Fabricación avanzada para mirar con esperanza al futuro industrial

by Julen

El plan de industrialización 2014-2016 del Gobierno Vasco fija una gran referencia para recuperar la competitividad: la fabricación avanzada. Como idea general sirve. ¿Quién negaría que fabricar mejor (más con menos) es una de las claves? El problema es concretar el concepto. Porque, si bien está ya acuñado con su correspondiente entrada en la wikipedia, me temo que admite muy diferentes traducciones operativas. De hecho la propia wikipedia admite varios sentidos dentro del mismo concepto.

Una de las variables que entra en juego es la forma en que Internet contribuye a esa mejora de la eficacia y la eficiencia de la industria. Por simplificarlo, caben dos enfoques: uno pegado a la mejora de los procesos, sea incremental o radical, y otro que acaba por cuestionar los modelos de negocio en su globalidad. Por supuesto, el segundo enfoque es el que nos pone más nerviosos.

Fabricación Avanzada GobVascoDesde mi humilde punto de vista, el gran reto está en comprender el salto cuántico que se produce al transitar desde el producto hasta el servicio. Añadir capas de información a los productos, ese santo grial que promete la digitalización, abre la caja de pandora. Lo que sabíamos como sector industrial puede que no sirva y que haya que dejar algunos principios en el camino. Puede, de hecho, que la propia definición de «sector» con que operamos no nos sirva.

La competencia actual revienta las tradicionales barreras de entrada. ¿Puede Google convertirse en un competidor de los grandes fabricantes de automóviles? Quién sabe lo que sucederá con el vehículo sin conductor. Es lo mismo que sucede cuando el presidente del BBVA reconoce que esos gigantes (Facebook, Google y otros de su calaña) serán los grandes competidores de la banca tradicional. Lo que conocimos como «sector de industria» y «sector servicios» se viene abajo.

Tampoco decimos nada nuevo. Los grandes constructores de vehículos, por ejemplo, siempre supieron de su capacidad de gestión. Así que sus métodos de producción ajustada dieron pie, bajo diferentes formas, a empresas de servicios avanzados. La frontera entre la entrega de un producto físico y la de un servicio quedó atrás. El caso es que ahora, en cierta forma, es más de lo mismo. Pero en una escala distinta y con un cuestionamiento de los modelos de negocio como nunca antes se había conocido.

Puede ser que la fabricación avanzada necesite otras cabezas pensantes. Puede que tengan que eliminar de raíz las restricciones derivadas de lo físico. Goldratt ya dijo que el mayor cuello de botella en una fábrica anidaba en la mente de quienes las gestionaban y no en alguno de sus procesos operativos. La fabricación avanzada va a retar la lógica de lo que hemos conocido. Por eso es muy importante la táctica. ¿Cómo encarar la transformación del modelo industrial? Va a hacer falta mucho intraemprendimiento. Y no se va a poder hacer apostando a pequeña. No, se van a requerir inversiones y sobre todo un cambio cultural profundo.

Necesitamos una alianza entre generaciones. La cultura maker tiene que darse la mano con la industria tradicional. Hay que sumar multiplicar talento para repensar el modelo industrial. Necesitamos escapar de la esclavitud de modelos de gestión que se han obsesionado por la eficiencia del producto sacrificando personas. La confianza en la institución empresa está también en crisis. Las desigualdades salariales, la progresiva deshumanización del «recurso humano» al colocarlo como coste y no como inversión y, sobre todo, el endiosamiento de una competitividad excluyente donde vencer al rival es la ley sagrada han ligado una salsa demasiado agria al paladar.

Así pues, llegan tiempos interesantes. Lo imposible va a dejar de serlo. Átomos y bits se van a dar la mano. Porque si no, puede que el desastre sea mayúsculo.

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