Calló algún que otro chaparrón por la tarde en Calasparra. El ambiente refrescó algo aunque no como para ponerse manga larga. Me dio tiempo a pasear por las callejuelas de la parte vieja del pueblo y subir hasta la parte alta donde quedan restos de lienzos de muralla de un castillo musulmán. Las vistas permiten anticipar el comienzo de la etapa de hoy, que se dirige hacia la estación de tren para enfilar la Sierra del Puerto.
A las siete de la mañana, como de costumbre, desayuno. Esta vez en el mismo hotelito. Y a las siete y media pasadas en ruta bajando primero a la vega del Segura, ese río que ya es como de la familia de tanto compartir tiempo con él en esta TransMurciana. Enseguida se deja la carretera, que por cierto lleva bastante tráfico, para enfilar una larga recta en ligera subida junto a un parque de energía solar. Nos dirigimos al barrio de la estación, solitario y apartado. Será lo último edificado que veamos hasta treinta kilómetros después.
La pista que seguimos nos provee buenas vistas de la vega mientras poco a poco va introduciéndose en un terreno entre montes amplios con vegetación baja. Sensación tremenda de soledad. Subimos muy poco a poco por una pista en muy buen estado. Nada a un lado, nada al otro. Te metes en tu mundo y sigues dando pedales. Un cartel nos informa de que entramos en un itinerario ecoturístico. Pues vale.
Coronamos el puerto. Y pinchamos en la rueda delantera. Menos mal que el líquido sellante se encarga de hacer su función y frena la pérdida de aire. Habrá que ver si cierra bien. Continuamos. Vistas a la inmensidad con el Picarcho enfrente, que es por donde nos iremos hacia Jumilla. Bajamos rápido entre pinos primero y melocotonales después hasta conectar con la carretera general. Visita obligada a la Venta del Obispo. No hay nada más hasta Jumilla.
La venta está cerrada y la tienda de la gasolinera hace su función. Los típicos hombretones dando con unos bocadillos de sardinas. Y vino, que las sardinas provocan sed. Pues nada, vino. Y sardinas. Y yo con una mierda de barrita energética. Suerte si no me echan del local.
Sigo ruta. Me equivoco. Estoy tonto. Vuelvo y ahora sí, hacia Jumilla. Carretera que enseguida dejamos por una pista entre melocotonales. Y toca vadeo. De los de mojarse los piececitos sí o sí. Y luego a rebozar las zapatillas en arena. Bah, qué gusto. Agua y un poco de barro.
Toca pista estilo pedregal, tan típica de esta ruta. Subimos poco a poco. Me adelanta un chaval con un maillot de BTT de Jumilla y su 29 pulgadas. Joder, cómo va el tío. En esas ando cuando, ¡zas! Esta vez va en serio. Pinchazo en la rueda trasera con un buen rasgonazo. El líquido sellante no aguanta y sale disparado en un momento. Qué mala pinta. Cambio por una cámara que de momento parece aguantar, aunque la cubierta evidencia con un abultamiento que no está para muchos trotes. Casi 20 kilómetros por delante hasta Jumilla. Habrá que ir con cuidado.
Casi sin querer aprieto el paso. A ver si llego antes de las 13:30 y encuentro alguna tienda de bicis. Necesito cambiar la cubierta trasera porque pinta mal. La pista sube algo más en su tramo final hasta la cota 700. Y empalma con una carretera que nos desciende en un santiamén hasta Jumilla. Veo el hotel. Veo una tienda de bicis. Jeje, casi pegados. Hablo con el chaval que lleva la tienda. No tiene cubiertas de 26 pulgadas tubeless pero algo hará. Suerte que he tenido.
Ya solo queda la colada, ducha, comida, post y a esperar a que venga Ángel de Gandía en el autobús. Pregunto en el hotel por la estación de autobuses. Pues ahí al lado. Joder, tienda de bicis, hotel y estación de autobuses, todo junto. Ni hecho a posta.
Distancia recorrida: 71,2 km. Desnivel acumulado: 1.003 m. Tiempo de pedaleo: 4h 04min.
Enlace a datos completos de la etapa en Garmin: http://connect.garmin.com/activity/484901012
Post generado desde smartphone.