Pedalear a 5 grados bajo cero

by Julen

Vaya por delante que, con los años, cada vez soy más friolero. Atrás quedaron otros tiempos en los que mi metabolismo parecía tolerar el frío con suficiencia. Supongo que la edad nos va colocando en nuestro sitio y yo hace tiempo que estoy en el lado de los que me tengo que abrigar enseguida si ahí fuera baja la temperatura. Tengo un amigo, en cambio, que vive en otro mundo cuando una vez al montarme en su coche vi que llevaba la climatización interior a 18 grados. Yo, de eso nada. Para mí lo mínimo son 21 y no me importa subirla de vez en cuando si así me siento mejor. Entonces, ¿qué pinta alguien así saliendo a pedalear cuando el termómetro marca 5 grados bajo cero? Nos remitiremos al refranero popular: sarna con gusto no pica… aunque hay quien lo alarga y dice pero mortifica 🙂

Estos días recientes de pedaleo por las comarcas de Cinco Villas en Zaragoza y de la Hoya de Huesca han marcado temperaturas mínimas de 5 bajo cero en las dos primeras etapas y 4 bajo cero en la tercera. Sí, algo de frío he pasado, pero  muy llevadero. Llevo siempre tres capas de ropa: una camiseta interior de manga corta, otra térmica de manga larga y una chaqueta de Goretex que es también impermeable, además de un culotte largo. Eso sí, para mí hay tres elementos fundamentales a cuidar: los pies, las manos y la cabeza (en mi caso, sobre todo, las orejas). Siempre digo que hay que llevar la ropa justa, sin exagerar. Y, por supuesto, si quieres pedalear a estas temperaturas, no queda sino gastarse algo de dinero en ropa de calidad.

Hace años ya que uso unas plantillas calefactables desechables (de un solo uso) que se pegan en la parte de abajo del calcetín. En mi caso, uso unas que son solo de puntera. Hay modelos más sofisticados que quizá pruebe algún día. A mí este modelo me ha ido muy bien, la verdad. Aguanta 6 horas y produce una agradable sensación de calor en los dedos de los pies. Por supuesto, llevo botas de invierno, también de Goretex y cubrezapatilla de idéntico material. Con estos inventos, los pies me aguantan bien. En las manos uso unos guantes de invierno de Specialized con aislante Thinsulate que me van de maravilla. Quizá tengan ya más de 10 años y hasta los tengo recosidos por alguna esquina. Finalmente para la cabeza llevo un par de buffs, aunque podría llevar solo uno, la verdad. El caso es proteger las orejas y la boca.

Otro aspecto a tener en cuenta es el recorrido y las zonas por las que vamos a pasar. Si vamos a pedalear metidos en la niebla y con mucha humedad no será raro que se acabe formando hielo en varios sitios: pliegues de la chaqueta, guantes o cubrezapatillas, por ejemplo. La velocidad y la humedad se unen para que luzcamos esos pequeños añadidos en forma de hielo. Ni que decir tiene que hay que andarse con ojo porque las heladas de las zonas sombrías pueden ser traicioneras. De hecho, esta fue una de las razones por las que en vez de irme con la bici de carretera (mi intención inicial) lo hice con la de monte: me transmite muchísima más seguridad. Otro factor a considerar es el desnivel de los primeros kilómetros. Siempre es preferible que los primeros kilómetros sean en subida. Los 5 bajo cero son muy diferentes a 10 kilómetros por hora o a 30 por hora.

Uno de los grandes placeres de estas mañanas tan frías es la parada para el Cola-Cao (o lo que sea, pero caliente). Meterte en el típico bareto a pasar tus 20-30 minutos de gloria al calor de una chimenea no tienen precio. El año pasado por Segovia y este por Aragón han sido muy similares en temperaturas mínimas. Quizá esta ruta reciente ha sido un poco más extrema, pero ya digo que todo tiene sus recompensas. Si hay suerte y el día sale despejado, las primeras luces son espectaculares. A mí, por ejemplo, Castilla en invierno me parece preciosa.

No puedo negar que cuando te despiertas a primera hora y miras por la ventana, sientes una pereza bestial. ¿Para qué salir ahí fuera cuando podría pasar la mañana leyendo con una mantita encima? Ya sabéis, cada cual con sus prioridades. Siempre me pasa que cuando, por fin, estoy pedaleando acabo por encontrar lugares y momentos concretos que me recompensan de largo. Mientras desayuno es lógico que entren tentaciones para evitar el frío, pero como quiera que voy de ruta y tengo un plan de etapas, no hay elección; hay que seguir hasta el siguiente fin de etapa. Eso sí, si estuviera nevando o lloviendo, buffff, qué pereza. Por eso conviene mirar bien las previsiones del tiempo y saber qué nos espera. Quizá con nieve yo mismo no me sintiera con suficientes fuerzas para pedalear. Ya os digo que no me tengo por ningún temerario. Me suelo decir a mí mismo que tengo en mucha estima a mi cobardía. Mejor me paso de prudente y no le demuestro a nadie una valentía que me puede traicionar.

Para mí pedalear en invierno (sin lluvia o nieve) es un auténtico placer. Solo llevo tres años con rutas de invierno. Comencé con la ruta de El Quijote, luego hice la de Segovia y este año los tres días de Cinco Villas y Hoya de Huesca. Solo el primer año me llovió algo, pero allí en Castilla-La Mancha las condiciones de frío no eran tan extremas como en las dos últimas experiencias. Como siempre, me gusta documentarme bien antes de llevar a cabo una ruta. Eso incluye las condiciones meteorológicas: probabilidades de niebla, vientos previstos, riesgo de lluvia o nieve y cosas así. La ropa y la protección contra el frío ya la tengo controlada. Poco a poco, además, vamos mejorando el equipamiento a partir de la experiencia. Este año, por ejemplo, llevaba unos calcetines impermeables muy cálidos; todo un descubrimiento, en este caso recomendados por otro amigo ciclista.

En fin, solo quería compartir la experiencia. Ya os digo que con los años soy cada vez más friolero, pero con la equipación adecuada se puede pedalear por Castilla o por Aragón en pleno invierno en rutas de varios días. Evidentemente no llevas la alegría de pararte en mil sitios y sentarte a la sombra. Quedarse frío por dejar de pedalear cuando ahí fuera hay varios grados bajo cero no es lo mejor, ¿no? Pero hay otros alicientes. El paisaje en invierno regala estampas preciosas y es otra forma de entender la vida. En la variedad está el gusto, ¿por qué dejar de pedalear con el mercurio bajo cero? Pues eso. Anímate.

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