El conocimiento nos aboca al desconocimiento

by Julen

Hay una cita de Daniel Innerarity que suelo utilizar con cierta frecuencia y desde hace ya muchos años. La verdad es que no sé muy bien a qué libro o artículo pertenece, pero me parece que encierra buena parte de la esencia de lo que sucede con el conocimiento hoy en día: «Con la sociedad del conocimiento estamos en una situación en la que ya no ocurre que unos pocos actores controlan casi todo, sino más bien que muchos controlan más bien poco«. Mi lectura de esta afirmación tiene que ver con algo que de vez en cuando me desasosiega: cada vez que avanzo (o creo hacerlo) en el conocimiento de algo no hago sino descubrir nuevas áreas de desconocimiento. Las puertas que se abren son tantas y de tal dimensión que me genera cierto desasosiego vital, por decirlo de alguna manera.

Por otra parte, la permenente evolución del conocimiento, sea en el campo que sea, provoca una constante reeleboración de mis mapas conceptuales. Lo que antes tuvo sentido dentro de un determinado sistema de conocimiento, luego resulta quedar desencajado. Esto obliga a redefinir límites entre conceptos, pero también las interacciones porque, como es evidente, el conocimiento es, sobre todo, flujo. Si a esto le añadimos que emergen nuevos conceptos, el panorama no puede sino tender al caos. Y ahí, en medio de ese caos, no cabe la renuncia. Me siento con una especie de obligación conmigo mismo de no dejar de perseverar en la búsqueda de algo que se hace líquido. Bauman ya nos lo explicó muy bien.

La imposibilidad de aprehender el conocimiento no nos exime de dejar de jugar a este perverso juego en el que solo podemos perder. Su carácter expansivo –da igual el espacio disponible, siempre tiende a reventarlo– forma parte de su ADN y nuestra limitada condición humana parece sucumbir al tiempo que no puede dejar de intentar domarlo. Quizá esta necesidad de control sea la clave de todo. Porque «control» es una palabra demasiado ambiciosa para nuestras posibilidades. La imagen de quien surfea la ola es perfecta; el conocimiento permanece en continuo movimiento bajo la tabla y no queda sino reconocer que debemos acompañarla con el mejor de nuestros equilibrios. Dejar de intentarlo es caer.

Antes decía que se abrían puertas y estas daban paso a nuevas áreas de desconocimiento. Hoy la tecnología, por ejemplo, tiene mucho que ver con estos nuevos nuevos saberes. La ciencia de los datos incrementa su relevancia porque disponemos de mayor capacidad de cálculo y este cálculo nos conduce a territorios inexplorados. No hablo solo desde la perspectiva científica dura sino también desde la ética. La evolución no se detiene y en este permanente estado de transformación aparecen de vez en cuando nubarrones sobre cuál es hoy la esencia de nuestra condición humana.

Si tomamos como ejemplo la covid19, hay que reconocer que también el azar desempeña un nada despreciable rol en todo esto. Va en nuestra fisiología el contacto con todo lo que nos rodea. Las membranas que nos separan del mundo también nos unen a él y en estos intercambios, como es lógico, puede ocurrir lo que nadie pudo prever. Cierto que entraba dentro de cualquier quiniela un golpe a nuestras defensas inmunológicas porque es ley de la naturaleza, pero la virulencia del golpe ha cuestionado también la confianza ciega en la tecnología que parece imperar de un tiempo a esta parte.

Al final, perogrullada de por medio, sabemos lo que sabemos. Incluso, peor aún, nos movemos bajo un sesgo íntimamente humano: creemos que sabemos más de lo que sabemos. Por eso la cita de Innerarity me sirve para tirar de humildad y reconocer que lo que uno persigue saber le va a desbordar. Siempre. No tengo posibilidad alguna de dominar el conocimiento en torno a nada porque su constante redefinición ontológica me conduce a un callejón sin salida.

Explico todo lo anterior porque no queda sino convivir con orden y desorden, con conocimiento e ignorancia, con hoy así pero mañana de esta otra forma. Soy de los que ubica en cajones aquello interesante que voy encontrando por la red de redes. Lo que sé y lo que me interesa intento barrerlo para casa y organizar un sistema que no me dé demasiada mala vida. Pero sé que la batalla está perdida. Prefiero saberlo desde el principio para no crearme falsas expectativas.

Imagen de David Osta en Pixabay.

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4 comentarios

Andres Bedia 30/11/2020 - 08:39

Solo se que no se nada … 😉

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Julen 01/12/2020 - 06:18

Era evidente, Andrés… 😉

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antonio angel perez ballester 01/12/2020 - 13:34

Mo se por que, pero últimamente solo veo en todos estos temas, la Aceptación. De hecho, abrazar la incertidumbre o aprender a convivir con ella, tiene mucho de aceptación. Y lo que dices Julen, también nos invita a mostrar nuestra vulnerabilidad. Soy vulnerable, sé hasta aquí, Esto es lo que ves, esto es lo que soy. Y mientras tanto, tratar de disfrutar con lo que hago.

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José Luis Alonso Andreano 04/12/2020 - 08:55

Aprender es convivir con el castigo de Sísifo..(que no el mito de Camus) cuando crees que más sabes te das cuenta de que se abre como tu dices una nueva puerta… la piedra vuelve a caer… vuelta a empujarla monte arriba…. y para que el comentario no quede muy pedante.. .como mola ese proceso de volver a empezar a empujar la «piedrita»…no?

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