Probablemente a quienes llevamos ya tiempo trabajando con el correo electrónico no nos cabe duda de que sí o sí es un caballo salvaje que hay que domesticar. Lo peor es pensar que se domesticará el solo. No, nada de eso. O tomas las riendas y te ocupas de desplegar rutinas para amansarlo o se volverá en tu contra. Día sí y día también.
Yo hasta ahora le seguía el juego a Google y dejaba que la bandeja de entrada estuviera a rebosar. A fin de cuentas era tan solo cuestión de distinguir entre leído y no leído. Pero el diablillo de las 5S no ha descansado nunca y me ha estado persiguiendo todo este tiempo. ¿Por qué no dejarla limpia? A fin de cuentas «archivar», con el criterio de gmail, viene a ser lo mismo que «déjame que te lo esconda para que no te moleste, pero no temas, no me lo cargo».
Dicho y hecho. Me he fundido la bandeja de entrada y la de sus secuaces en la jerga de gmail: Social, Promociones, Notificaciones y Foros. Cada vez que llega un correo, solo caben tres acciones:
- Grupo 1: Fuego purificador, adiós para siempre, quedas eliminado.
- Grupo 2: Te perdono la vida, pero sal de mi vista de inmediato y vete cagando leches a la lista de archivados. Como quiera que tengo activos gran cantidad de filtros y etiquetas, eso sí, te envío a tu lugar correspondiente para que te entretengas con tus hermanitos.
- Grupo 3: Oh, oh, algo tengo que hacer contigo. Así que puedo responder de inmediato (yo también soy tonto y contribuir a este sentido universal de urgencia) o bien marcarte con alguna estrella que me permita seguirte la pista fácil para luego recuperarte y saber que te tengo pendiente. Eso sí, una vez cumplida la misión que en él me autoasigné, te envío a galeras y pasas al grupo 2.
¿Cómo es la vida con la bandeja de entrada vacía de correo? Impresionante. Una tranquilidad, unas ganas de tomarte algo mientras el mundo se sigue acelerando, qué se yo. Porque mira que el correo lo carga el diablo, ¿verdad? En fin, voy enseguida a actualizar algunas cosas de nuestro programa de 5S digital relacionadas con el correo. En breve abriremos esos contenidos. No se olviden, amigas, aún hay más. Y no olviden supervitaminarse y mineralizarse.
6 comentarios
Yo tengo una cuarta opción:
Quítalo del inbox hasta el día x a la hora h.
Así tengo hasta la agenda en el correo.
Uso para ello MAILBOX.
Y te doy la razón: tener el inbox vacío es una sensación espectacular.
Para los «tengo que hacer algo contigo» simplemente una etiqueta de «Pendientes», cuando se gestionan, quitar etiqueta y en su caso, etiquetar como definitivo en la categoría que le corresponda si no lo estaba ya.
El botón «archivar» es mágico.
El efecto «bandeja vacía» tiene una ventaja adicional y es que te permite sentir la situación bajo control. Una bandeja llena de email está también llena, al menos en parte, de incertidumbre. Cuando sabes qué es y qué significa cada uno de sus contendidos, tendrás más o menos trabajo por hacer pero al menos has erradicado la incertidumbre. Y la incertidumbre es «más madera» para el estrés.
Delete, delete, delete,… Creo que voy a hacerlo
Fuego purificador 🙂 🙂 🙂
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