Veía el lunes en el Facebook de Jorge Campanillas que estaba pensando retomar alguna ruta cicloturista y hablando con él pensé que sería buena idea publicar aquí un ejemplo de cinco rutas que, para mí, son especialmente bonitas. También es cierto que cada cual tenemos nuestras preferencias y en cuestión de gustos no hay (casi) nada escrito, pero por si a alguien le pueden servir mi experiencia, estupendo.
1- La zona del Aubrac en el Macizo Central francés. Lo recorrí viniendo de Ginebra por el GR65, una de las grandes vías del Camino de Santiago en Francia, la Vía Podiensis, que pasa por Le Puy-en-Velay. Esa zona del Macizo Central me parece muy bonita, a más de 1.000 metros de altitud y con unas praderas abiertas atravesadas por muretes de piedra con carreteritas para perderse. Creo que este macizo no está tan machacado (en lo ciclista) como los Pirineos pero tiene mucho encanto. Me dio la sensación de que estaba ante esa «Francia profunda», rural y hasta donde se puede decir, «auténtica».
2- De la TransAndalus me quedo con la comarca de los Pedroches, al norte de Córdoba y por extensión quizá toda la ruta longitudinal, preferentemente de este a oeste, de Sierra Morena, alcanzando la Sierra Norte de Sevilla y la Sierra de Huelva. Eso sí: hay que pedalear allí en primavera para ver la dehesa en todo su esplendor. Las encinas se suceden en un tupido manto verde repleto de florecillas y cuando atraviesas los pueblos, a medida que te aproximas hacia el oeste, ese olor inconfundible que dejan los ibéricos secándose es pura gloria. Pueblos sencillos, tranquilos, en los que hablar con cualquiera con que te cruces. Y si es gente mayor, mejor, porque alguna historieta seguro que cae.
3- Cuando pedaleé por el Camino del Norte había tomado la decisión de abandonar el de la costa tras salir de Villaviciosa para seguir por Oviedo y coger el que llaman Camino Primitivo. Este tramo me resultó muy bonito, atravesando la cordillera cantábrica «en diagonal» hacia el noroeste. Verde por todas partes, nieblas enganchadas a las laderas de las montañas y un punto de soledad que quizá no esperaba ya que estaba pedaleando en pleno verano. La ruta de los hospitales es una gozada. Si la costa llevaba aparejada cierta sensación de masificación (al menos en verano), esta desapareció al iniciar esta variante y no volvió hasta confluir de nuevo con el Camino Francés ya cerca de Santiago. Lástima que me coincidiera con el trágico accidente de tren.
4- La costa mediterránea… en Murcia, por poner un lugar concreto, pero que creo se podría extender como propuesta en general. Sí, me refiero a la costa mediterránea, esa tan machacada por el supuesto progreso inmobiliario. Sol y playa destrozando el litoral. Por eso nos resultó tan impactante alcanzar la costa recorriendo la Transmurciana y luego retomar proyecto al año siguiente para continuar recorriéndola. De acuerdo en que habrá tramos que mejor olvidar pero las calas a la salida de Águilas, el parque natural de cabo Cope y Puntas de Calnegre o el tramo posterior al cabo de Palos fueron una auténtica sorpresa. ¿Por qué no? La costa mediterránea también se merece pedalearla a fin de seguir descubriendo pequeños tesoros al margen del «progreso».
5- TransEuskalherria. Sí, la tenemos aquí cerca y quizá la infravaloramos. El esfuerzo de un grupo de entusiastas (ibiltaris) ha conseguido diseñar una ruta muy completa y que dispone a día de hoy de dos versiones: una para bici de montaña, dura y bastante «salvaje» que que sirve para conocer una gran parte de los parajes naturales protegidos de que disponemos, y otra mucho más llevadera, la cicloturista, que usa carriles y bici y zonas «amables» para pedalear (hasta donde es posible con la orografía de este país, claro). En mi caso recorrí al completo la de bici de monte y quedé encantado con la experiencia.
Por supuesto que hay otras rutas que podría recomendar: el Algarve portugués, combinando costa e interior, el Alto Tajo, que recorrí hace bien poco durante la TransIberia, cualquier tramo de la Transpirenaica, las etapas castellanas del Camino del Cid, otras partes de la Transandalus, como la que va de Moguer a Antequera, las Alpujarras o el entorno de la Sierra de Cazorla… En fin, como decía para gustos los colores. Pero ya que le dije a Jorge que publicaría un post, aquí dejo esta pequeña selección.