Violencia en el fútbol: es cosa de hombres

by Julen

Pintura rupestreYa sé que siempre habrá excepciones. Pero me parece que de nuevo los datos son abrumadores. ¿Por qué no se ven hordas de mujeres con palos, cuchillos, sillas, contenedores o cualquier objeto arrojadizo persiguiendo a otras de su mismo género por las calles de alguna de nuestras ciudades a cuenta de no sé qué deporte? Ah, ya, que no es deporte. Que este tipo de violencia de la que se habla últimamente no tiene que ver con el deporte, que son energúmenos que lo usan de catalizador. Vale, acepto pulpo como animal de compañía.

Debe ser que el hombre es cazador en lo más hondo de su ser. Da igual que digamos que ha habido evolución desde el Neardenthal o desde aquel primer europeo que pasaba por la Sierra de Atapuerca. Sí, debe ser que es el hombre y no la mujer a quien corresponde dar caza al enemigo. No importa que la civilización avance. Los genes son los genes y al hombre le toca demostrar que tiene un par de cojones. Cerebro, lo que se dice cerebro, parece que está en duda.

¿Y no deberíamos aprender de la forma en que compiten las mujeres en el fútbol, por ejemplo? Me imagino que sería un buen signo de humildad que nos explicaran algunas normas básicas de comportamiento para que no pase lo que sigue pasando. Porque esos valores trasnochados de echarle huevos a un partido y cagarse en el supremo y toda su creación parece que no terminan por conducir a ningún buen resultado. Pero no, me temo que va a ser que no.

Por supuesto, para eso están los prejuicios y las frases lapidarias: «las mujeres cuando se juntan son de lo peor, se despellejan vivas unas a otras a base de contar lo peor de lo peor de cada cual». Pues vale. Casi mejor que los palos, los cuchillos y el lanzamiento de hombres al río, ¿no? Puestos, me quedo con la palabra y dejo lo de matar para mejor ocasión. Eso sí, las mujeres juntas son malas, malísimas. Todas unas arpías, vamos.

En cambio los hombretones demuestran en el terreno de juego su virilidad. Porque ya lo dice Simeone, «lo que pasa en el campo se queda en el campo«. Da igual que ahora las cámaras de televisión capten los insultos, escupitajos y demás actos viriles. Eso no es ejemplo. Eso no cuenta. En el campo las reglas son otras. Todavía no se puede matar, menos mal. La picardía forma parte del juego. Fuera se le llamaría engaño, dentro «jugador con picardía». Y ya se sabe, Dios los cría y ellos se juntan.

Me parece de justicia hablar de violencia de hombres en el fútbol. Es lo que veo. ¿Y si impusiéramos cuotas? Pero qué animal eres, Julen, ¿cómo va a haber cuotas de mujeres en el fútbol de hombres? Ah, no, yo lo decía por aprender y reducir la violencia. Pero el espectáculo es lo que tiene. Antes eran gladiadores. A muerte en la arena. Ahora es fuera del estadio. A muerte con el enemigo. Cosa de hombres.

Artículos relacionados

14 comentarios

Isabel 10/12/2014 - 10:53

Me llamó la atención la referencia a un estudio cuya noticia se introduce así: “Un estudio de la Universidad de Lancaster determina que cuando el equipo inglés juega, la violencia machista aumenta un 26% si gana, un 38% si pierde. También ocurre en otros lugares como Costa Rica, donde se incrementa un 200%. La relación entre fútbol y maltrato no es directa, pero sí hay factores que provocan este aumento, como el alcohol, la testosterona o un sentimiento extremo de frustración”. Hay también un vídeo de la campaña que han puesto en marcha.

Parece que hay mucho que revisar en lo del progreso cultural y como ya no hay que partir leña ni cazar mamuts… La punta del iceberg se ha hecho un poco más visible pero sigue siendo igual de grande.

Responder

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.