Hace ya años que practico spinning con regularidad. Es una buena alternativa para tiempos en lo que, como nos pasa ahora, llevamos ni sé cuántos días consecutivos de lluvia por esta parte del sur de Islandia. Para mí es cómodo acercarme a las instalaciones de la Alhóndiga aquí en Bilbao (hoy Azkuna Zentroa). Lo suelo hacer a primera hora de la mañana aunque todo depende de la agenda. No es como andar en bici, pero permite mantener la forma y pasar un rato agradable. Por cierto, que más de 2.000 trabajadores de clubes privados deportivos y de polideportivos municipales de Bizkaia andan protagonizando jornadas de huelga en reivindicación de sus derechos. Una lástima que se invierta en infraestructuras y no tanto en las personas que dan servicio detrás de ellas. En fin, a lo que iba.
No hace mucho que se ha renovado todo el equipamiento del centro de actividad física de la Alhóndiga. Por lo que respecta a las clases de spinning ahora disponemos de una bicis estáticas que permiten el entrenamiento por potencia. Cuando te montas en la bici, su pantalla te pregunta por tu estado de forma, por el peso y si eres hombre y mujer. En función de los datos introducidos, decide proporcionarte como punto de partida para tu clase una determinada resistencia al pedaleo. A partir de entonces los monitores van dando sus clases tomando como referencia una escala de colores que indica la potencia en watios a la que nos piden pedalear. De menos a más esos colores son: blanco, azul, verde, amarillo y rojo. Sí, es entretenido. La pantalla te permite jugar con diversos datos de carácter estadístico respecto a tu ejercicio.
Hace unos días me permití probar a pedalear con el perfil de mujer en vez de con el de hombre. Como era previsible, de repente la resistencia al pedaleo descendió de forma considerable. Supongo que la diferencia en la resistencia vendrá de alguna estadística que… simplemente no toma en cuenta otras variables. Sencillamente decide que a los hombres hay que exigirles más y a las mujeres menos. Aplica, sin más, el sesgo de confirmación del estereotipo de género. No importa que haya excepciones y que haya mujeres que, evidentemente, pedalean con más potencia que yo. La cuestión es que, por defecto, yo debo recibir lo que se me supone como hombre: soy más fuerte.
Mido 1,65 y peso algo menos de 65 kilos. Sí, ando en bici habitualmente desde hace más de 20 años y supongo que mi resistencia no estará mal. No soy de los que van con la idea de morir sobre la bici (creedme que hay gente con esta actitud). Yo pedaleo con la firme intención de disfrutar, aunque cuando haga falta se aprieta, faltaría más. Ahora bien, ¿por qué deducir que por defecto a una mujer le vamos a colocar una menor resistencia? El sesgo de género ya está aquí: como eres chica, tú tendrás que pedalear aplicando menos potencia. ¿Que podías aplicar más? El sesgo te quita de enmedio y asunto arreglado.
Las máquinas, además, permiten una adaptación de la resistencia que ofrecen. Es decir, una vez introducidos los datos hay posibilidad de corregir al alza o a la baja la resistencia. ¿Por qué entonces no eliminar la variable de género, que preasigna una resistencia, y simplemente dejar en manos de la persona que pedalea si debe subir o bajar la resistencia? Quizá este pequeño detalle de preasignación según género pase desapercibido para la inmensa mayoría de quienes vamos a clase de spinning. Ya, seguramente.
Pues entonces el problema es más serio de lo que parece porque donde no hay problema, no hay corrección. En las clases de ética del grado en Business Data Analytics hace poco Lorena Fernández nos hacía reflexionar sobre si los objetos tienen ideología. Para ello nos contaba el caso de unos puentes para acceder a Long Island allá cerca de Nueva York hace un montón de años. Resulta que no a haber que irse tan lejos en tiempo y en espacio. Hoy, en 2019, puedes venirte a una clase de spinning y comprobar cómo, por supuesto, las bicis tienen ideología.
Imagen de Александр Вальков en Pixabay.
Bola extra.- Buscando referencias sobre la fuerza física de hombres y mujeres, he localizado un estupendo artículo de Carolina Martínez Pulido, de la Universidad de La Laguna, publicado en Mujeres con ciencia: La supuesta fragilidad de la fuerza física femenina. Sorprenden algunas investigaciones que comparan a la mujer de hoy con la del Neolítico.
1 comentario
[…] ¿Por qué hombres con hombres y mujeres con mujeres? Es una simplificación. Pero, claro, una simplificación que comporta unas tremendas implicaciones de carácter social. Si una mujer compite contra quienes estadísticamente están a su nivel, el nivel de progreso digamos que se estanca. Al margen de los beneficios desde la perspectiva de que todas somos personas y eso es lo que tenemos en común —más allá de la variable género—, me parece evidente que el progreso en destrezas y en fuerza tiene mucho que ver con la referencia de quienes compiten contigo. En su día ya escribí sobre el sesgo de género en las bicis de spinning. […]