Estamos en capilla: #Cicloextremeña

by Julen

Atrás queda el trabajo de redacción de la tesis doctoral, que ha tenido a la Orbea Oiz como disculpa perfecta para hablar de la innovación que procede de quienes practican MTB y no tanto del propio fabricante. La comisión de doctorado dio ayer su conformidad y en junio, si todo va según lo previsto, tendré que defender la tesis delante del tribunal. De alguna forma, mi pasión por pedalear por el monte (o por donde haga falta, incluyendo porteos o lo que toque) ha terminado por trasladarse también a mi vida profesional. De momento ahí estará el doctorado y más adelante algo que ya iremos divulgando a medida que lo concretemos. Hasta aquí puedo contar. Ale, vamos con lo nuestro, que es dar pedales por la Cicloextremeña, un nuevo proyecto de Rodamos Suave Suave, nuestro particular RSS. Y tal como andamos, a las puertas de la Semana Santa, no se me ocurre mejor expresión: estamos en capilla, con los hábitos puestos en forma de licra, las piernas bien depiladas y esas cosas raras que hace la gente enferma de MTBitis.

Hoy ha sido día de traslado en coche desde Bilbao hasta Aldeanueva del Camino, con tiempo bastante amenazante, por cierto. Previsión: aviso de nevadas. Este era el cartel que más veíamos por la autovía. Habrá que ver si se confirman los malos augurios. El caso es que a eso de las dos de la tarde, cumplidas las últimas obligaciones laborales, salía la expedición rumbo suroeste. El viaje es cómodo, todo por autopista. Cinco horas dan para repasar un buen montón de temas. A más de una y uno le habrán pitado los oídos, supongo. Suave suave, dentro de los límites legales, velocidad de crucero para llegar pasadas las ocho a Aldeanueva del Camino.

La parada técnica nos ha llevado hasta Cañizal, a unos 40 kilómetros de Salamanca. Allí hemos entrado en el típico bareto de pueblo que permite un profundo análisis antropológico. Sirva la colección de coñacs de la imagen que acompaña este post para dejar claro dónde estás. Así que un par de Coca-Colas Zero habrán hecho saltar todas las alarmas. Alberto se ha pedido medio bocadillo de jamón y queso, lo que ha supuesto una compleja obra de ingeniería, resuelta finalmente con éxito tras ponerse a la cola de unos churros que bloqueaban el paso. Todo ello mientras a pantalla gigante echaban una peli de monstruos del futuro dale que te pego a las espadas láser y a matar y matar humanoides. Lo típico de una tarde de viernes, vamos.

Pues eso, que mañana comenzamos a pedalear, lo que significa que andamos con cosquilleo en el estómago. Son ya muchos viajes a cuestas, pero esa sensación infantil de esperar el día del regalo sigue aquí. El regalo, claro está, es la ruta: esta cicloextremeña que Carlos y Pablo nos han obsequiado con su trabajo. Y mañana nos vestimos de romanos para pedalear con nuestras bicis por las calzadas, pistas y senderos de estas tierras bien repletas de pantanos. Ya se sabe, Extremadura es la comunidad autónoma con más kilómetros de costa 😉

Ha estado complicado decidir qué ropa traer. Temperaturas mínimas cercanas a los 0 grados, lluvia y en general ambiente desapacible han sido la norma estas últimas semanas por aquí. Yo vengo de corto a la espera de que el tiempo no se porte del todo mal. Bueno, de corto, pero con perneras, manguitos y chaqueta de Goretex, que con la edad uno cada vez es más friolero. La primavera es impredecible y seguro que tocará más de un remojón. De momento las previsiones para estos dos primeros días no son nada buenas. Encontrar la dehesa verde y exultante exige el peaje del agua; así que bienvenida sea si es para ese fin. El último mes ha sido tremendo en cuanto a cantidad de agua recogida por toda esta zona. Y sí, ahí fuera hace un frío que pela. Y para estrenarnos como Dios manda, la previsión es de lluvia. Qué bonito es el MTB y cómo nos gusta llorar.

Aldeanueva del Camino, el pueblo donde pernoctamos hoy, es uno de los municipios del Valle del Ambroz, con Hervás como cabecera de esta comarca del norte de Cáceres. Se encuentra en plena Vía de la Plata y, según parece, se fundó a partir de un campamento romano. Estamos en una zona de paisaje espectacular, rodeados por montes nevados de hasta dos mil metros que juguetean en la frontera entre Extremadura y Castilla y León. Hace cuatro días ¡10 bajo cero en La Covatilla! ¡Por diosssss, un poco de cordura metereológica!

Por lo que he leído, estas tierras fueron castellanas hasta mediados del siglo XIX, unidas a la comunidad y villa de Béjar. Sea como fuera, es evidente que es un lugar privilegiado de paso y que, por tanto, formó parte de las principales vías de comunicación, fuera en la época romana o a día de hoy.

Es esta una zona por la que he pedaleado en varias ocasiones. En 2012 recuerdo una ruta que me llevó hasta el pueblo abandonado de Granadilla. Y también he recorrido, en sentido inverso, parte del camino de mañana haciendo la Vía de la Plata en una etapa que pasó junto al arco de Cáparra y también por aquí, por Aldeanueva del Camino. Recuerdo un tiempo horrible en aquel viaje que me llevó desde Granada a Mérida por el Camino Mozárabe y luego hasta León por la Vía de la Plata. Como decía antes, cosas de la primavera, que el tiempo altera. ¡Qué recuerdos! Alberto hizo conmigo aquella ruta hasta Mérida, cuando Iván, por cierto, aún vivía en Granada.

Extremadura, para los que vivimos allá en el norte, siempre suena a tierra de conquistadores, pero también a lugar hoy en día un tanto olvidado, un territorio de emigrantes. Vamos, para nada una vida fácil. Vista en el mapa, impresiona su extensión. Nosotros la vamos a recorrer por una ruta perimetral en sentido antihorario. La intención es regresar aquí a Aldeanueva del Camino en un par de semanas, tras unos 1.200 kilómetros.

Pues eso, que estamos en capilla, sumidos en trance y reza que te reza a Nuestra Señora de Dorleta, la patrona de los ciclistas ibéricos. Ojo, sin olvidar alguna plegaria añadida a la Madonna del Ghisallo, que para algo el papa Pío XII la nombró patrona universal de los ciclistas allá en 1948. En fin, que mañana empieza la fiesta. Con todo lo necesario metido en nuestras mochilas para sobrevivir estas dos semanas. A ver qué tal andamos de forma física. Una inoportuna gripe y un proceso vírico posterior «de origen desconocido» me han tenido a medio gas casi todo el último mes, cagontó. Pero no pasa nada, con fe y tranquilidad, todo se anda. Allá vamos. Hasta mañana. Portaos bien, que os vigilamos.

Mañana llegará la primera crónica ya en ruta. Ale, nos leemos.

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4 comentarios

Juan 23/03/2018 - 23:37

Gran ánimo y disposición para pasarlo bien. Ojalá la lluvia y el frío sean leves.

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Julen 24/03/2018 - 19:58

De momento, primera etapa y no nos hemos mojado.

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Juan 24/03/2018 - 22:24

¡Rezos bien hechos!

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Julen 25/03/2018 - 22:09

Nos hemos esmerado jeje

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