El ¿retroceso? desde la sociedad del conocimiento a la sociedad del dato

by Julen

De los seis años que trabajé en Maier, prácticamente los tres últimos los dediqué a un proyecto que alimentó mis ansias de entender cómo funciona una organización. Tuve una tarjeta de presentación que decía: Responsable de gestión del conocimiento. Se trataba de una función localizada en la estructura de «grupo». Maier tenía (y sigue teniendo) su centro de desarrollo e investigación dedicado a la concepción de las piezas que luego pasarían a fabricarse en una de las plantas que teníamos en diversas partes del mundo. La gestión del conocimiento tenía que ver con el fondo y la forma en que sabíamos lo que sabíamos, siempre con la idea de facilitar la transferencia allá donde fuera necesario. Por supuesto, trabajar en lo que sabes te conducía obligatoriamente a abrir el melón de lo que no sabías. Aquella función era transversal a todas las unidades y por eso la asignábamos a lo que llamábamos «grupo» y no a una unidad individual.

Recuerdo que en aquel entonces –estamos ubicados en el período de 2000 a 2003– la «gestión del conocimiento» tenía mucho que ver con la gestión de las personas. Recuerdo que ya entonces Daniel Innerarity era una de mis referencias de cabecera porque su discurso iba en la línea de que conocer era darte cuenta de todo lo que no sabías y, además, por la complejidad en la que vivimos, no es que «unos pocos sepan mucho, sino que muchos saben más bien poco». Humildad como punto de partida: sabemos lo que sabemos pero hay que reconocer que sabemos que no sabemos muchas cosas y que, incluso, ni siquiera no sabemos lo que no sabemos. Sí, todo aquello iba sobre todo de personas.

Es bien cierto que las tecnologías ya estaban presentes y que en nuestro caso, con plantas en diversos países, ya se vislumbraba que el vídeo podía ayudarnos a derribar muchas barreras idiomáticas. A fin de cuentas los procesos de trabajo eran muy similares en cada una de las plantas y ser capaces de captar lo que sabía hacer bien en una de ellas para divulgarlo a otros lugares pasaba ya entonces por mucha imagen. Maier siempre ha sido una empresa con una enorme sensibilidad por la mejora y por documentarla. Así que teníamos los mimbres. Y explicábamos la famosa pirámide del conocimiento: del dato a la información, de la información al conocimiento y del conocimiento a la sabiduría.

Hoy, veinte años después, creo que el dato ha ganado definitivamente la partida. Hemos transitado de la sociedad del conocimiento a la sociedad del dato. Todo empieza y termina en el dato. Da igual que Byung-Chul Han, en Psicopolítica, nos alerte:

Los datos y los números, por mucho que abarquen, no proporcionan el autoconocimiento. Los números no cuentan nada sobre el yo. La numeración no es una narración. El yo se debe a una narración. No contar sino narrar lleva al encuentro con uno mismo o al autoconocimiento.

En mis tiempos de «gestor del conocimiento» siempre insistía en que el conocimiento está en las personas. Hoy supongo que tendría que argumentar muy fino para convencer a alguien de que es así frente al estándar en que se ha convertido eso de que el conocimiento está en el dato. Es evidente que los datos son una materia prima de tremendo valor porque los humanos hemos construido artefactos capaces de analizarlos mucho más allá de lo que nuestro cerebro es capaz de procesar. Los datos en cantidades ingentes son el maná para los negocios del siglo XXI. Nadie lo pone en duda. Los algoritmos hacen su trabajo.

¿Hemos retrocedido como sociedad o simplemente se trata de entender que el dato es un aliado en nuestra toma de decisiones? ¿Se independizarán los datos de los humanos y terminarán por ganarle la partida? ¿El dato es el principio de todo?

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2 comentarios

Juan Palacios 16/04/2020 - 00:00

Dice Harari, en Homo Deus…

1.- La ciencia converge en un dogma universal, que afirma que los organismos son algoritmos y que la vida es procesamiento de datos.

2.- La inteligencia se desconecta de la conciencia.

3.- Algoritmos no conscientes pero inteligentísimos pronto podrían conocernos mejor que nosotros mismos.

Todos los demás problemas y cuestiones resultan eclipsados por esos tres procesos interconectados.

Algunas de esos procesos ya son pasado, añado yo…

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Julen 17/04/2020 - 06:11

Los organismos son algoritmos y la vida es procesamiento de datos. Mientras tanto, los seres humanos seguimos siendo muchas veces un misterio porque no hay forma de entender por qué decidimos lo que decidimos, ¿no? 😉
Gracias por pasarte por aquí, Juan.

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