Muy interesante el documento que Innobasque ha preparado sobre economía circular y en el que también participan Ihobe y Aclima.  «Frente al modelo de producción lineal donde los productos se fabrican a partir de materias primas, se venden, se usan y se tiran, la economía circular pone el foco en la reducción de residuos para incorporarlos a cadenas de valor de otros sectores«. Simple hasta decir basta: frente a la generación de residuos y su desecho, ¿por qué no buscar qué otro negocio que pudiera incorporarlos como materia prima en su proceso de transformación? Residuos que pueden venderse.

No es la primera vez que hablamos aquí de economía circular. Ya lo hicimos en septiembre pasado al hilo de una reflexión sobre el último libro de Jeremy Rifkin. Si en ese momento nos fijábamos en un aspecto que puede dar miedo (el producto casi gratuito y un descenso en el número de puestos en la industria clásica), hoy sin embargo, cabe poner sobre la mesa aspectos claramente positivos. De hecho, en el documento de Innobasque se aportan algunos datos a partir de un informe de la Fundación Ellen MacArthur, donde se dice que para 2025 «la economía circular podría generar más de 1 trillón de dólares a nivel global y reducir los costes en materias primas hasta 1 billón de dólares anuales».

Economia CircularEl título del post hace alusión a las nuevas cadenas de valor que implica la economía circular porque quizá es el elemento que más remueve la competitividad en su concepción clásica. No se trata tanto de buscar la excelencia en una cadena de valor dibujada al estilo de la propuesta tradicional del señor Michael Porter sino de buscar interacciones con un sentido mucho más global. Junto a ello se habla de la servitization, el tránsito desde el producto al servicio por el cambio de mentalidad que supone. La responsabilidad del fabricante parecería unida a la de satisfacer a sus clientes, pero cuando la idea de servicio prevalece sobre la de producto la perspectiva se amplía.

En el documento que citamos se dice que «todo aquel que «fabrica» un servicio tiene que ocuparse de que ese servicio tenga durabilidad, sea reciclable y reutilizable; características que en la fabricación de productos no tienen la misma relevancia». En el fondo es una mentalidad nueva. Hay que dibujar escenarios más amplios y hablar de eficiencia global, de sistemas, de visión holística. El óptimo local no garantiza el óptimo global. Éxitos cortoplacistas y puntuales que provienen de una empresa o de un sector pueden estar generando tremendas pérdidas globales. Habrá, también, que utilizar otras varas de medir. Por cierto, todo esto me recuerda al difunto Goldratt y sus famosos cuellos de botella.

Se citan los casos de algunas empresas que ya están en esta ola (copiamos/pegamos del documento):

  • Burdinola, que ya certifica sus productos como fácilmente desmontables, reciclables, escalables y configurables para su reutilización a través de una gama que denominan Become, que fusiona el punto de vista económico y el medioambiental.
  • Protón Electrónica, quienes trabajan en un proyecto para rehabilitar las luminarias esféricas de vidrio que se ven en muchas calles a fin de reutilizar la mayor parte de las mismas mediante pruebas en campo (un proyecto con el apoyo del Ayuntamiento de Abanto-Zierbena).
  • Koopera, una organización que emplea personas en riesgo de exclusión social y que en una de sus plantas seleccionan y tratan residuos para recuperar lo máximo de ellos y reactivarlos como recursos de nuevos ciclos de vida.
  • Indumetal Recycling, donde generan un producto plástico basado en plásticos estirénicos de alta calidad y adecuados para su reincoporación como nueva materia prima.
  • Afesa, quienes descontaminan de hexafluoruro de azufre equipos eléctricos (este gas es uno de los causantes del efecto invernadero).

Supongo que habrá muchos más ejemplos que puedan ponerse sobre la mesa. La economía circular parece, en gran parte, un imperativo de nuestros días. Cualquiera con una mínima sensibilidad por preservar este planeta debería planteárselo. Incorporar los análisis de ciclo de vida en los productos y componentes que utiliza una empresa y trabajar para reducir la huella ambiental no es ya una elección. Es simple supervivencia. Como empresa y como humanidad.

Leed el documento que ha preparado Innobasque. Merece la pena. Dejan también una dirección de correo electrónico por si interesa contactar con ellos: ecircular@innobasque.com

Dicho todo lo anterior solo queda pensar que la industria de este país se dé cuenta de que la competitividad pasa por implicarse y ser responsable. Pero, ojo, puede tener un precio. Low cost a lo mejor no rima con ecodiseño, reducción de huella ambiental y economía circular. Cuidado con esto.

Nota.- La imagen está tomada del documento de Innobasque que citamos.

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45 comentarios

Economía circular: nuevas cadenas de val... 04/02/2015 - 11:02

[…]   […]

Responder
Amalio Rey 04/02/2015 - 14:33

El concepto es potente, incluso como logica/foco de especializacion regional. A mi todo lo q sea «Garbage IN, Value OUT» me parece una linea de trabajo ganadora. Me atrae muchisimo por dos razones: 1) Sensatez economica, 2) Es anti-capitalista

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