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10 Ledesma – Tordesillas #DueroMTB – Consultoría artesana en red

10 Ledesma – Tordesillas #DueroMTB

by Julen

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Ledesma se dejaba querer. Un itinerario a pie te conducía por la historia del pueblo a través de sus murallas, casonas, palacios góticos y renacentistas, iglesias y edificios públicos. Sí, se hacía entretenido ir leyendo las reseñas de quienes construyeron los edificios y cómo pasaron de mano en mano a lo largo de los siglos. Además, el mirador sobre el Tormes dejaba hueco para sentarse tranquilamente a leer a la sombra de los árboles.

Así fue como terminamos De La Alcarria al Himalaya, un viaje a Oriente en bicicleta, de Miguel Ángel Díaz Martínez. En cinco días, visto y no visto el libro. El viaje que se narra tuvo lugar en 1996 y resulta curioso leer cómo su protagonista iba recibiendo correo (en papel) de sus amistades a lo largo de la ruta. Cómo han cambiado los tiempos con la digitalización. Una pena lo mal escrito que está el libro, con un montón de faltas de ortografía. Muy poco cuidada la edición, ciertamente. Pero, bueno, siempre se aprende de este tipo de libros de viaje.

Por fin, tras repasar opciones para ir hasta Tordesillas, que es donde haremos final de etapa, he decidido coger algunas pistas para evitar carreteras. Nada más salir de Ledesma cojo el desvío hacia Zamora y enseguida aparece una pista a la derecha. Durante casi 30 kilómetros, con la excepción de un pequeño tramo asfaltado al pasar por San Pelayo de Guareña, la pista va más o menos paralela a la carretera que va a Salamanca, por lo que veo en el mapa.

La mañana estaba fresca. Con ocho grados eran obligados los manguitos. Y como el sol no ha aparecido hasta última hora de la mañana, he aguantado con ellos hasta más allá de las doce. Se la ve desconocida a esta Castilla del mes de agosto.

Tenía cierto miedo a encontrar cancelas cerradas tras la experiencia de la primavera pasada con Alberto y Juan. Trazar rutas sobre un mapa es una pequeña lotería. En este caso al principio no ha habido problema, pero al final del tramo, un poco antes de cruzar bajo la autovía A-66 (y coincidir con la Eurovelo 1 y la Vía de la Plata), se entra en una finca privada. En esa parte de la ruta ya había abierto y cerrado alguna que otra cancela, incluyendo una que ha habido que saltar porque no había forma de abrirla. A ambos lados del camino se veían reses bravas. Para mí son fáciles de distinguir de las vacas que he conocido de niño en casa, a las que estoy más que acostumbrado. Siempre he tenido a la vaca por animal muy pacífico. En cambio, el ganado bravo es mucho más inquieto y corre a la primera que te ve cuando te aproximas en bici.

Decía que al final de este tramo inicial por pista no ha quedado más remedio que atravesar una finca privada. Pues bien, allá dentro había mucha vaca y mucho toro al lado de la pista. Pero con un detalle diferente a las que había visto antes: no había nada que nos separara. Con cierta tensión, he aflojado el paso. Las vacas me miraban y a veces parecía que se encaraban quizá porque había muchas terneras. Ha sido un momento un poco delicado, la verdad.

Tras el amago de incidente que ha quedado en nada, una solitaria carretera (bueno, casi todas son solitarias, para qué negarlo) nos ha llevado hasta Topas. Allí de nuevo he cogido pistas para llegar a Fuentesaúco, entre maizales y otros campos de trigo ya cortado. Un ligero viento a favor nos ha ayudado a llegar al pueblo en un santiamén, con una bajada final fulgurante.

Llevábamos ya 50 kilómetros. Iba siendo buena hora para el avituallamiento sólido de la mañana. En una plaza con soportales hemos elegido El Huracán. Menudos fiestones tienen que montar allá. Se veía como el típico local medio pub, medio discoteca. En fin, esa es la impresión que me ha dado. En vez de la barrita o el gel ha caído el típico pintxo de tortilla.

De Fuentesaúco, ya por carretera, hemos tomado dirección hacia Guarrate, La Bóveda de Toro y Castronuño. Todo con ligero viento a favor, suponía alegría para las piernas. Castronuño quiere decir retomar el contacto con el Duero, al que ya prácticamente no perderemos de vista hasta terminar la etapa. Seguimos en dirección a Pollos, donde hemos hecho la última parada antes de llegar a Tordesillas. Cruzamos el Duero por su puente de diez ojos y terminamos el trabajo por hoy.

Para haber hecho casi la mitad de la etapa por pistas nos ha salido una media de 23 kilómetros a la hora. Creo que desde que hago rutas de larga distancia con la bici no recuerdo semejante hazaña. Han sido 107 kilómetros que se han pasado rápido, la verdad. Estamos rodando de oeste a este con el inconveniente de que por la mañana el sol lo tenemos enfrente. Nada que ver si la ruta es al revés.

Bueno, me voy a dar una vuelta por Tordesillas, que ya hemos cumplido con todas las obligaciones. Cuando he llegado me ha dado la impresión de que estaba a reventar. Mañana os confirmo. O no. Ciao!

Mañana fría a la salida de Ledesma

Campos de cereal a la salida de Topas, camino de Fuentesaúco

Paisaje típico castellano a la salida de Bóveda de Toro

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Fotografías de la ruta cargadas en el álbum de Flickr.

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