Esta semana próxima comienzo a pedalear la Transibilbideak (Tib). Va a ser una experiencia diferente. Se trata de una ruta en la que nunca voy a estar alejado más de 200 kilómetros de donde vivo. Y eso que son cerca de 1.500 kilómetros en total. Además, se entremezclan días de pedaleo con colegas y otros en los que uno va hablando consigo mismo.
Comenzamos el 17 de julio en Otsagabia y allí nos reunimos ocho almas (todavía bailando un poco la cifra) para pedalear en cuatro etapas hasta Orio con finales de etapa en Donibane Garazi, Lesaka y Hernani. Después de Orio me quedo con tres amigos para hacer otro par de etapas, una que finalizará en Lekeitio y otra en Bakio. Y a partir de ahí siete etapas en solitario por Enkarterri, Orduña, el parque natural de Valderejo, una incursión en Urkiola y vuelta por caminos cercanos a la Llanada Alavesa hasta Alsasua. Desde aquí me acompañan otro par de amigos durante tres jornadas, recorriendo Aralar y Urbasa. Finalmente cinco etapas más en solitario pasando por las Bardenas Reales hasta Otsagabia, donde cierro el círculo.
Como digo, días para conversar con los demás y días para conversar con uno mismo. ¿Cómo disfruto más? Que no se enfade nadie, pero me gusta pedalear solo. Y dicho esto, me encanta compartir kilómetros con gente al lado. Son experiencias diferentes. Y quizá en la variedad está el gusto. Para hacer aún más particular esta Tib he dejado un par de días de descanso en ruta para compartirlos con la familia, que vendrá de visita. ¡Qué más se puede pedir!
Me acuerdo mucho de un compañero de trabajo, médico de empresa, que me decía que quienes pedaleamos solos somos «peligrosos» porque tenemos mucho tiempo para «rumiar» ideas. Pues sí, no le faltaba razón. ¿Qué «rumio» cuando voy solo? Hago una lista de cosas que me acompañan:
- Reflexiones sobre proyectos en curso porque siempre saco alguna idea. Así que hay que llevar una app de notas en el smartphone para dejar constancia de esas ocurrencias, que no suelen ser pocas. No sé si es que entro en estado de flujo, pero reconozco que me vienen buenas ideas.
- Imágenes anticipadas de los sitios por los que voy a pasar. Sí, es una constante. Uno imagina cómo será esa pista, ese sendero, ese pueblecito. Y luego la realidad te coloca en tu sitio. El juego con el qué es lo que vendrá a continuación juguetea en mi mente mucho tiempo.
- El deseo de charlar con quien me encuentre, bien en ruta o en el destino al que voy. Sí, viajar solo me hace mucho más sociable. Recuerdo cuando vine haciendo el Camino de Santiago desde Ginebra hasta Bilbao por Francia. ¡Qué manera de chapurrear francés! Hablaba con la primera persona que me encontraba.
- Pensamientos centrados en el esfuerzo físico, sobre todo subiendo por pistas o senderos complicados. La atención olvida otros asuntos y pone el foco en llegar a esa curva, alcanzar ese árbol, meterse en esa sombra, pasar la rueda por entre esas raíces… Digo esfuerzo físico y no sufrimiento porque «sarna con gusto no pica».
- Puro goce, algo muy cerca de la cosa que sea la felicidad. Puede suceder en una bajada técnica, con un paisaje espectacular, con la luz del amanecer, con unas vacas que me miran impasibles o también con la conversación que mantienes con la gente del lugar. Hay momentos estupendos.
- Lo que escribiré en el blog, porque los detalles se suceden a veces imprevistos y como quiera que por la tarde escribiré un post, el zurrón de las ideas se va llenando poco a poco. De alguna forma anticipo el texto. Aunque a veces los detalles se atrincheran para evitar la vista pública.
En fin, son ya varios años de recorrer rutas en bici de monte. He recorrido solo muchos kilómetros. Así que me ha dado tiempo a «rumiar» muchas cosas. No soy de los que desconecto del mundo -incluida la actividad laboral- cuando doy pedales. Si hay que currar en alguna cosa se hace sin problemas, aprovechando los ratos libres de la tarde. Pedalear tiene su tiempo y no ocupa todo el espacio. Deja que todo lo demás siga su ritmo, quizá más suave. Y aviso: en breve pasamos a ese otro modo de estar: Rodamos Suave Suave 🙂
12 comentarios
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Como bien dices, en la variedad esta el gusto, así que compartiremos esos pedales rodando suave suave durante unos dias 🙂
Hay momentos que aunque estemos compartiendo pedales uno esta en su soledad disfrutando de muchas cosas de las que comentas y tambien rumiando…
Nos vemos pronto, buen viaje!!
Ahí andaremos suave suave. Nos vemos el 30 🙂
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[…] de charleta, de qué tal andas, cómo te va la vida, ya tenía ganas de conocerte y se te ve fino. Como comenté hace unos días, en las cuatro primeras etapas comparto ruta con colegas de organización de Transibilbideak, […]