadas en el álbum de Flickr.

📚 Lee todos los artículos relacionados con esta ruta.

Artículos relacionados

1 comentario

07 Mogadouro – Freixo de Espada à Cinta #PortugalMTB – Consultoría artesana en red 24/07/2021 - 16:47

[…] Y otro detalle importante: por la zona se habla el mirandés, un dialecto del asturleonés, que tiene reconocimiento oficial. Lo hablan 15.000 personas, todas ellas en municipios alrededor de Miranda do Douro y Vimioso, por donde pasamos en la segunda etapa de esta ruta. […]

Responder

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.