Supongo que «necesitamos» vacaciones. «Necesitamos» viajar. Llega el verano y hay que huir de lo que rodea el trabajo habitual. Sí, hay que moverse. En julio parecía un verano más, con una parte de viaje en bici y otra de turisteo por el norte de Italia. Bonitos planes. Y todo comenzó como tenía que ser.
Pero llegó el final de julio y hubo que dejar de pedalear. Circunstancias hicieron que los planes quedaran en eso, en planes. Y agosto giró en el aire, hizo un escorzo y mostró otro lado hasta entonces desconocido. Visitas al hospital y luego a una residencia. Una persona mayor de la familia a la que había que acompañar. Algo que por edad se supone normal pero que te enfrenta con otro agosto. Y hace pensar. Porque lo que está enfrente es quizá nuestro futuro. Quién sabe.
El caso es que todas estas idas y venidas no han hecho sino matizar esa «necesidad» de la que hablaba al principio. El tiempo obtenido me ha posibilitado leer algunos libros de viajes al mundo en bicicleta. En vez de dar pedales y sentir el aire en la cara, lo he imaginado a través de narraciones. He estado pedaleando con el deseo. Acompañando a Andoni Rodelgo y Alice Goofart primero y luego a Salva Rodríguez después. El primero un viaje en pareja y hasta con niños de por medio. El segundo un viaje de casi diez años por las geografías físicas pero también por las más recónditas del pensamiento humano. Por cierto, enhorabuena ahora que has vuelto a la Granada de la que saliste.
Escribiré sobre estos libros para Iván Marcos. Él es un viajero de verdad. Veía sus actualizaciones de Facebook en Filipinas y me decía: sí, eso es viajar en busca de paraísos. Luego, pegado a la realidad que me está tocando vivir y en buena parte gracias a las ensoñaciones de Salva, he terminado por creer que las «necesidades» las inventamos. Y cuantas más inventas, con más carencias compartirás tu camino.
Ayer pasé la tarde, como otras cuantas este mes, sentado y dando algunos paseos en un parque aquí de Bilbao. A media tarde me tocaba turno en la residencia. Así que mochila a la espalda con un libro a cuestas nos fuimos a dejar pasar tres horas sentados en un banco del parque. Ambiente festivo de Semana Grande. Chavalería animada. Pero también ellas -casi toda chicas- se dieron de bruces contra el destino: se suspendía su concierto por un problema con las ya famosas avispas asiáticas. Creada la necesidad, vete tú a saber cómo después encajaron los lloros y la desilusión. Planes de momento cercenados: las avispas asiáticas no figuraban en el guión.
Lo anterior tiene que ver con la vida misma. Nos marcamos objetivos. Nos lo han grabado a fuego. Da igual a qué rama de la autoayuda te acojas. Da igual de lo que estemos hablando. Tienes que marcarte objetivos, perseguir tus sueños y luchar para conseguirlos. Es la pelea. Es la competición a la que nadie parece que pueda renunciar si quiere ser tenida por una persona de bien. Luego, cuando lo consigue, satisfacción. En cambio cuando la realidad se tuerce, lágrimas y humillación.
Termina agosto y vuelve el trabajo. Cerramos un pequeñísimo paréntesis. Me hace recordar otros paréntesis mucho más profundos de gente amiga. Nada que no sepamos cómo afrontar… cuando llega. La universidad espera. El ciclo se agarra con fuerza a su recursividad. Quedará atrás un agosto de viajes diferentes. Escribe Salva Rodríguez, en Asia. Un viaje de cuento. [La vuelta al mundo en bicicleta]:
Ningún nómada kirguís me ha preguntado: «¿No te sientes solo?». Ni nadie que haya acampado en un lugar hermoso haría esa pregunta, tan repetida en las ciudades. La belleza de este planeta, sean montañas, selvas o desiertos, es algo que despierta constantes diálogos dentro de quien la contempla, y más allá de las palabras, del discurso mental con uno mismo, sobreviene un vibrante sentimiento de unión con todo alrededor.
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Nota.- La fotografía la he tomado del blog El pampa en bici… «el hombre es lo que piensa», donde aporta la referencia de Coleccionando atardeceres, otro magnífico blog con imágenes fabulosas y de donde es realmente la foto.
16 comentarios
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Yo sin ir más lejos llevo sin vacaciones 4 años. Y lo que hice en 2011 fue conocer 4 días la ciudad de Zaragoza, que me encantó. Desde entonces, ni fines de semana ni escapadas ni vacaciones. Alguno/a pensará que qué vida tan triste, pero yo sigo tan contento. El día que me vaya a un Todo Incluido, porque ya me toca, lo voy a pasar fatal. O no. No sé. ¡Salu2!
[…] Comentaba aquí hace unos días que estaba leyendo el viaje alrededor del mundo de Salva Rodríguez. Ha publicado tres libros en los que recoge su experiencia: África, Asia y América. En total son unas 900 páginas. Y las he devorado en tiempo récord. Me ha atrapado su discurso. El viaje en bicicleta como hilo conductor para aprender sobre uno mismo, sobre los demás y en su más amplio sentido, sobre la humanidad y el planeta que habitamos. Ahora mismo, Salva acaba de regresar a su Granada natal después de nueve años de pedaleo. […]