Actualización.- Fernando Tricas publica otro artículo sobre esta cuestión con un punto de vista ¿práctico? No me acaba de convencer del todo. Pero como es opinión amiga cualificada… 😉
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Hace unos días se inició una conversación en Aprendices sobre el derecho al olvido. Fue a cuenta de que ayer día 26 de junio se celebró el encuentro “El derecho al olvido en internet: utopía o realidad”, dentro de los Cursos de Verano promovidos por la Fundación Cursos de Verano de la Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea. Una lástima no poder pasar por allí porque creo que el tema mereceía la pena. Aunque, todo sea dicho, andamos con la idea de organizar un taller de Aprendices sobre esta cuestión 🙂
En el correo que Pedro Alberto González nos envió a la lista de Aprendices, decía:
Como sabéis, el Derecho al Olvido viene a representar el equivalente de los tradicionales derechos en Protección de Datos sobre rectificación, cancelación u oposición, cuando se trata de informaciones difundidas a través de Internet y la persona afectada entiende que se siente perjudicada por dicha difusión abierta y masiva. Se trata de una cuestión controvertida pero que se incluirá en la futura regulación de la privacidad europea(“Right to be forgotten”).
Es asunto complejo y estoy convencido de que tiene mucha trascendencia porque influye directamente en nuestra confianza en Internet. Hoy en día es fácil tener la percepción de que los «grandes» de Internet, Google, Apple, Microsoft o Facebook se comportan como lo que son: empresas privadas con ánimo de lucro que deben devolver valor al accionista. Dinero puesto en lugar preferente que puede chocar con la materia prima que utilizan para sus negocios: información acerca de quiénes somos.
En estos días el tema del derecho al olvido hierve en las redes sociales a partir del reciente dictamen de la UE sobre Google y el derecho al olvido. Para obtener una visión sencilla del asunto, Genbeta por ejemplo ha publicado un artículo en el que explica a qué sí y a qué no estaría obligado Google en esta materia: La UE ha hablado: no tiene que haber «derecho al olvido». Aquí tenéis el enlace al dictamen completo. Y, por supuesto, la conversación en twitter sobre el asunto y los artículos escribiendo sobre el tema abundan estos días.
El caso es que no me queda claro que nos movamos en la dirección correcta. Tanta transparencia, códigos de buenas prácticas y responsabilidad social corporativa pero la legislación tiene que andar detrás de los gigantes de Internet porque si pueden, parece que nos la cuelan. Sea en forma de evadir impuestos o en forma de quedarse con nuestra información como materia prima para sus negocios.
Por supuesto que aquí hay otra parte en juego tan importante o más: nuestro comportamiento. Al margen de lo que hagan o no esas compañías, todo parte de lo que nosotras ofrecemos. En realidad el origen de todo esto hay que situarlo en el fenómeno de la extimidad. Porque, a fin de cuentas, un buscador como Google indexa lo que tú yo hemos expuesto en Internet, ni más ni menos. Aunque, claro, para liarlo, las campañas de espionaje suman para crear un cocktail explosivo. La consecuencia: las actitudes de cerrazón ante las tecnologías e Internet encuentran buenos argumentos. Claro que los encuentran.
Yo no tengo conocimientos técnicos suficientes como para «defenderme» de estos ataques. Simplemente pienso que a mí no va a ocurrirme, que no me van a espiar, que no soy nadie para que usen información de mí. Pero las tecnologías asociadas a Big Data seguro que me contradicen. Soy como los demás, un sujeto que vuelca información en la red y de quien es más o menos fácil saber un montón de cosas. Pero pudiera ser que llegara un momento en que quiera bajarme de ese tren.
Por eso el derecho al olvido debiera, desde mi punto de vista, ser una opción. Porque pueden sucederte cosas en la vida que te pongan en la necesidad de eliminar información sobre ti. Y si esos gigantes no lo hacen, tú y yo sí que deberíamos poder hacerlo mediante una opción que fuera activida no por ellos sino por nosotros.
Mientras esto no sucede, en mi caso al menos la desconfianza no hace sino crecer. Las tecnologías traen consigo paradójicos progresos. Me temo.
4 comentarios
Otra cosa, esa de los beneficios de la conectividad de nuestra época, a la que también se le ha caído la máscara y muestra el rostro que tenía oculto, una expresión que hace tiempo que venimos intuyendo…Muchas cosas desmoronándose como un castillo de naipes…una lástima…
Hizo Enrique Dans un buen post al respecto hace unos días, y con una buena comparación, es lo mismo en las hemerotecas. Es decir, si has salido en el periódico de hace años eso sigue ahí, y no se va.
Si organizáis esa sesión de Aprendices y se dan bien las circunstancias no me importaría acercarme por allí que creo que debería llevar a mi familia a conocer Bilbao 🙂
[…] Mañana viernes vamos a realizar el decimoséptimo taller de Aprendices… que se dice pronto. Esta vez conversaremos en torno a eso llamado “derecho al olvido“, que en la wikipedia se define como “el derecho que tiene el titular de un dato personal a borrar, bloquear o suprimir información personal que se considera obsoleta por el transcurso del tiempo o que de alguna manera afecta el libre desarrollo de alguno de sus derechos fundamentales”. Ya escribí antes sobre este asunto: Derecho al olvido, Google y nuestra confianza en Internet. […]