Lo peor valorado: empresarios, religiosos y políticos

Leía como siempre con interés el último post que publicaba Guillermo Dorronsoro: Pensado + Hecho + Compartido. En él reflexionaba sobre la percepción que la sociedad tiene de la ciencia. Como suele ser habitual en él, lo apoyaba en datos. En este caso se trataba de la VII Encuesta de Percepción Social de la Ciencia elaborada por FECYT, la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología. El caso es que en ese post introducía una imagen, que adjunto más abajo, en la que Guillermo se fijaba en lo que se tenía que fijar: la percepción de la ciencia. En mi caso añado otro elemento que me llamaba poderosamente la atención: lo peor valorado son empresarios, religiosos y políticos. Sí, quienes «hacen empresa» van en el vagón de cola.

Médicos, científicos y profesores, lenguaje sexista de por medio, aparecen en primer lugar. Empresarios, religiosos y políticos a la cola. Esto es lo que hay. La sociedad en su conjunto dicta sentencia: el empresario no cautiva, no encandila; el empresario no se percibe en su dimensión positiva. Quizá por ello asistamos desde hace un tiempo a un furibundo circo mediático por trasladar hacia «emprendedor» una imagen cool de un hecho que parece no entusiasma.

O sea que lo de empresario no mola. Los Díaz Ferrán y compañía hacen mucho daño. Los salarios de los directivos tampoco ayudan. Y menos aún esa desigualdad que se agranda entre quienes ven cómo la crisis les pasa de refilón y quienes se hunden en la miseria. Y mira que muchos empresarios se ayudan del crisismo para sacar a pasear el miedo y el derrotismo a fin de convencer a la ciudadanía de a pie de que hubo tiempo en que vivimos por encima de nuestras posibilidades.

Pero puede ser que los empresarios no cuelen ya su mensaje en una sociedad que se defiende frente a la injusticia. Y cuando se pregunta por la percepción de ciertas profesiones, los empresarios se meten en el paquete de religiosos y políticos. De hacérselo mirar, ¿no? Yo solo muestro aquí el dato. ¿Por qué esto es así? ¿Por qué toda la artillería mediática de spots buenrollistas en televisión no sirve para elevar la percepción social del empresario? ¿Tanto daño han hecho ciertos casos?

¿Eres empresario? ¿Duelen estos datos? Algo habrá que hacer, digo yo. Y creo sinceramente que no es una cuestión de forma. Es cuestión de fondo.