Antúnez y el Tribunal Constitucional: ¡A la puta calle!

by Julen

Ya te puedes arrastrar hasta tu puesto de trabajo, como sea. Si tu enfermedad ya era un problema, ahora el Tribunal Constitucional te añade otro. Ese lumbago que de vez en cuando te da guerra ahora te va a dejar sin trabajo. Apúntalo en la cuenta del Tribunal Constitucional. Una más para confiar en el Poder Judicial. Los doce magistrados se han coronado de gloria. Bueno, el resultado final ha sido de 8 votos a favor del despido por absentismo justificado y 4 en contra. No todo está perdido.

¿Hay que elegir entre los beneficios económicos de la empresa y la salud de las personas que trabajan en ella? Pues me quedo con el dinerito, que no se les puede hacer una faena a quienes dicen ser empresarias y empresarios. Ahora que escribo femenino y masculino, ¿quiénes componen el susodicho Tribunal Constitucional? Vamos a ver, vamos a ver…  Bah, solo una pequeña descompensación de género: 10 señores como Dios manda y 2 señoras. Eso sí, una de las dos es vicepresidenta. Pero da igual, que por si acaso ha votado con el resto de hombrones a favor del despido. Cosas que pasan.

Yo, por más vueltas que le doy, soy incapaz de encontrar una mínima humanidad en la decisión. Al final se trata de que si tienes un determinado problema de salud ya estás buscando subsidios. El mensaje que se lanza es evidente: no eres una persona digna de contribuir lo suficiente con tu esfuerzo y saber hacer. Y como has tenido la desgracia de caer enferma, nosotros, el Tribunal Constitucional, nos encargamos de darte la puntilla. Ahí te jodas, puta escoria de mierda, que ya te vale de no ir a trabajar y fundirte los beneficios de la empresa en la que trabajas. ¡A la puta calle! , que diría Antúnez en aquella joya de programa que fue Camera Café. ¡Qué grande Luis Varela!

Esto es el progreso. Fukuyama escribió El fin de la historia y el último hombre allá por 1992. El hombre se intentaba explicar para decirnos que ya no hay más, que la democracia liberal (sea esto lo que sea) es lo único que queda. No hay ideología detrás de la decisión del Tribunal Constitucional porque ahora solo hay economía. Los hombres y las (pocas) mujeres que trabajan allí –es un decir– han dicho lo único que podían decir. Lo que importa es lo que importa. Punto final. ¿Personas? Pues que espabilen y vayan haciendo cola en el mostrador de Servicios Sociales. ¿Que no hay presupuesto para tanto servicio social? Pues que se hagan a un lado y no molesten. La economía no se puede permitir vagos y maleantes.

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