01 Bilbao-Sopuerta #MTB de cercanías

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A las nueve llegaba puntual el tren de Mundaka. Había quedado con Alberto, compañero de fatigas desde hace un montón de años cuando de rutas cicloturistas de montaña se trata. Porque lo nuestro es, de momento, el cicloturismo de montaña. O sea, ruedas gordas, pistas y senderos (más pistas que senderos, ya nos conocemos) y, si llueve, nuestra correspondiente ración de barro. Como decía ayer, el itinerario que tenemos previsto para esta ruta tiene finales de etapa en Sopuerta, Karrantza, Balmaseda, Amurrio y vuelta a casa.

Hemos salido de Bilbao junto a la ría por el bidegorri que desde el puente del Ayuntamiento pasa por el museo Guggenheim y luego por Olabeaga. Como cualquier otro domingo, se veía un buen desfile de gente tanto pedaleando como a pie. Las vías del colesterol son un éxito en estas sociedades envejecidas en que vivimos.

Tras dejar atrás el Cadagua, ese río del que siempre hemos dicho que lleva más mierda que agua, la ruta nos ha acercado a Lutxana y Retuerto, todo muy de margen izquierda. Por el parque de Gorostiza ha comenzado la primera subida del día, hacia Sasiburu. Abajo, en el parque, Alberto se ha encontrado con un conocido y allí hemos quedado como héroes al contarle hasta dónde queríamos llegar y por dónde. La culpa la tenían los 1.600 metros de desnivel acumulado. Pues no es para tanto, ¿no?

Subimos hasta Cruces y de ahí para Santa Águeda. Fotos de rigor, evacuamos líquidos y otra vez para arriba. Es una subida muy agradecida en vistas. A lo lejos se distingue Sollube y Jata. Más cerca queda la ría y su desembocadura. Al frente quedan los Montes de Triano. Una orografía entretenida, no cabe duda.

Nos cruzamos con un montón de gente haciendo carrera de montaña, con y sin bastones, con familias hablando en inglés, con vacas y caballos. El confinamiento los saca a todos a la calle. Bueno, o al prado. Nosotros a lo nuestro, pedaleo de piñones grandes.

Tras coronar, bajamos a Saratxo y desde allí nueva subida hasta el refugio del Eretza. Voy pensando en lo que escribe Guillaume Martin en el libro que comencé a leer hace un par de días, Sócrates en bicicleta: ¿podemos filosofar mientras pedaleamos? No me cabe duda alguna. De hecho, creo que es una circunstancia ideal para hacerlo. Sobre todo cuando vas solo. Llámalo filosofar, llámalo rumiar. El caso es que la cabeza no descansa. Ni falta que hace.

Junto al refugio del Eretza una paradita para reponer fuerzas. Llevamos ya casi 1.000 metros de desnivel acumulado. No está mal para 25 escasos kilómetros. Decidimos que San Pedro de Galdames y su batzoki, hoy día de celebración para los acólitos, son un buen lugar para hincarle el diente a un pintxo de tortilla. Eh, y pan del pueblo, que tiene su fama. Pues esa es la barrita y el gel del día. Eso sí, en la terraza, un bris de la hostia.

Pasamos por La Aceña camino de la ferrería del Pobal. Un par de millones de personas de barbacoa deben celebrar algo. Digo yo. En la vida había visto este sitio con tal cantidad de humanos. En fin, seguimos por la Vía Galdames hasta coger el desvío que nos baja a la ferrería en el río Barbadún y, junto a ella, su bosquecillo de bambú. Imposible no hacer algunas fotos.

¿Qué, Alberto, por lo llano o por el monte hasta Sopuerta? Qué preguntas estúpidas hago. Son solo 500 metros largos de desnivel por el Mello. Ninguna duda al respecto. Lo que yo no sabía es que Alberto se iba a tirar a las zarzas subiendo. Solo he oído detrás de mí: ¡¡Me caigo, me caigo, me caigo!! Pues sí, señor, gol por toda la escuadra. Solo veo el final, me he perdido el entreacto. Bueno, de momento parece que no hay consecuencias graves. Chicas, chicos, no os quitéis el casco en las subidas, por diossssss.

Desde el Mello solo queda dejarse caer hasta el Alto de las Muñecas, que hace de límite entre Cantabria y Euskadi. Después queda otra bajada fulgurante hasta la civilización, o sea, Sopuerta. Son poco más de las tres de la tarde. Buena hora para dar por terminada la primera etapa de #MTBcercanías. Mañana más, ¿os parece? Portaos bien