Tenía pendiente desde hace un tiempo leer The 10 principles of Open Business, el libro de David Cushman y Jamie Burke, que comenté aquí en su día. Aprovechando estos días en que ando a medio gas aquí junto al Mediterráneo, por fin tengo la oportunidad. Quizá lo más interesante de esta propuesta es reunir diez elementos (como hicimos aquí en su día) para definir un marco lógico y coherente de lo que se entiende por Open Business.
El libro incluye muchos testimonios de profesionales y busca, por tanto, una conexión directa con la realidad. Nada de buenrollismo y cosas así. El sustantivo es empresa y el adjetivo abierta. Pero también es cierto que según sus autores, el cambio al que nos vemos abocados es el salto a otro paradigma. Bueno, nada nuevo que no sintamos por estos lares.
De momento solo he leído los tres primeros principios: el sentido de propósito, el capital abierto y la organización en red. De ellos quizá el que más me ha llamado la atención sea el dedicado a los nuevos formatos de acceso a financiación que son consustanciales a la empresa abierta. Señalan los autores que ampliar la base de gente implicada económicamente en el proyecto es fundamental para que el sentido de propósito compartido -entre grupos de interés, clientes, proveedores y la propia empresa- refuerce la competitividad del negocio.
Frente a modelos ya conocidos como Kickstarter, se aporta otro enfoque que vaya más allá de la simple contribución económica. Frente a grandes inversiones de pocos inversores, se busca un modelo basado en la multitud -pequeñas inversiones pero de mucha gente- pero que permita acompañar a la startup en sus necesidades financieras a medida que crece y se desarrolla. Es decir, se busca un modelo más orgánico, menos de “pelotazo” inicial, que ayude a co-financiar los proyectos al tiempo que permite que emerja una comunidad comprometida con su éxito.
En este sentido se introduce también la idea de probar, dentro de empresas grandes, mecanismos de cofinanciación colectiva de proyectos. Intraemprender también requiere apoyo económico. ¿Por qué no buscar un sentido de compromiso colectivo de microfinanciación colectiva? Quizá este tipo de «juicio colectivo» de ideas empresariales, al incorporar el componente económico, puede hacer sentir un acompañamiento más real por parte de la comunidad. Una cosa es que de digas que me apoyas, otra que inviertas tu dinero en ello.
Andrew Hill, un profesional experto en financiación de startups y que trabaja para el Financial Times aporta una reflexión interesante: cualquiera puede dar soporte financiero a un proyecto o a una empresa en la que vea reflejada su forma de pensar y hacer.
What is interesting about the crowd-funding idea, as you describe it, is that it can open up some middle ground for people to develop something that doesn’t need to go from 0-60 in two seconds, but can be gradually developed.
Es la famosa “escala humana” de los negocios la que se hace realidad a través de fórmulas de capital abierto. Y es que, de acuerdo con el tercer principio, la organización en red, lo que importa no es tanto el tamaño cuanto el alcance: calidad y cantidad de conexiones. En fin, ya iremos escribiendo más sobre este libro que estaba esperando su turno en el habitual atasco de lecturas en que vivimos…
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Aúpa Julen, se nos olvida que nuestra economía social, nuestras cooperativas y nuestras sociedades laborales también son una fórmula de financiación colaborativa. Desde hace años venimos fomentando y participando en foros en los que además de las fórmulas societarias antes citadas promovemos la «empresa participada», es decir, empresas que abren su organización a las personas que trabajan en ella en modo de participación en la gestión, estrategia, toma de decisiones y por qué no, en el propio capital social, cada uno en la medida en la que pueda. Añadir a ello a terceros puede ser ese paso definitivo hacia la empresa abierta.
Puede que sea un paso que falta por dar: más allá de socias y socios la cooperativa o la SAL podría compartir riesgos económicos con aquella parte de la sociedad que manifiesta sensibilidad por su proyecto. Pero siendo realista me parece que la realidad está lejos de este planteamiento, ¿no?
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