Mujeres

Es buen día para acordarse. Pero no porque los del resto del año no lo lo merezcan. Es llamativo que en 2013 aún tengamos que marcar un día del calendario para reivindicar «derechos de la mujer». Porque aunque uno quiere pensar que el progreso es evidente, todavía el camino por recorrer parece largo.

Yo sigo empeñado en que buena parte del problema es su invisibilidad para muchas personas. Para hombres seguramente en su mayoría, aunque también lo será para ciertas mujeres. El peor problema es aquel que existe pero que se ha interiorizado como «situación normal». Ya lo decía alguien por ahí: «me pega lo normal». No llama la atención, luego no se mueve nada para modificar la situación existente. Esto creo que pasa mucho en el entorno empresarial, donde los modelos testosterónicos de gestión predominan.

Siempre parto de la base de que la diversidad enriquece. Si hace un par de días dejaba una reseña sobre la biomimética, aquí creo que tenemos un buen argumento: un sistema se fortalece en la medida que introduce ciertos grados de diversidad. Y la diversidad de género es salud e higiene para cualquier negocio. Enriquece la mirada y proporciona análisis con mayor perspectiva. Así de simple. Mejores decisiones.

Pensar que no hay problema cuando los datos sobre violencia de género son vergonzantes es huir de la realidad. Los valores de «posesión» perduran. «La maté porque era mía», frase lapidaria para la posteridad. Pudiera parecer que hablamos de ficción, de literatura, de cine, de algo irreal. Pero lamentablemente es demasiado real.

Este año el día internacional de la mujer centra su mirada ahí: en la violencia de género. Triste que suceda en 2013, cuando cabía pensar que los progresos hubieran sido mayores. Por eso sigue mereciendo la pena publicar un post sobre el asunto. Por eso sigue mereciendo la pena que nos propongan un doodle sobre la cuestión. Por eso sigue mereciendo la pena acordarse de las mujeres. Muchos motivos.